martes, 8 de octubre de 2024


Medio siglo después, memoria para Ángel Bouza Carballeira


Ángel y su mujer María Jesús fueron padrinos de bautizo de mi hija Sara. Cuando recibió la orden de trasladarse a Pasajes vino a despedirse a nuestra casa, entonces en Pintor Máximo Ramos (Canido). Mi compadre que, como queda escrito en la necrológica, era sargento buzo, iba con la misión de realizar tareas de revisión en los cascos de los barcos de la Armada, surtos en el citado puerto. Pegaba duro ETA y los militares tomaban sus precauciones.
Lo curioso del caso es que ese papel había sido adjudicado a un compañero de la misma especialidad, pero este, ignoro las razones, pidió que se derivase el destino y el destino fue el final para A. Bouza.
No recuerdo si se había abierto una investigación sobre las causas. El hecho fue que Ángel se sumergió y unas bombas de agua salada del buque en funcionamiento arrastraron violentamente el cuerpo de Ángel que resultó aplastado contra el casco. Terrible muerte.
Ángel Bouza Carballeira, vecino de Canido, era un gran profesional y una magnífica persona, dotado de una gran empatía lo que le generaba numerosos amigos. Nuestra relación, obviamente, era muy estrecha. Me había convencido para comprar un bajo pequeño en las casas de la cooperativa de viviendas de Canido, casi frente a mi domicilio en la citada calle M. Ramos. Aquel bajo lo dividimos en dos. Mi compadre quería montar un pequeño estudio porque era un gran amante de la fotografía, proyecto que no llegó a realizar debido al fatal suceso. El inmueble llegó a convertirse en una pequeña tienda y a mi parte, inicialmente, le adjudiqué uso de garaje particular y, mira por donde, acabó siendo la sede de la delegación del Faro de Vigo que ejercí durante dos años (1981-1983), hasta pasar a la plantilla de La Voz de Galicia.
Acompaño la necrológica publicada en Ferrol Diario (08-10-1974) y una foto de una paellada en la playa de Punta Penencia (Doniños, 1973) en la que participó un numeroso grupo de vecinos y vecinas del barrio de Canido. Ángel es el tercero por la izquierda en la fila de atrás, haciendo voces con el resto de personas que formaban ese corrillo y al compás que marcaban unos guitarristas improvisados, entre ellos Man Castro, al centro en esa misma fila.
                                                                    
Ángel Bouza Carballeira murió joven,  a los 41 años de edad. Siempre en la memoria.                                                             

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