En octubre de 1895, El Correo Gallego daba cuenta de un mitin -organizado por la Junta de Defensa, creada para oponerse al traslado del buque "Infanta Teresa" a los astilleros vascos para reparar, decisión que para los ferrolanos fue considerada una afrenta muy grave- y la reseña terminaba así:
"Una patrulla de soldados de Infantería y dos guardias civiles rondaban innecesariamente por los alrededores de palacio".
Tal apostilla disgustó a algunos marinos y dio lugar a que se liaran a bastonazos un militar, hijo del Capitán General José de Carranza - marino este nacido en Nerja (Málaga) y padre del que fue alcalde y gobernador civil de Cádiz- y el director del rotativo ferrolano que actuó en defensa propia.
El relato de los hechos, según el propio periódico es el que sigue:
"A las siete y media de la noche (día 10) cuando terminada la labor para el número de hoy estaba nuestro querido director D. Ceferino Doce Punín departiendo en esta Redacción con los Sres. Becerra Armesto, González Cal y Abizanda, presentóse visiblemente agitado D. Juan Carranza, hijo del Capitan General del Departamento, y manifestó dirigiéndose al Sr. Abizanda que lo noticiado en el último de los dos párrafos transcritos era inexacto.-¿Quién es el autor de eso?-preguntó
-Yo-respondióle seguidamente el señor Doce".
Y sin que otra palabra mediara, Carranza levantó un bastón de que venía provisto, descargándolo sobre el director, quien a su vez, echando mano de uno de los bastones que allí cerca había, "respondió a la agresión con la agresión y a los dicterios y calificativos mortificantes, con el lenguaje que era propio del caso". Intervinieron pacíficamente los tres señores que presenciaban el suceso y el agresor retiróse pocos momentos después.
Interviene el otro hijo: "vengan uno a uno cuantos quieran"
No había transcurrido diez minutos, cuando descompuesto y a gritos apareció en la calle Real, a poca distancia de El Correo Gallego, otro de los hijos del capitan general Carranza, llamado José Ignacio. "En actitud provocativa -prosigue la narración del periódico ferrolano- plantóse en medio de la calle diciendo a voz en cuello que nadie era más valiente que él, que todos eran unos cobardes y que con todos se atrevía y a todos desafiaba. "Vengan uno a uno cuantos quieran", dijo lanzando el reto. Formose un grupo y algunas personas contestaron con silbidos mientras que el teniente coronel de Infantería de Marina José Sancho y otros amigos del Sr. Carranza aconsejáronle que se retirase y en efecto lleváronlo consigo.
"Muchas, pero muchísimas personas de todas clases y condiciones, correligionarios unos y otros eternamente nuestros rivales en política, apresuránronse a venir a esta redacción testimoniándonos un interés que con el alma estimamos y agradecemos. Se hizo necesario que cerráramos la puerta para evitar mayor aglomeración de gente que la que la capacidad del local permitía. Uno de los que prontamente se acercaron a nosotros, expresándonos su pesar por lo que ocurriera, es el Sr. D. Manuel de Cal y Vicente, a cuyas demostraciones de compañerismo considerándonos obligados.
Nuestro director resultó con una ligera contusión en una mano".
El Correo Gallego añade unas líneas editorialistas muy mesuradas y conciliadoras. "No habremos de ser nosotros viento que atice la hoguera ni corriente que desborde las pasiones, con inmenso esfuerzo contenidas hasta hoy". Precisaba, asimismo, que por su parte no había el menor sentimiento de desafecto hacia la Marina. "Con la suerte de la Marina corren ligados nuestros destinos, en su prosperidad fiamos la propia, en sus personalidades, los ferrolanos tenemos identificaciones de la sangre y de la amistad. Por la Marina y con la Marina siempre ha vivido el Ferrol en santa paz y perseverará siempre en que se mantenga".
Ambiente crispado
Este incidente se daba en un contexto de crispación en la ciudad cuando se dice "la difícil y peligrosa situación porque en estos momentos pasamos no ha sido creada ni por la prensa, ni por el pueblo; ambos han procedido en estos últimos días con sensatez y cordura dignas de aplauso".
Agrega "anoche mismo, el hecho inexplicable de que se buscara para prenderle al jefe del socialismo local, dio margen a tumultos, que llegaron a dejar temer que aconteciera algo desagradable". Y seguidamente cuenta el episodio
"…en momentos que el señor Fernández se paseaba por la calle Real, acompañado por varios amigos, se acercó a él un capitán con varios soldados y le dio la orden de que lo siguiera. Obedeció el Sr. Pedrosa y al llegar cerca de la casa que habita el exalcalde dimisionario, entró allí de donde salió más tarde para dirigirse al Centro Obrero en cuyo local esperaban gran número de individuos que comulgan en las mismas ideas del señor Pedrosa.
Al conocer lo sucedido, los ánimos se caldearon en grado superlativo y un grupo de unas 200 personas, armadas de palos, salieron en dirección de la calle Real, siguieron con rumbo a la Capitanía General, pero obedeciendo a las atentas indicaciones de la Guardia Civil y de personas respetables se disolvieron sin que ocurriera nada desagradable. Esta mañana parece que volvió a buscarse con insistencia al jefe de los socialistas, este se negó a dejar entrar en su domicilio a los que le querían prender y parece que intervino el Juzgado y cesaron las "buscas".
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