De izquierda a derecha. José Varela, Man Castro, Eduardo Gómez Bellón (Baltar), José Manuel Orriols y Antonio José Pedreira. |
Se cumple hoy el quinto aniversario del fallecimiento del
periodista Eduardo Gómez Bellón, que firmaba sus trabajos con el sobrenombre de
"Baltar", en recuerdo al lugar de su nacimiento, en la parroquia
naronesa de O Val. Antiguo trabajador de Bazán, se incorporó al periodismo en
el El Ideal Gallego, y luego en Radio Nacional de España, siempre en las
delegaciones de Ferrol, tras un período en A Coruña. Fue un periodista muy
popular en los años 60 y 70 del pasado siglo. De los primeros profesionales de
la ciudad dedicados en exclusiva a la tarea informativa, junto a Andrés París .
Tras su jubilación anticipada, residió en Valdoviño y se mantuvo alejado de la
vida pública.
A su muerte, José Varela escribía en la sección de "Faíscas"
de La Voz de Galicia, "Generosos
hasta el sacrificio, "Baltar" y París (Andrés) son para la
intrahistoria del Ferrol, que preludiaba la recuperación de la democracia, dos
figuras esenciales en la crónica de la profesión más bella del mundo".
En efecto. Eduardo Gómez Bellón era un periodista de los
llamados vocacionales y "todoterreno". Dominaba todos los géneros bajo el principio ineludible de proporcionar a los lectores la mejor y más detallada crónica
del acontecer diario, fuese social, política, deportiva o de sucesos. En el
ejercicio de este último capítulo, siempre triste y desagradable, tenía un
arrojo especial para presenciar y narrar luego las escenas más escalofriantes. Era
compañero, pero era también amigo y la competencia y el afán de los
"pisotones" informativos nunca empañaba las buenas relaciones que
quería mantener con sus colegas de otros medios. Incluso si se le pedía llegaba a facilitar algunos datos de la crónica que él creía tener en exclusiva para que el
compañero no se fuese de manos vacías. Era en este sentido bueno y generoso.
Gómez Bellón, al jubilarse se recluyó en su ámbito familiar,
compartiendo tertulias y partidas de dominó con sus amigos, en frecuentados
locales hosteleros de Valdoviño, pero, como se dice más arriba, aislado del mundo
que vivió tan intensamente, como era el del periodismo. Al cumplirse un lustro
de su muerte, que ocurrió cuando contaba 70 años de edad, le recordamos.
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