La figura de Antelo ha
despertado siempre mi curiosidad y en uno de estos días de atrás me dediqué a
hacer un rastreo por los periódicos antiguos para saber algo más de lo que ya
conocía. Andrés Martínez Salazar,firmaba en "El Correo Gallego"
de 24 de diciembre de 1903: …"pocas ciudades podrán en el corto período de
un sigloostentar, como Ferrol,un cuadro más brillante y numeroso de hombres
ilustres en todas las manifestaciones del entendimiento y laboriosidad
humana".
Esta afirmación estaba
hecha a propósito de abordar el personaje Antelo, constructor de relojes
(Santiago, Lugo y monasterio de Sobrado), artífice de las máquinas de bombas de
los diques viejos, las primeras que se montaron en Europa, inventor de
quinqués, que llevaban su apellido, conocidos más comunmente como "velones
Antelo"…Tenía tanta habilidad que sin conocer los signos musicales hizo
varias mesas de música.
El historiador ferrolano
Guillermo Llorca dice en su obra "Ferroláns" (Biblioteca de
Ferrolterra. Edicións Embora) señala "Como exemplo da súa formación e
pragmatismo adapta varios muiños da zona e con eles tornea os cañóns que acadan
un magnífico rendemento". RecuerdaLlorca Freire que el ingenio y conocimientos de Antelo Lamas hacen que
alcance en 1811 la graduación de ingeniero extraordinario de la Real Armada.
Fue director de la fábrica de la moneda de Jubia en dos ocasiones y dirigió
talleres varios.
De las obras "imperecederas" de los ferrolanos da fe el titular de "La Noche" de fecha 14 de agosto de 1965, al abordar el reloj de la catedral de Santiago construido por Andrés Antelo Lamas. Es curioso, antes de seguir, que en uno de estos reportajes del citado rotativo, datado en el 6 de mayo de 1952, Jesús R. Alvite subrayaba "…su autor(del reloj) fue el ingeniero compostelano don Andrés Antelo, nacido en la inmediata parroquia de Conjo", cuando realmente nació en Ferrol el 27 de mayo de 1774 y falleció el 25 de mayo de 1844.Casi llega a nacer y a morir el mismo día del mismo mes con 70 años de diferencia.
Decía R. Alvite en
"La Noche", de 6 de mayo de 1952, que el reloj de la catedral de
Santiago, construido en 1831, nunca había sido sometido a reparación alguna
durante 27 años y en un alarde de periodismo divulgativo, explicaba que recibía
cuerda desde 1890 "por los servicios de la "Casa Gamallo",
cuerda que duraba 12 horas. En este menester actuaban dos personas y en la
operación invertían doce minutos. Utilizaban una manivela "y el trabajo
era un alarde fuerza". La pala de las horas pesa o pesaba 500 kilos, la de
los cuartos, 200 kilos. Las campanadas, escribía el periodista compostelano,
son audibles en La Estrada.
Encima del reloj se leen
dos inscripciones de clásico estilo, firmadas por Andrés Antelo, están en latín
y la de mayor importancia traducida dice lo siguiente: "Del mismo modo que
huye esta máquina al empujar las horas con sus no interrumpidos movimientos y
no permite la más pequeña dilatación así escapan los tiempos, así va corriendo
la vida de los hombres hasta que la corte con su güadaña la Parca poderosa".
Volviendo al personaje
Antelo, Borobó en su sección de "Anacos" escribió:
"Llegó a construir
mucho antes que los fantásticos técnicos de Yankilandia un "robot", o
sea, un hombre mecánico. El muñeco de Antelo anduvo por las calles de Ferrol
con una firmeza y un aplomo que causó asombro en la ciudad departamental. Una
evocación del robot de don Andrés paseándose entre las damiselas ferrolanas que
estrenan romanticismo, bien merece una glosa de una pluma más galana que la
nuestra en este tiempo de hogaño en que la cibernética está de moda",
acuñaba Borobó. El Ayuntamiento de Ferrol le dedicó una calle en el barrio de Esteiro y su nombre figuraba en la popa de un remolcador.
"Manuel Rivera formó
con Silvosa y Basterrechea la mejor media del Racing de todos los tiempos".
"Manuel Rivera fue el mejor medio centro que dio Galicia, intratable en el
juego por alto, completamente inútil discutirle un balón". "El hacer
un canto a sus méritos sería una labor inacabable y que en todo momento
resultaría pálida con la realidad. Fue el más grande futbolista que salió de la
cantera local".
Estos, entre otros, -solo
seleccioné unos pocos para no cansar- fueron titulares o valoraciones en prensa
de la época a la hora de enjuiciar la figura deportiva de Manuel Rivera, que
dio durante muchos años su nombre al viejo Inferniño. Al construirse el nuevo
campo de A Malata se ignoró la memoria de este gran jugador racinguista, que
merece cuando menos la erección de ese busto que con ocasión de un partido de
homenaje en los años cincuenta se proyectaba materializar y que, finalmente,
quedó pendiente.
En el aspecto físico y
humano se dijo: ancho de cuerpo, redondo de cara, rubio el color, dulces ojos,
noble dentro y fuera del campo. Con gran sentido del humor, apreciaba tanto a
su Ferrol y a su Racing que descartó ofertas importantes de equipos poderosos
de la época para quedarse defendiendo los colores verdes de su equipo. Pedro
Basterrechea precisó en aquel momento que pudo ser internacional de haber
alineado con el Madrid o Barcelona.
Tras retirarse se dedicó
en cuerpo y alma al club Ferrol. Sarmiento Birba escribió "Hizo de todo,
desde entrenador eventual a preparador físico,desde utillero y hombre del "agua milagrosa" a delegado en
viajes y concentraciones. El crítico deportivo propuso, tras su fallecimiento, que se le denominase honoríficamente"mister Racing".
Datos
biográficos
Nacido en A Graña en 1904
inició su carrera a los 18 años en el "Deportivo Ferrol", destacando
prontamente. Los coruñeses lo llevaron con Cancela al Deportivo para jugar,
primero contra el "Vigo" y el "Fortuna" y después contra la
fusión de ambos, el Celta. Más tarde, formando parte del equipo herculino jugó
contra la selección uruguaya. En todos los compromisos brilló Manuel Rivera
(Riverita) en su labor de medio centro.
En 1923 ingresa en el
Racing y realizó diversas excursiones por la península con el Deportivo y el
Eiriña de Pontevedra. Fue propuesto para "posibles" y
"probables" de Madrid impidiendo su elección "ciertas
zancadillas futbolísticas de ingrata recordación" escribía en El Correo Gallego el cronista que
firmaba "Ra-Ra-Ra". En el año 1928, solicitado por el Celta acompañó
al once vigués por América, pero, sorprendido por una dolencia no pudo alinear
en ninguno de los partidos.
En una especie de
biografía que publica el periódico ferrolano El Correo Gallego el 04-12-1928, "Ra-Ra-Ra" escribe:
"Rivera es el medio centro galaico por excelencia; ningún otro le aventaja
en el arte de distribuir juego, pocos poseen su chut y su clásico juego de
cabeza es de lo más hermoso que pueda darse. Tiene un defecto, ser modesto,
excesivamente modesto y una virtud, poseer el más acendrado espíritu de compañerismo".
Fotografía del equipo de los años veinte en cuya alineación aparece con un círculo
Partidos de homenaje en
vida: 1926 y 1932
Rivera fue objeto de tres
homenajes, dos en vida en los años 1926 y 1932 y otro póstumo en el 1955.
El 28 de septiembre de
1926 algunos periódicos daban cuenta de un homenaje a Manolo Rivera, rendido en
el intermedio de un Racing-Celta (1-2). El acontecimiento deportivo viene
recogido en "La Libertad" y "El Correo Gallego": "con
extraordinaria concurrencia se celebró el partido de homenaje al medio centro
Manolo Rivera. En el descanso recibió numerosos regalos, tales como 5.000
pesetas del Club y una sortija de oro con el escudo del Racing, obsequio de la
peña "Nuevo Club".
En agosto de 1932 se
celebró un partido de homenaje entre el Racing y un combinado gallego que
terminó con el resultado de 3-2 favorable a las filas locales. Dice una reseña
de este encuentro que de los dos goles de la selección uno fue en claro fuera
de juego. Este partido tuvo repercusión en la prensa especializada y páginas
deportivas de los periódicos nacionales. El rotativo Luz incluso concreta las alineaciones.
Racing: Juan; Pardo,
Moreno; Ginés, Rivera, Basterrechea; Toralla, Peguerul, Cupons, Barrios y
Miranda. Otros periódicos como La Tierra,
La Voz, el Heraldo de Madrid…dieron cuenta de esta cita en honor de una
"gloria deportiva como Rivera Martorell".
El homenajeado recibió,
entre otros numerosos regalos,una
valiosa estilográfica por parte del Racing y una medalla de oro del Celta de
Vigo.
La
polémica con el seleccionador nacional
En
el año 1931 se produce una polémica a raíz de una decisión del seleccionador
nacional Sr. Mateos que influenciado por su asesor en Vigo solapa a Rivera con
un jugador del Celta, Vega, para formar parte del combinado español. En El Eco de Santiago se recoge esta
protesta de los círculos ferrolanos por lo que consideran una injusticia
manifiesta. En el mencionado periodico santiagués se dice (sin firma) que
Rivera es el "único e indiscutible medio centro de Galicia y España, pese
a todas las campañas en contra". En esa ocasión España se enfrentaba a
Italia en San Mamés. El periodista que esto afirma invita al seleccionador
nacional a que vea él, personalmente, el juego de Manuel Rivera y que no se
deje influir por una actitud parcial de su asesor olívico. Y termina "Se
explica, Sr. Mateos, concejal del Ayuntamiento de Bilbao, redactor-jefe de la Gaceta del Norte, seleccionador, recién
casado…son demasiados oficios para desempeñarlos a conciencia".
En
este contexto, Manuel Rivera envía una carta al Heraldo de Madrid en la que entre otras cosas dice "…el mismo
hombre de confianza que ahora asesora al Sr. Mateos me ha llevado diversas
veces a jugar a Vigo y hasta me embarcó en la aventura de la Argentina con el
Celta, señal de que no era tan malo como ahora dice". En otro momento
agrega "Nunca tuve pretensiones de ninguna clase y menos de ser
seleccionado" y tras referirse a los favoritismos que se registran en los
altos órganos federativos apostilla "yo quiero terminar mi modestísima
carrera futbolística en donde la he empezado".
Muere con 48 años de edad
El día 15 de noviembre de
1952 fallece Manuel Rivera Martorell. Era joven todavía. Solo 48 años. Todas
las necrológicas destacaban su preciosismo en el campo de fútbol y su talla
humana como persona. Entresaco algunas afirmaciones de los obituarios del día
siguiente. Orestes en La Voz de Galicia
señala "Fue un extraordinario medio centro, el mejor de cuantos ha dado
Galicia y uno de los mejores del fútbol español". En otra necrológica que
no lleva firma se dice "modelo de deportistas y caballeros. El nombre de
Rivera está ligado a las épocas más fecundas y gloriosas del fútbol
regional…supo permanecersiempre fiel a
sus queridos colores desoyendo tentadoras ofertas de otros equipos…su fama
traspasó las fronteras de Galicia extendiéndose por España adelante y países
del extranjero".
El articulista
"META" dice "espejo de deportistas, modelo de esfuerzo al
servicio del club…fue el máximo puntal del Racing ferrolano en todos los
tiempos".
Manolo Rivera, entrenador
Partido de homenaje
póstumo: 1955
El encuentro de carácter
póstumo se celebró el 15 de mayo de 1955, tras haberse suspendido el previsto
para el 3 de enero de 1954 (combinado Ferrol-Celta contra el Deportivo) debido
a que la directiva del cuadro coruñés no quiso en esa ocasión enviar a sus
titulares para salvaguardar los intereses de la competición oficial.
Volviendo al 15 de mayo de
1955 he de resaltar que en aquel momento se hace constar en la prensa que con
la recaudación de este partido sería erigido un busto que debería ser instalado
dentro del estadio municipal que lleva su nombre, iniciativa, como antes
precisaba, que podría ser ejecutada el año próximo cuando se celebren los
fastos del centenario del Club, saldando así una deuda histórica, aunque sea
sesenta años después. De esta manera me sumo al emplazamiento que en el mismo
sentido hacía recientemente en las redes sociales, el critico literario, poeta
y amigo Vicente Araguas.
El partido
Racing-Deportivo, que terminó con la victoria de este por 3-1 fue arbitrado por Castiñeira -hombre
corpulento y atlético, al que tuve oportunidad de conocer ocasionalmente allá
por los años sesenta- al que se le entregó en el descanso el silbato de plata
con incrustaciones de brillantes que fue adquirido por suscripción popular entre
un grupo de aficionados como premio al ascenso de categoría del trencilla
local.
Recuperando el programa
del homenaje añadiré que antes del encuentro principal se disputó otro de veteranos
ferrolanos contra coruñeses que finalizó con el resultado de 2-1 favorable a
los locales. En el bando coruñés alinearon: Rodrigo, Ferrín, Ponce, Vigo,
Neira, Alejandro, Breijo, Triana, Elicegui, Chacho y Diz.
En los ferrolanos:
Yurrita, Moreno, Portugués, Silvosa, Basterrechea, Ferreiro, Toralla, Barón,
Nidáguila, Herodes y Vázquez. Marcaron por los locales Vázquez y Barón en el
primer período. El gol del honor de los herculinos se materializó en la segunda
mitad, obra de Ponce ejecutando la pena máxima.
Respecto al partido
central, el Deportivo alineó a: Otero, Tomás, Rodolfo (Zubieta), Irusqueta,
Celma, Juananco (Marín), Polo, Bazán (Lexo), Pahiño, Gárate (Casteleiro) y
Tino.
Por el Racing: Bernabé
(Zamorita), Anca I, Olavide (Laredo), Anca II, Carlos, Ares, Chillón, Rafael
Franco, Fábregas, Alcalde y Toñín.
Los tres goles de los
coruñeses fueron marcados por Pahiño (2) y Bouza. El del honor de los
ferrolanos, Chillón.
Ese día se llevaron a cabo
ofrendas florales en el cementerio de Brión en donde fue enterrado y se
descubrió un placa con el nombre de futbolista fenecido a la entrada del
estadio. Hubo quien pidió que se erigiera un busto y la corporación local
acordó, a su muerte, darle el nombre al terreno de juego del Inferniño,
auténtica cátedra de Manolo Rivera.
Con tal motivo, la emisora
de Radio Ferrol realizó un programa
especial.
Campeones gallegos
Anecdotario
Él era auxiliar primero de
servicios técnicos de la Armada y en los días de la sublevación militar contra
la República "yo tuve que salir -cuenta él mismo Rivera- de la oficina
para casa entre tiros, pero sin miedo alguno. Envez de esconderme de portal en portal iba por
el centro de la calle gritando con las manos en alto: Soy Manolo Rivera,
muchachos no me disparéis" y como por suerte todos me querían mucho llegué
a casa como había salido de la oficina".
En otra ocasión el equipo
tenía que desplazarse a Vigo, pero no había cuartos para afrontar los gastos
del viaje. Las crónicas señalaban que todo el mundo estaba muy quemado de poner
dinero. "Todos tenían los bolsillos muy castigados con el dichoso
Racing", se lee en una de la reseñas periodísticas. Pues bien, Manuel
Rivera se fue al domicilio de dos directivosy de un hombre de negocios y con el dinero en el bolsillo convocó a la
plantilla y al chófer del autobús y llegaron a Vigo con el tiempo justo para la
celebración del encuentro. Sin apenas descanso, saltó al terreno de juego y se
partía el pecho controlando el centro del campo y enviando balones de cabeza a
los extremos.
Una tercera anécdota.
Durante un partido en el Inferniño, un joven rival llegó a arrebatarle un balón
de cabeza, cosa muy rara, tal era la seguridad con la que actuaba Rivera, pero
este al ver el lance derribó al otro jugador trabándole las piernas. El
futbolista afectado le dijo "como me haces esto tú, Manolo" y Rivera
lo abrazó por los hombrosy le espetó
señalando al graderío: "si dejo escapar a un chaval como tú me pondrían a
parir durante toda la semana. A fin de cuentas no te hice daño alguno".
No obstante su gran bonhomía personal y nobleza deportiva se vio envuelto en algunas situaciones polémicas, pero que fueron debidas más a malos entendidos que a deliberadas actitudes del jugador, Por ejemplo, en el año 1929, tras ganar el campeonato gallego, el Racing entra en una caída libre perdiendo algunos encuentros con los colistas e inmediatamente la Junta Directiva le aparta del equipo, junto con otros dos o tres "equipiers" (denominación de la época), pero a los pocos días sorprendido y disgustado se dirige a la directiva pidiendo su reincorporación, siendo admitido inmediatamente.
En los años veinte es inhabilitado por tres meses e incluso penalizado por alinear indebidamente con el Deportivo, pero estas situaciones se dieron por supuestos "chanchullos" de los gestores del equipo coruñés a los que Rivera se confiaba en la creencia de que habían solicitado la debida licencia al organismo federativo correspondiente.
En los años noventa se decía que el ferrolano Ramón Goy de Silva era un gran olvidado, otros decían un gran ignorado. Uno tiene la percepción de que seguimos en las mismas, a pesar de su brillante trayectoria como poeta y dramaturgo. Viene al caso porque acaba de conmemorarse el 130 aniversario de su nacimiento.
En mayo de 1995, otro ferrolano, Ricardo Landeira, catedrático de la University of Wyoming de los EE UU, estudioso de la obra de Goy de Silva, vino a Ferrol con la pretensión de rescatar para la memoria colectiva “La vida y literatura del ferrolano Goy de Silva”, pronunciando una conferencia en el aula de cultura de Caixa Galicia, iniciativa que fue acompañada de una exposición de documentos del dramaturgo.
A su muerte se publicaron varios obituarios de los que destaca uno de ellos, el de Manuel Suárez Serantes, que en La Noche del 12 de octubre de 1962, escribía “Gran pérdida para la literatura española…Se ha comparado a Goy de Silva con Jacinto Grau en su afán por regenerar el teatro nacional…escritor de minorías selectas…su prestigio, más en el extranjero que dentro de las propias fronteras…bien merece una calle en la capital departamental”.
Saínz de Robles dijo “extraño caso ya que este singularísimo y admirable poeta es uno de los valores más firmes de la moderna literatura española”. Germán Bleiberg en el Diccionario de literatura española: “su depurada calidad literaria es merecedora de atención mayor de la que goza este poeta por parte de críticos e historiadores”. Torrente Ballester Ten Panorama de la literatura española contemporánea (1961) analiza su teatro poético y reseña sus obras. Ricardo Carballo Calero: “Goy de Silva, poeta moi importante dentro do modernismo e que marca, ademais, a transizón aos movimentos de vangarda”.
Hurtado y otros en la Historia de la literatura española hace un estudio de su teatro simbólico y, finalmente, para no cansar, el que fuera cronista oficial de la ciudad, el poeta y escritor Mario Couceiro también reivindicó la figura de Goy de Silva en una sección que, ya jubilado, mantuvo en los años ochenta en La Voz de Galicia. Se podría hacer una larga lista de fuentes periodísticas que abordaron a Goy de Silva: La Voz, de Madrid, Mundo Gráfico, La Nación, Por esos mundos, La Ilustración Española y Americana, La Voz de Galicia, El Correo Gallego…
Pues resulta que este hombre, con una prolífica obra, que recibió en 1911 en el Ateneo de Madrid el primer premio de la Academia de Poesía de manos del Rey, que fue incluso corresponsal de guerra en África para La Correspondencia de España, que triunfó por varios teatros españoles, dejó de escribir en el año 1955 y para sobrevivir se dedicó a la compra y venta de obra pictórica de autores famosos. Visitaba todos los años Ferrol y A Coruña y llegó a regalar dos cuadros de la escuela de Murillo a la iglesia de San Julián.
Obra publicada
“Sueños de noches lejanas”, “En el bosque de la diosa Milita Amylitis, esposa del Rey Saosduchin”, “El pueblo de la reina Mab”, “El coloquio de los astros”. Todas estas obras teatrales fueron editadas en Madrid en 1912, excepto la “Reina del Silencio” en 1911.
Poemas legendarios en prosa
“El Eco” (1913), “La de los siete pecados” (1913), Poemas bíblicos también en prosa, “La Corte del Cuervo Blanco” (1914); “El Reino de los parias” (1915), “Sirenas mudas” (1915); “El libro de las danzarinas” (1915)
Poemas de amor y muerte y de misterio
“La Caja de Pandora”, “Borrón y cuenta nueva”, “Crónicas de Marruecos” (1923). Esta última editada en Alcoy. “Cuenta de la lavandera”, “Antenas siderales” (1927) y “Mientras cantaban las ocarinas” (1949)
Cuentos titulados:
“Mi primera mujer”, “Una máscara me dijo”, “La amiga desconocida”, “Como me vengué del hombre cuco” (1949), “Viaje a Belén” (1949)
Varios villancicos y cuentos inspirados en la Natividad del Señor
“Las educandas-Diario de una colegiala” (1950) y en el mismo editó pequeñas obras: “La hija de mi amada, “Espejito nuevo”, “El casamiento de las rosas”, “Fénix prisionero”, “Gran mundo”, “Salomé” y “Oscar Wilde”.
Al centro, el cura Cuco en el curso de una excursión con amigos y feligreses
Tal día como hoy del año 1978, hace 40 años, era enterrado el cura Eliseo (Cuco) Ruiz de Cortázar. Adjunto una foto que tengo en mi archivo, procedente del fondo documental de "Ferrol Diario" que evidencia la multitudinaria manifestación de duelo que se organizó aquel día en la necrópolis de Catabois. Familiares, amigos, centrales sindicales, asociaciones vecinales, culturales, gente de todas clases sociales…quisieron testimoniar su reconocimiento a la figura de este sacerdote, que se nos fue demasiado pronto, con solo 47 años vividos, allá por el 1978 del siglo pasado. En su día, al cumplirse el treinta aniversario de su óbito, se me pidió un testimonio que se publicó en un libro-coral editado por la Asociación de Vecinos de Caranza que lleva su nombre, lo mismo que una calle del barrio. Entonces señalaba el que suscribe que el Concilio Vaticano II había marcado a muchos curas que deseaban romper con el viejo concepto de la iglesia dogmática, arrimada al poder y a las clases dominantes. En esa doctrina bebieron, entre otros, Cuco Ruiz de Cortázar. "Vosotros, los periodistas -me dijo un día- sois como nosotros, los curas, buscáis la verdad". Me sentí motivado y, sobre todo, responsabilizado.
Su gran preocupación fueron siempre los más débiles de la cadena humana, toda una doctrina de la vida o para la vida. Por su actitud solidaria con los menos favorecidos, con las luchas de los obreros y las causas justas, fue objeto de represalias por el régimen franquista, de ataques de los llamados Guerrilleros de Cristo Rey. ¡Miserias de un tiempo para no recordar! En fin, memoria para Cuco, un referente moral y ético para una sociedad que entonces, años setenta, vivía ilusionada con la caída del franquismo y el advenimiento de la democracia.
El sepelio en Catabois constituyó una multitudinaria manifestación de duelo
Hace unos años,el recordado Ángel Padín me hizo entrega de un presente que conmemoraba mis 25 años de permanencia como miembro de la Asociación de la Prensa de A Coruña.
El día 1 de abril se cumplirán cuatro años del fallecimiento del periodista coruñés Ángel Padín Panizo (que estuvo casado con la periodista ferrolana Olga Cristina Viaño, ambos ya nos han dejado) al que recupero, primero para recordarlo y segundo para devolverle un gesto, aunque sea a título póstumo, que había tenido a raíz de haberse presentado "Diálogos con Álvaro Paradela. Ensaio, poesía e xornalismo", de mi autoría, editado por el Club de Prensa de Ferrol y el Concello de Narón bajo el sello editorial "Documentos FerrolAnalisis", 2002. Él había dedicado una columna en la edición de Coruña de La Voz de Galicia. El título de su sección era "Plaza Pública" y el título del artículo "Amaro Orzán", texto que, nunca es tarde, acabo de descubrir dieciséis años después en la hemeroteca digital de dicha publicación.
Narón recordó el pasado domingo, día 18, la lucha de las mujeres campesinas
La semana pasada he sido invitado a comparecer en un acogedor y peculiar establecimiento ferrolano "Lea Librería Café", que como su propio nombre indica cumple dos objetivos: servir un café y vender libros, además de brindar espacio para presentaciones y actividades de auditorios reducidos. Acudí con el fin de abordar el tema de las desigualdades de género, reivindicaciones más presentes que nunca, tal como se puso de manifiesto el pasado 8-M.
En esta actividad, organizada por el Foro Ferrol Vivo, que coordina una entusiasta y joven periodista, Eva Martínez Montero, compartí turno de ponencia con la vicerrectora del Campus local Araceli Torres, ella para fijar el papel de la mujer en la Universidad y un servidor para lanzar una mirada a la intrahistoria y hacer desfilar ante el respetable -poca presencia femenina, por cierto- una serie de grupos y organizaciones de mujeres que, pese al sacrificio y esfuerzo aportados a lo largo del tiempo, no cuentan para la memoria colectiva. Entre los episodios me referí particularmente al que ahora ha cobrado actualidad y se ha dado en llamar "A revolta das pedradas".
De izquierda a derecha, los números cero y uno que salieron a la calle el 11 y 17 de enero de 1984, respectivamente.
En la historia reciente del periodismo ferrolano hubo una cabecera que
por efímera tal vez no cuenta demasiado a la hora de tratar aquellos asuntos
relacionados con nuestra profesión y, particularmente, con la prensa escrita.
Me refiero a El Litoral Gallego que duró un mes prácticamente de
enero a febrero de 1984. De hecho, uno recurre al google, pone el nombre de
esta cabecera periodística y lo que salen son noticias que tienen que ver con
la costa gallega. En adelante, asociado a las Acotaciones de un ferrolés,
ya se hallará por lo menos una referencia en el mencionado buscador. Sí se
incluye, por supuesto, en la Historia da Prensa Ferrolá, de
Guillermo Llorca Freire, obra que el autor me dio la honra de prologarle.
Pese a la corta vida no ha de ignorarse el hecho de que fue un intento
más de darle a esta ciudad un medio propio de comunicación, que fraguó, sin
embargo, quince años después, en el 1999, con la aparición del Diario de
Ferrol.Detrás de aquella iniciativa
estaba Juan Fernández García, ingeniero naval y marino en la reserva, gran adalid del baloncesto
ferrolano (OAR), luego conselleiro de Industria de la Xunta de Galicia y concejal, que
había sido también el último presidente del Consejo de Administración de El Norte de Galicia, 2ª etapa de Ferrol Diario.
En "Ferrol Diario. Orto y Ocaso de un periódico", cuaderno
editado por el Club de Prensa de Ferrol (1996) de la autoría de la periodista
Rosa Cernadas Feal,Juan Fernández
señalaba como causas del fracaso: "No constituimos reservas y parte de las que teníamos las consumimos en
los salarios, por ello, antes de endeudarnos decidimos cerrar". Dijo
también que había contribuido al cierre la circunstancia de que los periodistas
contratados habían venido de fuera y no conocían la idiosincrasia de los
ferrolanos, por lo que "no conectaron con los intereses locales".
Otro hándicap con el que salieron a la calle fue que carecían de imprenta
propia viéndose obligados a tirar en la rotativa de El Ideal
Gallego, en A Coruña.
En el primer editorial decía "Nuestro norte tiene como pilar la
creación de una tribuna abierta a todos los ciudadanos sin distinciones de
clase o ideología, ya que estamos totalmente en contra del periodismo servil…La
independencia política y económica de El Litoral es nuestro mejor
patrimonio". En la mancheta aparecía como director José Luis Rodríguez
Marcos, subdirector Ángel Luis Recio Marcos y como redactores jefes Ricardo
Sandoval y Fernando Sánchez.
Se da la circunstancia, dicho sea entre paréntesis, de que un buen día, hace ya bastantes años, trabajaba
yo entonces en La Voz de Galicia, uno de los periodistas fundadores
de El Litoral me visitó y regaló la colección completa, 32 números, que encuaderné y que guardo como oro en paño.
Fuera como fuese, El Litoral Gallego en el momento de su
nacimiento llevó la ilusión a un sector de los ferrolanos que, frustrados por
el cierre de la anterior cabecera "Ferrol Diario", veían la
posibilidad de recuperar voz propia, aún a sabiendas de que se luchaba contra
el gran "crucero" de la competencia como eraLa Voz de Galicia. Es por eso que
he decidido evocar en mi blog a El Litoral Gallego que a partir de
hoy emergerá entre las procelosas aguas atlánticas para convivir en el buscador de Internet con el otro litoral
gallego, el que tiene que ver con el mapa costero.