lunes, 2 de julio de 2018

El histórico conflicto de las aguas contaminadas de la fuente de Ínsua que originó un amotinamiento de las mujeres del barrio de Canido en los años veinte.



La zona del lavadero de Canido, convertida en la actualidad en
espacio de recreo para los niños y niñas
Leo en El Pueblo Gallego, 11-09-1928: "Los obreros municipales clausuraron la fuente (de Ínsua) y derivaron las aguas por conducto subterráneo hacia un lavadero. Las mujeres se amotinaron y estos tuvieron que hacer su labor con gran dificultad". Me llamó la atención y me despertó el interés, entre otras razones, porque he vivido varias décadas muy cerca de lo que hoy es un espacio de recreo para la grey infantil. Así que le seguí la pista a esta rebelión de mujeres de Canido y esto fue lo que me encontré.

 En El Correo Gallego, 11-08-1928: El médico del laboratorio municipal Santiago de la Iglesia dictamina
"La infección fue acusada por los últimos años del segundo tercio del siglo pasado (s. XIX) por mi, por el médico municipal, don Ángel Linos, nuevamente por mi en 1875 como subdelegado de Medicina y en varias juntas de sanidad, al mismo tiempo de las "De los tres caños", Palomas, Dique y plaza de Armas. Solo logramos que se destruyese la mortífera fuente de la calle Galiano que tantas vidas ha segado".
Relata De la Iglesia otros estudios según los cuales, la fuente de Insua era una de las más infectadas casi al igual que las de San Amaro, Dique y plaza de Armas.
"La protesta del vecindario de Canido se entiende -razona De la Iglesia- porque el vulgo confunde el grado de sabor del agua con su contenido patógeno, que desconoce…"

El médico Santiago de la Iglesias y Santos
El 30-11-1928 en una sesión del Ayuntamiento (el alcalde era Antonio Usero) se da lectura a una moción de varios concejales que piden que en vista de haberse inutilizado la fuente de Ínsua, "donde acostumbraban acudir a lavar muchos vecinos pobres del barrio", se proceda a la construcción de un lavadero al costado del depósito del agua de la Puerta de Canido o en la Malata, en las proximidades del túnel para los ramales del ff.cc. El pleno acordó, por de pronto, hacer la ampliación del lavadero de la fuente de Ínsua y aprovechar el agua que sale del túnel con el fin de hacer un lavadero en las proximidades de la zona de Ferrolviejo (sic).

No obstante, parece que este asunto se aprobó dos veces o cuando menos se producen informaciones periodísticas contradictorias toda vez que, tres años más tarde, se vuelve a escribir sobre la ampliación del lavadero, tal como se desprende del siguiente suelto de prensa con fecha 13-06-1931: "Se aprueba el proyecto para la ampliación del lavadero de la fuente de Ínsua". La otra aprobación, como queda explícito, fue en noviembre de 1928. 

Pero antes de este último hito en el procedimiento formal, en septiembre de 1929, el periódico local da cuenta de que los vecinos rompen los precintos colocados en los caños para utilizar de nuevo las aguas cuyo uso se había prohibido. El alcalde Usero dictó severas y radicales sanciones contra los que en el futuro contravinieran la disposición municipal.

A todo lo anterior es preciso señalar que en las primeras décadas del siglo XIX de esta fuente manaba agua de excelente calidad "las mejores aguas de la población", de acuerdo con  el relato del historiador José Montero Aróstegui.