A la derecha, Álvaro Paradela "escenificando" el papel de niñera, y Mario Couceiro que celebra la humorada, en una reunión de periodistas. A la izquierda, el reportero ferrolano Andrés París Rico |
Saben algunos, o bastantes amigos y amigas, que soy un humilde
y fiel defensor de la figura de Álvaro Paradela Criado, médico, escritor,
poeta, asiduo columnista de prensa, coruñés de nacimiento y naronés (Narón) de
adopción, arrollado mortalmente por un coche en diciembre de 1979, cuando
contaba 68 años de edad. Hoy voy a tratar de la relación de estrecha amistad y
camaradería que mantuvo con el también poeta y periodista Mario Couceiro Bescos
("Marius") (1920-2003). Tuve el privilegio de conocer a ambos,
particularmente a Mario Couceiro con el que coincidí en Ferrol Diario (1969-1981) y al que considero como un maestro. Poseían un rasgo
común, el sentido del humor, con independencia -y esto ya es más anecdótico- de
que los dos fueron cronistas oficiales. Paradela, durante su breve paso por el
Ayuntamiento de Curtis (A Coruña) y Couceiro en Ferrol.
Por cierto, unos días antes del trágico percance que le costó la vida, A.
Paradela publicaba en Ferrol Diario una "Carta de un "Cronista
vital" a un cronista oficial", que encabezaba así "Amigo y
compañero: Te escribe entre serio y cachondo tu probado amigo el también
Ilustrísimo Alvaro Paradela". Le recordaba que ambos tenían ese título y
que él firmaba siempre como "Cronista vital", título "que me he
dado yo a mi mismo". Añadía que nunca se había dedicado a escribir
artículos de recuperación de la historia de Curtis "nada de fortalezas o
"cidadelas", ni de batallitas...ni fastos"...Contaba asombrado,
eso sí, la subvida que me rodeaba y
penetraba...Veladamente era yo un contestatario. Lucían años cénit de Don
Francisco Franco"...Fui, claro, denunciado una, dos, tres veces. Se me
abrió expediente..."
Concluye "mis honorarios eran o consistían en lo
siguiente: papel, bolígrafos, sobres...Y el derecho, claro, de usar el más o
menos burocrático título".
Mucho antes, en abril de 1965, Álvaro Paradela escribía
"Conversaciones con Marius". De Couceiro Bescos decía:
""Marius", Mario Couceiro, poeta, periodista, profesor y otras
"pes" (padrazo, profesión, perorante) es una clara cabeza. De las
mejores cabezas que conozco de Ferrol. Perspicaz (otra pe), las caza al vuelo y
sin fallo. Y es agudo y reidor y punzante: abiertamente despectivo a la
española en lo que le repugna o estima mezquino o cursi. Me place
"Marius" como amigo". En ese artículo relata una supuesta
conversación entre ellos sobre los escritores que "entontecen" y
"desentontecen" y en un momento de ese inventado diálogo Mario le
pregunta a Álvaro cuáles creía que eran los que "desentontecen" y
este responde: "El P. Feijóo, el más universal, el más grande.
Contemporáneamente en ciertos aspectos, Vicente Risco y en otro plano W.
Fernández Flórez. J. Camba y en otro plano, no mejor ni peor sino otro, Borobó,
Francisco Pillado, Bocelo..." En ese momento de la conversación le
interrumpe Couceiro para apostillar: "Te faltan dos, Álvaro...Te olvidas
de dos" y Paradela le replica "¿crees tú que es lícito pecar de
inmodestos?". Lo remediaremos así, yo te cito a ti...Y yo, Marius, a
ti". Paradela termina "nos miramos...y nos dio simultáneamente tanta
risa, tantísima risa, que semejábamos estar leyendo el "Quijote" por
primera vez".
De la amistad y complicidad que caracterizaba la relación de
ambos, con motivo de la presentación del libro "Diálogos con Álvaro
Paradela. Ensaio, poesía e xornalismo", de mi autoría, editado por el Club
de Prensa de Ferrol con la colaboración del Concello de Narón, acto al que
invité, como no podía ser de otra manera, a Mario Couceiro, este me escribió
una carta que decía:
"Amigo Man: He leído tu "Diálogos con Álvaro
Paradela" de cabo a rabo. Luego de la lectura me sentí otra vez joven.
Todo el mundo paradeliano de los años 70 volvió a mi repentinamente. Has hecho
un trabajo hermoso y fiel de aquel tierno, inteligente escritor todo terreno,
ágil ensayista, poeta, casi genial prosista. Tu libro ha resucitado a uno de
los gallegos más altos que han dado el país, cuya estatura quedó semiolvidada
oficialmente. Humanamente, su estatura pasaba de la raya normal. Era un hombre
bueno y honrado a carta cabal. Quizá haya sido el mejor amigo que tuve nunca".
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