El astillero
de Vila y Cia., oro en la Exposición Regional de Lugo
En agosto de 1896, los astilleros de los señores Vila y Cía. de La Graña preparaban su presencia en la Exposición Regional de Lugo, que se llevaría a cabo entre los últimos días de agosto y el mes de octubre. La maqueta -pena de una foto, elemental en este caso- era considerada como una muestra de los adelantos que en pocos años ha hecho dicho establecimiento naval, “digno por todos conceptos del favor público y de la protección del Estado para el que está trabajando en la actualidad, pues a la perfección con que allí se ejecutan los trabajos, se une también la economía si se atiende a los precios bajísimos a que está construyendo los avisos torpederos de 823 toneladas “Doña María de Molina”, “Don Álvaro de Bazán” y “Marqués de la Victoria”, subrayaba el periódico de la época La Monarquía.
Dicha
maqueta consistía en una mesa forrada por sus costados y tapa de paño encarnado
con cantoneras de pino barnizado de 8,40 metros de largo, 2'00 de ancho y 0,90
de altura. Sobre dicha mesa descansaba una elegante urna de pino barnizado de
6,90 metros de largo, 1,35 de ancho y 1,30 de altura, cuyas caras laterales estaban
divididas en tres marcos que cerraban tres grandísimos cristales y cuyas
cabezas lo formaba uno solo.
Dentro de la
urna y figurando una grada, asienta sobre sus picaderos el modelo del cañonero “Doña
María de Molina”, compuesto de dos cuerpos separados, el de proa y el de popa.
Este modelo, que es todo de cedro sin barniz alguno, está forrado por un
costado y completamente abierto por el otro a fin de dejar ver todos los
detalles de construcción, como cuadernas, bajos, mamparos y distribución
interior, apreciándose los menores detalles “ejecutados con una perfección y
acabamiento tal que dudamos pueda presentarse un ejemplar mejor en ningún
astillero de los más afamados del extranjero”, enfatiza la crónica.
La
historia, en cuadros de nogal
Por las
dimensiones de la vitrina, la tapa de esta deja desde el asiento hasta los
bordes un espacio de unos cincuenta centímetros todo alrededor. Este espacio ha
sido ocupado del modo siguiente: en las cabezas se han colocado dos magníficos
cuadros de nogal barnizados, en uno de los cuales va en breves líneas la
historia del Astillero, el más antiguo de los particulares de España, historia
formada en extracto con los nombres de los barcos que construyó en su primera
época, barcos de madera y vela; segunda de barcos de madera y de vapor y tercera
de barcos de acero, de guerra y mercantes, “que acusan cuanto ha contribuido y
contribuye la casa de Vila al progreso de las industrias navales españolas”.
El otro
cuadro recreaba los cañoneros que en ese momento construía la casa para la
Marina de guerra, con una descripción sumario de sus partes más importantes
como dimensiones principales, casco, máquinas, distribución de mamparos,
artillería, etc. Este trabajo hecho por el delineante Tomás Lorenzo Pardo “revela
en su autor grandísima paciencia por los minuciosos y diminutos detalles que encierra
y, al mismo tiempo, la delicadeza de sus líneas pone muy alto el nombre de ese
delineante entre los de su clase por la perfección del trabajo”.
Encima de la
mesa y a un costado y otro, artísticamente colocados, se ubican dos modelos de
despiece del “María de Molina” y de los tres cañoneros “Marqués de Molíns”, “Vicente
Yañez Pinzón” y “Galicia”, construidos tres años atrás por la casa Vila y a esa
altura prestando servicio en la Isla de Cuba. También se han repartido, en los
huecos que dejan los modelos, fotografías del astillero y de los talleres y
gradas, así como dos modelos al natural de remachado de plancha, uno
representando los remaches de punta de diamante usado para las calderas de
vapor uniendo dos planchas solapadas y otro de dos planchas a tope con cubrejuntas
de dos filas de remaches con cabeza a nivel de la cara vista.
Llamaba la
atención en esta plancha el calafateo de su junta, “la cual es imposible de
percibir ni aun para la mejor vista acusando una notable habilidad en los
operarios que lo han ejecutado”. Completan el espacio sobrante sobre la mesa,
un sombrero de teja y una montera hechos con plancha de acero de tres
milímetros repujada en la fragua y sin soldadura alguna,” trabajo notable que
acredita una vez más que los operarios ferrolanos de metales no tienen que
envidiar en cuanto a destreza e inteligencia a los de ninguna parte”. Las caras
verticales que cierran la mesa ostentan en sus cabezas un rótulo que dice:
«Astillero de Vila y Cía—LaGraña. Ferrol» y en los tres marcos de las laterales
"se han formado otros tantos trofeos hechos con herramientas de herreros,
armadores, remachadores, carpinteros y algunos atributos de marina.
Candelabros
de bronce
Rodean,
finalmente, la instalación unos candeleros de bronce unidos por un cabo de
abacá, formando a una distancia de medio metro de la mesa una valla que impide
que los visitantes de la exposición puedan aproximarse demasiado y tocar los
objetos expuestos.
Insistimos,
vista la descripción de la maqueta a exposición, cuánto desearíamos tener una
fotografía que, realmente, economizaría palabra escrita y reflejaría, huyendo
de un texto, tal vez algo tedioso, el arte de las personas que han participado
en su diseño y construcción. Tal es así que el articulista de La Monarquía
terminaba de esta guisa:
“Al terminar
nuestra reseña, no podemos menos de felicitar con entusiasmo verdadero a los
señores Vila, a sus ingenieros, y a su inteligente y laboriosa maestranza, porque
todos no solo contribuirán sin duda alguna a dejar en la próxima exposición
bien sentado el pabellón de la industria ferrolana, sino que serán allí un
testimonio para los de otras provincias que no la conocen de cuan digna es de
admiración y respeto por todos los españoles y sobre todo por sus Gobiernos,
que si no la han atendido siempre cual se merece, habrá sido tal vez por no
conocerla de cerca y de una manera práctica y tangible”. Dicho queda y añadamos
que la artística maqueta fue medalla de oro en la citada Exposición Regional de
Lugo, junto con el Arsenal y Escuela de Artes y Oficios, entre otros.
Publicado en el suplemento dominical Nordesía/Diario de Ferrol, 24-11-2024
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