martes, 29 de abril de 2025

El médico y político Santiago de la Iglesia, objeto de una “velada necrológica” en diciembre de 1931

 

Las "veladas necrológicas" son eventos conmemorativos que se celebran para honrar y recordar a personas fallecidas. Estos actos suelen incluir discursos, lecturas de poemas o textos escritos por o sobre el fallecido, así como la participación de amigos y familiares que comparten anécdotas y recuerdos. El objetivo principal de estas veladas es rendir homenaje a la vida y obra de la persona fallecida, y ofrecer un espacio para que los seres queridos puedan expresar su duelo y encontrar consuelo mutuo.

Las veladas necrológicas no están necesariamente obsoletas, de hecho, tienen una presencia actual en diversas culturas y comunidades. Estas ceremonias han evolucionado a lo largo del tiempo, adaptándose a las sensibilidades y necesidades contemporáneas.

En la actualidad, las veladas necrológicas pueden variar significativamente según las tradiciones y preferencias de los participantes. Algunas son formales y solemnes, mientras que otras pueden ser más informales y personales. En algunos casos, se utilizan como parte de rituales religiosos o espirituales, mientras que en otros son eventos laicos organizados por familiares y amigos.

Además, con el auge de la tecnología y las redes sociales, algunas veladas necrológicas han incorporado elementos digitales, como la transmisión en vivo o la creación de memoriales virtuales. Esto permite a personas de diferentes lugares del mundo participar y rendir homenaje al fallecido.

Traigo esto a colación al haber recuperado en los periódicos antiguos un acto de estas características llevado a cabo a la muerte de Santiago de la iglesia y Santos en el Ateneo Ferrolano, del que el fallecido fue un ilustre miembro, acto que convocó a una numerosa y selecta concurrencia. Sucedió en los primeros días de diciembre de 1931. Considero que el relato puede ser de provecho para que conozcamos un poco más a este hombre que, aunque nacido en Santiago, hizo la mayor parte de su vida en Ferrol y aquí fue enterrado.

Antes de continuar adelante, quiero señalar que ya me referí en otra ocasión a este insigne personaje, pero entonces (Nordesía/Diario de Ferrol, 12-11-2023, tuvo que ver con el hecho histórico y puntual que se le atribuye al haber frenado un regicidio en Ferrol. Por cierto, de los hermanos Santiago y Alfredo de la Iglesia se ocupa el ilustre profesor Alonso Montero en el número 35 de FerrolAnálisis, que edita el Club de Prensa de Ferrol.

Balás destaca el perfil del homenajeado

Hecha esta digresión y recuperando el hilo de la velada necrológica subrayar que el primer orador fue Emiliano Balás, presidente de la entidad anfitriona, en nombre de la cual tuvo palabras de agradecimiento para los asistentes. A continuación, entró a analizar la vida fecunda de Santiago de la Iglesia, recordando sus interesantes conferencias en el anterior Ateneo ferrolano, “así como las improvisaciones que provocaban en él la controversia, que eran piezas oratorias verdaderamente tribunicias”, reza la crónica.

Habló también de su trabajo como antropólogo, botánico y entomólogo, así como de su labor en el profesorado, explicando física y química durante largos años en distintas academias particulares y en la Escuela de Artes y Oficios, conocimientos extensos de dichas materias que le llevaron al puesto de director del laboratorio municipal, que ocupaba al ocurrir su muerte.

Masones con Canalejas, entre ellos el primero de atrás,
a la izquierda, es Santiago de la Iglesia
Emiliano Balás alude a sus aficiones a la prehistoria, que le proporcionaron notoriedad entre los arqueólogos de la región, siendo notabilísima interesante y valiosa la colección de objetos históricos reunidos por él durante su época de forense en la circunscripción de Ferrol. Balás analiza igualmente la labor política de Santiago de la Iglesia y sus luchas, aludiendo al momento en que presentado candidato para diputado a Cortes, el pueblo de Ferrol le otorgó sus sufragios, “siendo aplastados e inutilizados por las malas artes que los caciques emplearon en un distrito rural (que no identifica), que hicieron imposible el triunfo rotundo obtenido en la capital del distrito”. Termina de la siguiente manera: “Al rendir este modesto tributo a su memoria y al verme viejo, enclenque y abúlico, pienso en lo efímero de nuestra existencia y exclamo: ¡admirado e ilustre compañero y amigo, hasta luego”.

Otro de los significados intervinientes fue el presidente del Centro Obrero de Cultura, Vázquez Galán, quien destacó del extinto homenajeado la condición de incansable obrero “y de su amor a los trabajadores; la inquebrantable unidad de su temple de acero cerrado a las lisonjas y las ofertas arteras”. Promete que muy pronto será publicada una amplia y completa biografía del hombre, tan justamente honrado en esa noche por el Ateneo ferrolano, leyendo al final una relación de algunas de las obras inéditas y que algún día habrán de ver la luz pública. “Yo me inclino, termina, con devoción y respeto en memoria de un honrado trabajador”.

Sanz: “memoria escrita de gratitud y ejemplo”

Por su parte, el distinguido médico de la Armada, Luis Pérez Carballa, lee unas cuartillas originales de Rodrigo Sanz, abogado, ateneísta e impulsor del agrarismo en Galicia. Empieza diciendo que la galería de vecinos ilustres de Ferrol, tan numerosa de hecho como escasa en escrito, tiene desde hace días una semblanza más que escribir y un hombre más que recordar. “50 años largos de vida activa, como amigo, como médico y maestro de tres generaciones, han distinguido y singularizado en la historia ferrolana su nombre acreedor a perenne recuerdo. Todo ello pide memoria escrita de gratitud y ejemplo”.

Ante los anhelos manifestados por algunos de hacer la biografía de hombre tan singular, dice que el Ateneo debe recoger esos esfuerzos y organizar luego él la síntesis. Trata de su ideología precisando que “era profundamente apasionado como hombre de alma recta violento a veces, pero sin odio ni envidia, tedio ni orgullo, sino siempre por amor profesando el principio de que no se puede amar una cosa sin odiar al que la odie”. Añade que su despego de las riquezas “fue el mismo que han tenido los santos canonizados por la Iglesia”.

 Tratando la faceta de político asegura que si Santiago de la Iglesia no figuró de lleno dentro del ideal socialista fue por pequeñas discrepancias, una especialmente la reclamación de los tres ochos pareciéndole que ocho horas de trabajo por igual en todo oficio y profesión era un simplismo anticientífico e irreal que no podía admitirse. Analizándolo en sus actividades varias, Rodrigo Sanz dice que tenía múltiples sorpresas, citando el caso de la lectura de un drama en prosa que una tarde leyó y que jamás imprimió ni trató de representar. “A pesar, dice, de que era un hermoso drama”.

Termina Sanz repitiendo la frase de Moriarty que Santiago de la Iglesia repetía y citaba frecuentemente y dice que, si es gran verdad que no morimos de todo, “él, en estos momentos se entera de lo que aquí estamos diciendo y sintiendo”. Pide, finalmente, que todos hagan el firme propósito de recordarlo como él lo ha merecido, “dando escrita su vida a los hombres y a los niños ferrolanos, que será darles como ejemplo cuánto de austera, esforzado y luminoso hubo en la vida del morador, que fue del Ferrol nacido en Compostela Don Santiago de la iglesia y Santos”.

Este artículo fue publicado en el supl. Nordesía/Diario de Ferrol, el domingo 27-04-2025

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