martes, 12 de abril de 2022

El liberalismo ferrolano en la construcción del modelo liberal gallego


Hay libros que llegan a uno, bien porque se los han regalado, bien porque los adquirió. Ocurre a veces que les echas un vistazo y los dejas para mejor ocasión o, en todo caso, si reúne las circunstancias, los sitúas en el apartado bibliográfico como documento de consulta. Uno de esos casos me ocurrió con la “Insurrección de Ferrol de 1872”, conocida como la “Insurrección de Pozas”, de Alfonso Gomis, Diputación de A Coruña, año 2000. Al andar estos días -como siempre- sumergido en los periódicos antiguos, me saltó a la vista este histórico episodio en “El Eco de Galicia, diario de la tarde” y localicé el libro para cotejar algunos datos.

Advertí que no tenía en la memoria el prólogo de este volumen. O no habría reparado en el texto o lo habría olvidado. Cualquiera de las dos circunstancias puede haberse dado.


El prólogo va firmado por el profesor Xosé Ramón Barreiro Fernández (foto). Y dice, entre otras cosas: 

Tienen razón cuántos, por razones objetivas y no localistas, ponen de manifiesto el escaso espacio que los historiadores dedicamos al liberalismo ferrolano en la construcción del modelo liberal gallego. La ciudad y comarca de Ferrol, cuna o residencia de prominentes liberales como Alonso y López. O’Connock, Ángel García Fernández, Moscoso de Altamira, Pita da Veiga, Fray Andrés de Villagelíu. Marini, Ángel Martínez, Díaz de Robles, Marqueli, Saturnino Calderón y Collantes, José María de Suances, Justo Gayoso, Francisco Suárez y Vicetto, por citar solo a algunos de los más relevantes. Colaboró en forma decisiva en la consolidación del liberalismo gallego. La desproporción entre esta contribución y el reconocimiento histórico obedece a varias razones, al difícil acceso a una documentación amplia y serializada por encontrarse dispersa (téngase en cuenta que el principal archivo de Ferrol está en un pueblo de Ciudad Real, el llamado Archivo Museo de Bazán de El Viso, una de tantas incongruencias del centralismo archivístico) […] En el Archivo Universitario de Santiago se encontraron varios legajos procedentes del archivo de Capitanía General, en su día tirados al realizar las obras de ampliación de Capitanía y que habían sido adquiridos por el ilustre Patricio compostelano Blanco Cicerón y en la actualidad depositados en el archivo universitario, que incluían riquísima información sobre esta insurrección.

Conclusiones: los hechos nos conducen a pensar que tenemos que continuar poniendo en valor aspectos que enriquecen nuestra particular historia, como es el caso del liberalismo ferrolano que destaca el profesor Barreiro Fernández, quejándose de que se halle envuelto en el manto del olvido, afirmación que aún hoy tiene vigor.

Las "cosas" de Ferrol en Ciudad Real

En segundo lugar, la verdad del centralismo archivístico. Algo tenían que hacer las autoridades ferrolanas para ver de acercar “el principal archivo de Ferrol”, que está nada menos que en un pueblo de Ciudad Real.

Finalmente, el poco caso que a veces dan las propias instituciones a las fuentes documentales. Según relata el prologuista con motivo de unas obras en Capitanía se habían tirado unos legajos que, menos mal, fueron recuperados y depositados en el Archivo Universitario de Santiago. Este caso me recuerda a otro que comenta la científica ferrolana Ángeles Alvariño (foto) en una de las cartas que se cruzó con un servidor (relaciones del Club de Prensa con la investigadora) en la que manifiesta:

En 1968, estuve unas semanas en España patrocinada por Scripps Institution of Oceanography (Universidad de California) donde trabajaba. El objeto de mi visita era obtener datos climáticos históricos sobre California, para lo cual efectúe mis investigaciones en los Archivos Navales, Simancas y los de Indias. El día qué me despedí en el Archivo Naval vi tirados debajo de una preciosa mesa de estilo renacimiento español, un libro grande con ilustraciones originales a todo color de peces. Recogí esos legajos del suelo y le pregunté al subdirector, con quién estaba hablando, de dónde procedían. Me contestó sin darle importancia que procedían de la expedición Malaspina. 

Entonces me dispuse a examinar con detenimiento aquellas magníficas reliquias científicas y pedí que hicieran copias en diapositivas de todas estas ilustraciones. A mi regreso a los Estados Unidos comenté con entusiasmo sobre este gran hallazgo. Cuando recibí las ilustraciones en diapositivas, me dispuse a obtener información sobre esta expedición y preparé conferencias que presenté en Scripts y en varias universidades y centros de investigación científica.

Es todo. Y no es poco para la reflexión.

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