jueves, 17 de enero de 2019

El poeta José Hierro, en el recuerdo

Los poetas Julia Uceda y José Hierro en Ferrol. Foto de Jorge Meis (2002)
Tengo al poeta madrileño José Hierro como hijo adoptivo de Ferrol, aunque realmente, en el mandato de Xaime Bello (BNG) (2002), le fue otorgada por la primera institución local la Insignia de Oro. Para el caso, tanto monta. Hierro acudió invariablemente durante más de veinte años, incluso “atado" visiblemente de algún "cable" cuando su salud se había quebrado, a formar parte del jurado del Premio Esquío, una actividad que en su día convirtió a Ferrol en referente internacional de la poesía, de la fiesta de la palabra.
En el pasado mes de diciembre se cumplieron ya 16 años de su fallecimiento. Fue en febrero del 2003 cuando -a propuesta de la profesora, intelectual y poeta Julia Uceda, amiga de Hierro y cofundadora de la Sociedad Cultural Valle Inclán, promotora del certamen Esquío- Diario de Ferrol, a la sazón el que suscribe era el director, le dedicó unas páginas especiales, cuya introducción reproduzco.



Hierro solía decir que en Ferrol se encontraba como en casa y en justa correspondencia esta ciudad lo distinguió honoríficamente, como queda escrito al principio de estas líneas, y apoyó, infructuosamente, eso sí, su candidatura al Nobel. Por su parte la entidad Valle Inclán lo hizo socio de honor y los ferrolanos y ferrolanas, entusiasmados con la palabra poética y admirados de su trayectoria, tuvieron oportunidad de conocerlo y tratarlo personalmente en cada edición del Esquío.
El vate madrileño, en sus estancias en la ciudad departamental se mostraba siempre muy asequible no solo a periodistas sino también a ciudadanos y ciudadanas que se acercaban a saludarle. Acerca de su humildad sirva lo declarado por él a raíz de haber tratado la personalidad de Federico García Lorca: “Yo soy, más de una vez lo he dicho, no por falsa modestia, sino porque tengo conciencia de mis limitadas posibilidades, un poeta de segunda división”. La humildad, esa cualidad o virtud que brilla con luz propia en seres de singular talla humana, como es el caso, y confiesan poseer tontos de salón que lucen una hipocresía sin fisuras.
Para terminar este recordatorio, quisiera asimismo subrayar su sentido del humor. En la “Revista de Occidente, nº 211, diciembre de 1998, hace algo más de 20 años, cuando se refirió a su libro “Cuaderno de Nueva York”, ciudad que Lorca había descubierto mucho antes para la poesía con “Poeta en Nueva York”, en un juego deliberado, que basó en imaginarias apreciaciones de plagio en los títulos, el poeta, escribió: “los temas poéticos son como la ropa de confección, pueden ser adquiridos por cualquiera que los necesita y no le importa que otros los hayan comprado antes, lo que no es óbice para reconocer que a unos les quedan mejor que a otros”.
José Hierro, entre los grandes humildes, entre los grandes de la lírica contemporánea, con gran sentido del humor, engrandeció la historia de la poesía española y gallega a través del Premio Esquío y, para la posteridad, dio brillo y esplendor a la propia vida cultural de Ferrol.

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