martes, 1 de julio de 2025

Victoriano Suanzes Pelayo, otro ferrolano alcalde de A Coruña

 

Victoriano Suanzes Pelayo fue un marino y político ferrolano que vivió a caballo de los siglos XIX y XX. Su padre, Victoriano Suanzes del Campo fue reconocido por Ferrol dando su nombre a la alameda del Cantón.

Fue en los años veinte del pasado siglo cuando, durante la dictadura de Primo de Rivera, Suanzes Pelayo ejerció de alcalde de A Coruña, aunque solo por un año, ya que, percibiendo grandes disensiones en el seno de la corporación, optó por dimitir con carácter irrevocable. Conviene recordar que, con anterioridad, el también ferrolano Juan Flórez había desempeñado en sendas ocasiones la alcaldía de A Coruña.

En este capítulo voy a prescindir de la carrera militar de Suanzes Pelayo para centrarme únicamente en el Suanzes político. El personaje fue minuciosamente tratado en la web “Nacidos en Ferrol” del también marino Antonio Blanco Núñez, cuya fuente me fue de gran utilidad.

En la dictadura de Primo de Rivera, mediante un Real Decreto de 30 de septiembre de 1923, se llevó a cabo el cese de todos los concejales de los ayuntamientos, con la posterior sustitución por juntas de vocales (contribuyentes no elegidos democráticamente), en un proceso dirigido por la autoridad militar; estos vocales serían los encargados de elegir al alcalde y al resto de cargos municipales.

El 8 de febrero de 1924, se produce la renovación de la corporación en el Ayuntamiento de A Coruña, siendo elegido para el cargo de alcalde Victoriano Suanzes Pelayo. El Correo Gallego, recogía la noticia: “Bien empiezan su labor los concejales del ayuntamiento coruñés eligiendo al Sr. Suanzes para presidir la corporación. Suanzes, que es ferrolano, hará una gestión brillante al frente del municipio. Pues no otra cosa cabe esperar de su gran cultura, su actividad, su don de gentes y sus conocimientos de la vida pública de La Coruña, que tan a fondo conoce”.

El acto se celebró a las seis de la tarde en el palacio municipal, en presencia del gobernador cívico-militar López Pozas, el alcalde saliente Laureano Martínez Brañas, entre otras autoridades civiles y militares, así como representaciones varias. Le acompañaban en la corporación como concejales, entre otros: Antón Vilar Ponte, (escritor, periodista y uno de los principales líderes del galleguismo de preguerra) como representante de la Federación Provincial Agraria Coruñesa; el teniente coronel retirado Manuel Insua Santos, promotor en su día de la Universidad Popular y de los “Amigos de los Árboles”; Antón Valcárcel, que perteneció a las “Irmandades da Fala” en calidad de secretario de la Cámara de Comercio local y Enrique Roel Munch, dueño de la imprenta Roel.

La Voz de Galicia de 9 de febrero, en una generosa cobertura, como no cabía esperar otra cosa, señala en la crónica: “Cuando los ujieres dieron la voz de sesión pública, la impaciente avalancha del público se precipitó en el salón, arrollándolo todo. Los más curiosos pugnaban por alcanzar los primeros puestos y se abrían paso a codazos y empujones. Varios vidrios de la puerta de acceso a la tribuna popular cayeron hechos añicos, produciendo el consiguiente estruendo. La confusión que se produjo fue hábilmente aprovechada por algunos espectadores poco aprensivos que se llevaron las barras de metal que adornan la mampara y protegen los cristales”.

Toma de posesión

Tras la intervención del alcalde relevado, Martínez Brañas, tomó la palabra Victoriano Suances expresando la emoción que sentía. Demandó de todos los presentes que sus primeros aplausos en presencia de la nueva corporación fueran dos salvas, una de saludo efusivo a la ciudad amada y otra a las personas que acababan de abandonar la casa por disposiciones de la ley. Agregó que no acertaba a expresar, con la intensidad con que quisiera, los sentimientos que guardaba su corazón, pues, al sentarse en un sitio tan enaltecido por ilustres antecesores, se sentía trémulo y emocionado. Y continuó: “Cuando está próximo a cerrarse este libro de mi vida, me veo obligado a abrirlo por sus postreras hojas para anotar unos renglones en lo que jamás pude soñar, para escribir en la casilla de honores y recompensas estas palabras, “alcalde de La Coruña, por lo mucho que la ha amado”.

Agregó Suanzes que era un ferrolano amante de su tierra y recordó la frase de Canalejas “no solo se es de donde se nace, sino de dónde se ama”, para expresar como en su alma se fundían sus cariños hacia los dos pueblos hermanos. Terminó su alocución de la siguiente manera: “Si veis que mi mano vacila o que mi pecho tiembla, pedídmela o arrancádmela, porque prefiero el tormento del despojo a sostenerla con vilipendio”.

Poco más de un año después, el 3 de marzo de 1925, Victoriano Suanzes presentó la dimisión con carácter irrevocable. El Correo Gallego señalaba al día siguiente: “Causó gran extrañeza y es muy sentida en La Coruña la dimisión presentada ayer por el alcalde. Era irrevocable, a pesar de los intentos del gobernador civil por frenar su decisión. “Nosotros -dice El Correo Gallego- hemos de lamentar sinceramente la marcha de la alcaldía del digno marino, ya que su gestión ha resultado todo lo acertada que podía esperarse de su gran capacidad, beneficiosa para los intereses locales haciéndose acreedor el Sr. Suanzes al aplauso de todos los coruñeses que no regateamos en darle desde estas columnas”. Suanzes Pelayo fue sustituido por Manuel Casás Fernández.

Su labor como alcalde

En su etapa como alcalde entre 1924 y 1925, refiere Blanco Núñez que se pueden destacar, entre otras actuaciones, la solicitud  al Directorio Militar de la desaparición de la vetusta y antihigiénica cárcel del Parrote, siendo uno de los impulsores de la construcción de la cárcel provincial en Agra de Monte Alto, frente a la Torre de Hércules; aprobó el retorno de religiosas (Hermanas de la Caridad) a las labores de atención y gestión de los establecimientos benéficos municipales, “que sería el detonante para que Antón Vilar Ponte, presentara su dimisión”; peatonalizó en 1924 la calle Real y tuvo que enfrentarse a la aparición en la ciudad de diversos casos de viruela, para lo cual emitió un bando bajo el título: ¡A vacunarse y revacunarse!

Victoriano Suanzes Pelayo falleció el 14 de octubre 1929 en La Coruña, a la edad de 71 años. Al día siguiente su cadáver fue trasladado desde su casa en el Cantón Grande al muelle de la dársena de donde zarpó con el féretro el remolcador de la Armada “Marinero Jarama”, que lo trasladó a Ferrol, cumpliéndose el deseo expreso del finado. A su llegada a Ferrol, quedó instalada la capilla ardiente en el Arsenal y al día siguiente, con los debidos honores, fue conducido al cementerio ferrolano.

Legado literario

A finales de 1891, publica en la imprenta de El Correo Gallego “Breves Apuntes de Meteorología Náutica, Oceanografía y Derrotas”.  En 1917, del mismo modo, saca a la luz “A las Mujeres. Injusticias de los hombres”, donde reflejaba las doctrinas de la ilustre ferrolana Concepción Arenal, de la que era un gran entendido y admirador. Se trataba de una obra de teatro, en la que elogiaba a la mujer en todas sus facetas, destacando su inteligencia, capacidad de trabajo y abogando por la igualdad de derechos con los hombres y en 1928 publicó “La bolsa del pescado en La Coruña”.

 Este artículo fue publicado en Diario de Ferrol el domingo, 29-06-2025