Estos, entre otros, -solo
seleccioné unos pocos para no cansar- fueron titulares o valoraciones en prensa
de la época a la hora de enjuiciar la figura deportiva de Manuel Rivera, que
dio durante muchos años su nombre al viejo Inferniño. Al construirse el nuevo
campo de A Malata se ignoró la memoria de este gran jugador racinguista, que
merece cuando menos la erección de ese busto que con ocasión de un partido de
homenaje en los años cincuenta se proyectaba materializar y que, finalmente,
quedó pendiente.
En el aspecto físico y
humano se dijo: ancho de cuerpo, redondo de cara, rubio el color, dulces ojos,
noble dentro y fuera del campo. Con gran sentido del humor, apreciaba tanto a
su Ferrol y a su Racing que descartó ofertas importantes de equipos poderosos
de la época para quedarse defendiendo los colores verdes de su equipo. Pedro
Basterrechea precisó en aquel momento que pudo ser internacional de haber
alineado con el Madrid o Barcelona.
Tras retirarse se dedicó
en cuerpo y alma al club Ferrol. Sarmiento Birba escribió "Hizo de todo,
desde entrenador eventual a preparador físico,
desde utillero y hombre del "agua milagrosa" a delegado en
viajes y concentraciones. El crítico deportivo propuso, tras su fallecimiento, que se le denominase honoríficamente "mister Racing".
Datos
biográficos
Nacido en A Graña en 1904
inició su carrera a los 18 años en el "Deportivo Ferrol", destacando
prontamente. Los coruñeses lo llevaron con Cancela al Deportivo para jugar,
primero contra el "Vigo" y el "Fortuna" y después contra la
fusión de ambos, el Celta. Más tarde, formando parte del equipo herculino jugó
contra la selección uruguaya. En todos los compromisos brilló Manuel Rivera
(Riverita) en su labor de medio centro.
En 1923 ingresa en el
Racing y realizó diversas excursiones por la península con el Deportivo y el
Eiriña de Pontevedra. Fue propuesto para "posibles" y
"probables" de Madrid impidiendo su elección "ciertas
zancadillas futbolísticas de ingrata recordación" escribía en El Correo Gallego el cronista que
firmaba "Ra-Ra-Ra". En el año 1928, solicitado por el Celta acompañó
al once vigués por América, pero, sorprendido por una dolencia no pudo alinear
en ninguno de los partidos.
En una especie de
biografía que publica el periódico ferrolano El Correo Gallego el 04-12-1928, "Ra-Ra-Ra" escribe:
"Rivera es el medio centro galaico por excelencia; ningún otro le aventaja
en el arte de distribuir juego, pocos poseen su chut y su clásico juego de
cabeza es de lo más hermoso que pueda darse. Tiene un defecto, ser modesto,
excesivamente modesto y una virtud, poseer el más acendrado espíritu de compañerismo".
Rivera fue objeto de tres
homenajes, dos en vida en los años 1926 y 1932 y otro póstumo en el 1955.
El 28 de septiembre de
1926 algunos periódicos daban cuenta de un homenaje a Manolo Rivera, rendido en
el intermedio de un Racing-Celta (1-2). El acontecimiento deportivo viene
recogido en "La Libertad" y "El Correo Gallego": "con
extraordinaria concurrencia se celebró el partido de homenaje al medio centro
Manolo Rivera. En el descanso recibió numerosos regalos, tales como 5.000
pesetas del Club y una sortija de oro con el escudo del Racing, obsequio de la
peña "Nuevo Club".
En agosto de 1932 se
celebró un partido de homenaje entre el Racing y un combinado gallego que
terminó con el resultado de 3-2 favorable a las filas locales. Dice una reseña
de este encuentro que de los dos goles de la selección uno fue en claro fuera
de juego. Este partido tuvo repercusión en la prensa especializada y páginas
deportivas de los periódicos nacionales. El rotativo Luz incluso concreta las alineaciones.
Selección gallega: Lilo;
Neno, Alejandro; Marcial, Esparza, Fariña; Torres, Triana, León, Valcárcel y
Polo.
Racing: Juan; Pardo,
Moreno; Ginés, Rivera, Basterrechea; Toralla, Peguerul, Cupons, Barrios y
Miranda. Otros periódicos como La Tierra,
La Voz, el Heraldo de Madrid…dieron cuenta de esta cita en honor de una
"gloria deportiva como Rivera Martorell".
El homenajeado recibió,
entre otros numerosos regalos, una
valiosa estilográfica por parte del Racing y una medalla de oro del Celta de
Vigo.
La
polémica con el seleccionador nacional
En
el año 1931 se produce una polémica a raíz de una decisión del seleccionador
nacional Sr. Mateos que influenciado por su asesor en Vigo solapa a Rivera con
un jugador del Celta, Vega, para formar parte del combinado español. En El Eco de Santiago se recoge esta
protesta de los círculos ferrolanos por lo que consideran una injusticia
manifiesta. En el mencionado periodico santiagués se dice (sin firma) que
Rivera es el "único e indiscutible medio centro de Galicia y España, pese
a todas las campañas en contra". En esa ocasión España se enfrentaba a
Italia en San Mamés. El periodista que esto afirma invita al seleccionador
nacional a que vea él, personalmente, el juego de Manuel Rivera y que no se
deje influir por una actitud parcial de su asesor olívico. Y termina "Se
explica, Sr. Mateos, concejal del Ayuntamiento de Bilbao, redactor-jefe de la Gaceta del Norte, seleccionador, recién
casado…son demasiados oficios para desempeñarlos a conciencia".
En
este contexto, Manuel Rivera envía una carta al Heraldo de Madrid en la que entre otras cosas dice "…el mismo
hombre de confianza que ahora asesora al Sr. Mateos me ha llevado diversas
veces a jugar a Vigo y hasta me embarcó en la aventura de la Argentina con el
Celta, señal de que no era tan malo como ahora dice". En otro momento
agrega "Nunca tuve pretensiones de ninguna clase y menos de ser
seleccionado" y tras referirse a los favoritismos que se registran en los
altos órganos federativos apostilla "yo quiero terminar mi modestísima
carrera futbolística en donde la he empezado".
Muere con 48 años de edad
El día 15 de noviembre de
1952 fallece Manuel Rivera Martorell. Era joven todavía. Solo 48 años. Todas
las necrológicas destacaban su preciosismo en el campo de fútbol y su talla
humana como persona. Entresaco algunas afirmaciones de los obituarios del día
siguiente. Orestes en La Voz de Galicia
señala "Fue un extraordinario medio centro, el mejor de cuantos ha dado
Galicia y uno de los mejores del fútbol español". En otra necrológica que
no lleva firma se dice "modelo de deportistas y caballeros. El nombre de
Rivera está ligado a las épocas más fecundas y gloriosas del fútbol
regional…supo permanecer siempre fiel a
sus queridos colores desoyendo tentadoras ofertas de otros equipos…su fama
traspasó las fronteras de Galicia extendiéndose por España adelante y países
del extranjero".
El articulista
"META" dice "espejo de deportistas, modelo de esfuerzo al
servicio del club…fue el máximo puntal del Racing ferrolano en todos los
tiempos".
Manolo Rivera, entrenador |
Partido de homenaje
póstumo: 1955
El encuentro de carácter
póstumo se celebró el 15 de mayo de 1955, tras haberse suspendido el previsto
para el 3 de enero de 1954 (combinado Ferrol-Celta contra el Deportivo) debido
a que la directiva del cuadro coruñés no quiso en esa ocasión enviar a sus
titulares para salvaguardar los intereses de la competición oficial.
Volviendo al 15 de mayo de
1955 he de resaltar que en aquel momento se hace constar en la prensa que con
la recaudación de este partido sería erigido un busto que debería ser instalado
dentro del estadio municipal que lleva su nombre, iniciativa, como antes
precisaba, que podría ser ejecutada el año próximo cuando se celebren los
fastos del centenario del Club, saldando así una deuda histórica, aunque sea
sesenta años después. De esta manera me sumo al emplazamiento que en el mismo
sentido hacía recientemente en las redes sociales, el critico literario, poeta
y amigo Vicente Araguas.
El partido
Racing-Deportivo, que terminó con la victoria de este por 3-1 fue arbitrado por Castiñeira -hombre
corpulento y atlético, al que tuve oportunidad de conocer ocasionalmente allá
por los años sesenta- al que se le entregó en el descanso el silbato de plata
con incrustaciones de brillantes que fue adquirido por suscripción popular entre
un grupo de aficionados como premio al ascenso de categoría del trencilla
local.
Recuperando el programa
del homenaje añadiré que antes del encuentro principal se disputó otro de veteranos
ferrolanos contra coruñeses que finalizó con el resultado de 2-1 favorable a
los locales. En el bando coruñés alinearon: Rodrigo, Ferrín, Ponce, Vigo,
Neira, Alejandro, Breijo, Triana, Elicegui, Chacho y Diz.
En los ferrolanos:
Yurrita, Moreno, Portugués, Silvosa, Basterrechea, Ferreiro, Toralla, Barón,
Nidáguila, Herodes y Vázquez. Marcaron por los locales Vázquez y Barón en el
primer período. El gol del honor de los herculinos se materializó en la segunda
mitad, obra de Ponce ejecutando la pena máxima.
Respecto al partido
central, el Deportivo alineó a: Otero, Tomás, Rodolfo (Zubieta), Irusqueta,
Celma, Juananco (Marín), Polo, Bazán (Lexo), Pahiño, Gárate (Casteleiro) y
Tino.
Por el Racing: Bernabé
(Zamorita), Anca I, Olavide (Laredo), Anca II, Carlos, Ares, Chillón, Rafael
Franco, Fábregas, Alcalde y Toñín.
Los tres goles de los
coruñeses fueron marcados por Pahiño (2) y Bouza. El del honor de los
ferrolanos, Chillón.
Ese día se llevaron a cabo
ofrendas florales en el cementerio de Brión en donde fue enterrado y se
descubrió un placa con el nombre de futbolista fenecido a la entrada del
estadio. Hubo quien pidió que se erigiera un busto y la corporación local
acordó, a su muerte, darle el nombre al terreno de juego del Inferniño,
auténtica cátedra de Manolo Rivera.
Con tal motivo, la emisora
de Radio Ferrol realizó un programa
especial.
Campeones gallegos |
Anecdotario
Él era auxiliar primero de
servicios técnicos de la Armada y en los días de la sublevación militar contra
la República "yo tuve que salir -cuenta él mismo Rivera- de la oficina
para casa entre tiros, pero sin miedo alguno. En vez de esconderme de portal en portal iba por
el centro de la calle gritando con las manos en alto: Soy Manolo Rivera,
muchachos no me disparéis" y como por suerte todos me querían mucho llegué
a casa como había salido de la oficina".
En otra ocasión el equipo
tenía que desplazarse a Vigo, pero no había cuartos para afrontar los gastos
del viaje. Las crónicas señalaban que todo el mundo estaba muy quemado de poner
dinero. "Todos tenían los bolsillos muy castigados con el dichoso
Racing", se lee en una de la reseñas periodísticas. Pues bien, Manuel
Rivera se fue al domicilio de dos directivos
y de un hombre de negocios y con el dinero en el bolsillo convocó a la
plantilla y al chófer del autobús y llegaron a Vigo con el tiempo justo para la
celebración del encuentro. Sin apenas descanso, saltó al terreno de juego y se
partía el pecho controlando el centro del campo y enviando balones de cabeza a
los extremos.
Una tercera anécdota.
Durante un partido en el Inferniño, un joven rival llegó a arrebatarle un balón
de cabeza, cosa muy rara, tal era la seguridad con la que actuaba Rivera, pero
este al ver el lance derribó al otro jugador trabándole las piernas. El
futbolista afectado le dijo "como me haces esto tú, Manolo" y Rivera
lo abrazó por los hombros y le espetó
señalando al graderío: "si dejo escapar a un chaval como tú me pondrían a
parir durante toda la semana. A fin de cuentas no te hice daño alguno".
No obstante su gran bonhomía personal y nobleza deportiva se vio envuelto en algunas situaciones polémicas, pero que fueron debidas más a malos entendidos que a deliberadas actitudes del jugador, Por ejemplo, en el año 1929, tras ganar el campeonato gallego, el Racing entra en una caída libre perdiendo algunos encuentros con los colistas e inmediatamente la Junta Directiva le aparta del equipo, junto con otros dos o tres "equipiers" (denominación de la época), pero a los pocos días sorprendido y disgustado se dirige a la directiva pidiendo su reincorporación, siendo admitido inmediatamente.
En los años veinte es inhabilitado por tres meses e incluso penalizado por alinear indebidamente con el Deportivo, pero estas situaciones se dieron por supuestos "chanchullos" de los gestores del equipo coruñés a los que Rivera se confiaba en la creencia de que habían solicitado la debida licencia al organismo federativo correspondiente.
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