viernes, 20 de mayo de 2016

Joseph Cornide descubrió en 1790 el yacimiento del carbón de As Pontes de García Rodríguez


Las investigaciones del yacimiento del lignito de As Pontes, hoy convertido en el mayor lago artificial de España, se llevaron a cabo en los años 40, pero mucho antes, un siglo y  medio atrás, un experto llamado Joseph Cornide, realizó un estudio de la zona en donde localizó dos tipos de carbón que él definió como carbón de piedra y carbón de tierra. El trabajo se titulaba "Memoria sobre el descubrimiento de una mina de carbón de piedra en las Puentes de García Rodríguez, presentada a la Sociedad Compostelana por su socio Don Joseph Cornide y premiada por dicho Real Cuerpo". La publicación llevaba esta cabecera (puede verse en la BNE) "Espíritu de los mejores diarios literarios que se publican en Europa. Lunes, 26 de junio de 1790".
            El informe elaborado por Cornide es muy exhaustivo y el que suscribe se quedó con aquellos pasajes que creyó más importantes e incluso anecdóticos. Por ejemplo cuando especula con los orígenes de la veta descubierta dice que es difícil de averiguar y recurre a testimonios de los lugareños para, a continuación, con su saber y experiencia desarrollar posibles hipótesis. Señala que la tradición entre las gentes del país "es que una vez que se comunicó el fuego a este terreno ardió por mucho tiempo y esto conduce a creer que en su origen hubo un inmenso bosque que trastornado por algún terremoto, fue abismado e incendiado por los fuegos subterráneos y que impregnado por las materias sulfúreas se redujo a una pasta uniforme tal cual hoy aparece a primera vista y en la cual se hallan algunas señales de su primera naturaleza".
            El investigador dice que el carbón de piedra es duro, craso, compacto y de color negruzco, lucido y azulado y cuya textura forma como unas escamas. Se enciende con dificultad siendo preciso humedecerlo y después de encendido da una luz clara y brillante y despide un humo espeso siendo el más apreciable para ciertos usos. El carbón de tierra -siempre según su descripción- es más blando, se deshace entre los dedos y puesto al aire se enciende fácilmente, pero su llama no es tan viva ni dura tanto.
            La diferencia estriba en que el primero se compone de una pizarra degradada de mucho betún y de algún azufre y que las partes integrantes del carbón de tierra o bien son unas tierras arcillosas, podridas y quemadas por la acción de los fuegos subterráneos o varios vegetales más o menos robustos que habiendo sufrido iguales impactos fueron mineralizados con menos cantidad de betún. y más abundancia de azufre. Su calidad no es tan ventajosa como la primera, pero no de menos uso en la economía. Su característica es deshacerse en pedazos de figura cúbica o como dados imitando algunas veces la fibra de madera.
            El tal Joseph Cornide se inclina por el carbón de tierra en la creencia de que cuanto más profundo será de mejor calidad "pues debe haber retenido de mejor manera las partes bituminosas y sulfúreas". Agrega que se puede hacer uso de él para fundiciones, fraguas, fábricas de cal, de loza, vidrio, etc  "y cuando menos, para guisar", matiza. Para las operaciones metalúrgicas es preciso despojarlo de las partes azufrosas. Recalca que puede ser muy ventajoso para las manufacturas del Real Departamento de Ferrol "que antes lo sacaba de Inglaterra y aún hoy lo trae de Asturias".

            El estudioso, al hacer balance de las razones que lo llevaron a la zona de As Pontes, reconoce que ya había oído hablar de que "cerca de la veta de fierro de las Puentes se hallaba otra de materia parecida al carbón, motivo por el cual me dirigí hacia allí".

lunes, 9 de mayo de 2016

Ferrol fue la primera ciudad de Galicia en la que se celebró una corrida de toros "en plaza formal" (1803)

Un aspecto de uno de los festejos taurinos celebrados en Ferrol. (La foto no lleva fecha)
Según el historiador José Montero Aróstegui, la primera ciudad de Galicia en la que se llevó a cabo una corrida de toros "en plaza formal" fue Ferrol. Fue una idea del hermano mayor del Hospital de Caridad Dionisio Sánchez Aguilera que pensó en explotar este espectáculo en favor de aquel asilo de Caridad. Sánchez Aguilera creyó que había que aprovechar el trasiego de personal de tropa y buques que en esa época se registraba en la urbe ferrolana y logró el permiso que figura en una Carta Orden del Supremo Consejo de 19 de julio de 1803.
            Con tal motivo se levantó una plaza de bastante capacidad en el llamado campo de "Baterías" en el que, en el mismo año de 1803, se llevaron a cabo varias corridas "por la cuadrilla que los empresarios hicieron venir de Castilla". Acredita Aróstegui que de todos los pueblos de Galicia concurrieron gentes para gozar de una función "que por primera vez se presentaba en aquel antiguo Reino, pues aunque en La Coruña se habían corrido tres toros en el año de 1556, para solemnizar la proclamación del Rey Felipe II y después en 1860, con motivo de la paz ajustada con Francia y del casamiento de Carlos II con María de Orleáns, no se levantara plaza formal porque entonces era común en los pueblos correr por las calles novillos y toros que llamaba de cuerda, hasta que por Real Cédula de 30 de agosto de 1790 se prohibió esta costumbre por las muertes y daños que causaba".
            Puede, pues, asegurarse, insiste Montero Aróstegui que Ferrol fue el primer pueblo de Galicia donde con "plaza formal" y con cuadrillas ordenadas se dieron corridas de toros, "aunque más adelante se celebraron también espectáculos semejantes en Santiago, los años 1818 y 1852 y en La Coruña, los de 1850 y 1851". Las vicisitudes históricas por las que atravesó Ferrol no permitieron continuar llegando a destruirse la plaza provisional de "Baterías".
           
Cartel
Las corridas de toros se recuperarían en los años treinta del siglo pasado. En un artículo firmado por "Uno del uno", titulado "Ferrol taurino" y publicado en la revista de fiestas de 1927 se reivindicaba esta tradición. Escribe el articulista "En Ferrol hay dinero, hay aficionados a los toros (dígalo si no la peña ferrolana del tendido 1, ya famosa en la plaza de La Coruña) y ahora que es base naval...que tenga también una plaza de toros a la que un día acudirán los bañistas y acaso también los que hoy nos llaman salvajes que de sabios es cambiar la opinión".
            Rastreando el diario ferrolano El Correo Gallego encuentro que en el programa de fiestas del año 1934 ya se llama la atención de los aficionados con una exposición en la plaza de Armas del "Museo de arte taurino" en el que se recopilaban los hechos más salientes de la vida del gran torero y ya en 1935 se inaugura una plaza provisional en la "Puerta Nueva" en la que se celebra una becerrada el 18 de agosto y gran novillada mixta en la tarde del 25 de agosto, con los "Niños toreros sevillanos", de 14 años, descendientes de respectivas sagas de lidiadores. Por cierto que de la becerrada del primer día el cronista de El Correo Gallego señala "4.000 personas. Bien los becerros, pero los torerillos ¡Ay mi madre! salieron a la plaza con una canguelitis...no obstante, la gente salió complacida viendo como se ponían banderillas al ruedo, otras a las nubes y algunas, por casualidad, a los becerros".
            Recuerda el Cronista Oficial de la Ciudad, Ricardo Nores Castro (1907-1979), en un artículo publicado en Ferrol Diario el 11 de junio de 1970, que a finales del siglo XIX había un periodista taurino que firmaba "Coleta", que en su relato incluía poéticas alusiones:

                                               ¡Válgame Dios! cuanto rumbo
                                               y cuanta gentil morena,
                                               y cuanta mantilla blanca
                                               y cuanta mantilla negra.
                                               Allí no faltaba nadie
                                               de las provincias de Neda,
                                               de los imperios del Seijo
                                               y parte de La Coruña misma.
                                               Quiero decir que a la plaza
                                               fuimos a correr la juerga
                                               desde la princesa altiva
                                               a la que en ruin barca pescaba,
                                               porque en el circo, taurino
                                               no hay clases ni diferencias
                                               pues a las mozas se aplaude
                                               y al alcalde se jalea.
            Las fiestas taurinas se celebraron hasta las vísperas del comienzo de la Guerra Civil en el año 1936. A partir de ahí no se tienen noticias de que los ferrolanos volviesen a instalar el coso provisional.
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lunes, 2 de mayo de 2016

Se cumplen 80 años de un peculiar homenaje rendido a Antón Vilar Ponte en el "Monte Laurel" (Prioriño)

Se cumplen 80 años (3 de mayo de 1936) del homenaje popular que se rindió al político galleguista, promotor de las Irmandades da Fala, periodista, Antón Vilar Ponte (Viveiro, 1881-A Coruña, 1936). Me llamó la atención, cuando leí las reseñas en prensa, el escenario elegido y peculiaridades del acontecimiento.
           
Aspecto de la concurrencia al homenaje
El homenaje fue organizado por el "Grupo alpinista Abrente", de Ferrol, tal vez por eso fue elegido el "Monte Laurel" -la primera vez que oigo este nombre- situado cerca de la ría ferrolana, mirando hacia la ciudad coruñesa. Allí, junto a una gran roca se colocó un retrato, obra del artista gallego Vicente Díaz y González "y se extendieron flores  de los jardines coruñeses y ferrolanos".
            Ante los numerosos excursionistas de Ferrol, Coruña y otros puntos de Galicia se dio lectura a unas cuantas adhesiones que firmaban:  Ramón Villar Ponte, Jaime Quintanilla Martínez, Ramón Otero Pedrayo, Arturo Noguerol, Francisco Yáñez Lorenzo, Cipriano Alonso, Vicente Díaz y González, José Pérez Parallé, Alfonso Rocha, Felipe Bello Piñeiro y Jesús Noya Iglesias. No faltó, como es lógico, el testimonio de "Abrente". También fue leído un telegrama del escritor Ricardo Torres Quiroga. El homenaje terminó entonándose el himno gallego.
            El traslado de los asistentes, con ida y vuelta, se hizo en el vapor "Concepción Arenal" que llevó a los excursionistas al Castillo de San Felipe. Narra la crónica hasta el último detalle, por ejemplo cita al piloto de la embarcación "Quelo" del que dice "tan popular por su bondad en el pintoresco barrio de La Graña, en donde debe comenzar la ruta del cercano y maravilloso Monte de los Poetas, que pronto figurará en las guías de turismo". El que suscribe tampoco ha oído hablar del tal "Monte de los Poetas" que, según el relato, estaba muy cerca del citado Monte Laurel, junto al cabo Prioriño "y delante de la ciudad coruñesa".

            De la entidad "Abrente" organizadora del homenaje, el cronista señala  que "estaba presidida por la bella señorita Paquita Blanco y es completamente ajena a toda tendencia política. Se trata simplemente -añade- de una agrupación sin estatutos de ninguna clase, que viene realizando interesantes excursiones por toda Galicia y que de vez en cuando lleva a cabo algunos actos culturales semejantes al realizado en el "Monte Laurel".

jueves, 21 de abril de 2016

En el centenario del nacimiento del exalcalde, militar, escritor y periodista José María López Ramón

José María López Ramón, a la izquierda, y a la derecha el que fuera fundador de la delegación
de La Voz de Galicia en Ferrol, Francisco Valle Romero.
El pasado día 19 se cumplió el centenario del nacimiento de un ilustre hijo adoptivo de esta ciudad, José Mª López Ramón, nacido en Santiago de Compostela en abril de 1916. Se trata de un militar ilustrado, escritor, columnista, delegado en su tiempo de El Correo Gallego (1949-1959), casi al mismo tiempo nombrado director de la emisora de radio La Voz de Ferrol, papel que desempeñó hasta 1963, además de haber ejercido también como consejero delegado de Ferrol Diario, periódico que "apagó" su rotativa en junio de 1981, tras doce años saliendo a la calle. Estudió Derecho y Filosofía y Letras en la Universidad de Santiago y se retiró como coronel de su carrera militar como artillero.
            López Ramón fue también alcalde de Ferrol desde 1959 a 1963 y durante esta etapa se iniciaron las obras del Puente de As Pías y del renovado abastecimiento de agua. En su mandato se inauguró el tramo Mera-Ferrol del ferrocarril de vía estrecha (FEVE) y se fundó la Mancomunidad de Municipios de la ría de Ferrol. En 1963 fue nombrado Gobernador Civil de Ourense, cargó que ocupó hasta 1970. Maribel Outeiriño escribió en La Región, periódico de aquella ciudad, lo que sigue: "Teniente coronel, Alcalde de Ferrol, ex-combatiente voluntario en la Guerra, Procurador en Cortes, a pesar de todo López Ramón resultó ser un gobernador lo más parecido a un demócrata que se podía encontrar en aquellos años (década de los sesenta). Posiblemente, su experiencia como director de la emisora La Voz de Ferrol, le facilitó ser un Gobernador dialogante, próximo al ciudadano y conciliador, que puso de manifiesto su actitud durante el conflicto del embalse de Castrelo do Miño", concluye M. Outeiriño.
            En Ourense apoyó el establecimiento de cooperativas y el polígono industrial de San Ciprián. Fue un hombre preocupado siempre por los problemas de la emigración.
           
He conocido personalmente a José María López Ramón, hombre de exquisita formación y trato afabilísimo. Durante un tiempo fue columnista de Diario de Ferrol, entonces dirigido por un servidor. Si la periodista Maribel Outeiriño escribió que en su etapa como Gobernador Civil de Ourense "era lo más parecido a un demócrata", ya instalados en las libertades, nadie podía dudar de sus principios como tal.
            De fina y documentada pluma, poco antes de fallecer dejó escrito "Memorias periodísticas del Ferrol de los cincuenta". Su prologuista, el periodista y escritor Ramón Loureiro, subraya en el libro la relación que mantuvo con destacadas personalidades de las Letras Gallegas, tales como Torrente Ballester, Fernández Flórez, Cunqueiro, entre otros.
            En los últimos años de su vida estuvo muy identificado con el Club de Prensa de Ferrol, que lo nombró decano, papel en el que, a su muerte, lo relevó el dibujante, caricaturista, pintor y escritor, Siro López, hoy presidente también de la mencionada entidad de periodistas ferrolanos.
            Memoria y reconocimiento para José Mª López Ramón cuando se cumple el centenario de su nacimiento.
           

            

domingo, 3 de abril de 2016

Felipe Bello Piñeiro, gran paisajista gallego, en el 130 aniversario de su nacimiento

La sala de conversaciones, conocida como la "pecera", del Casino Ferrolano
El pasado día 20 de marzo se cumplió el 130 aniversario del nacimiento del paisajista Felipe Bello Piñeiro. Para muchos ferrolanos y ferrolanas sobrarán datos de su trayectoria, para otros no y, por descontado, serán de interés para quienes tienen residencia en otros lugares de España y del mundo. Hay que aprovechar la presencia en las redes, que es sinónimo, en clave virtual, de la ubicuidad.
Felipe Bello Piñeiro, según Tomás Barros
Felipe Bello Piñeiro, considerado el iniciador de la llamada Escuela Ferrolana de Pintura, nació en la localidad de O Seixo, concello de Mugardos, en marzo del año 1886. Finalizados los estudios de bachillerato, con catorce años, en  1900 ingresó en la Escuela de Artes y Oficios de Ferrol, donde tuvo como profesores a Eduardo de la Vega y Vicente Díaz, que lo animaron para que, al siguiente año 1901, ingresara en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando de Madrid, en donde fue discípulo de Muñoz Degrain y José Garnelo.
La primera exposición se celebró en 1909 en Santiago. En el año 1912, junto con el ferrolano Imeldo Corral, acudió a la Primera Exposición Regional de Pintura Gallega, celebrada en el Centro Gallego de Madrid. Su primera exposición individual la llevó a cabo el año 1913 en Ferrol.
El notable pintor fijó su residencia el año 1918 en O Seixo, donde fundó la Sociedad de Amigos del Paisaje Gallego. Durante un período de tiempo residió en Viveiro, donde escribió “La Cerámica de Sardadelos”, publicada en 1922. Fue una obra decisiva en la divulgación de la industria de cerámica gallega. Participó en exposiciones colectivas e individuales, celebradas en diversas ciudades gallegas: Segundo Salón de Pintura Gallega el año 1922 en Ferrol y el Tercer Salón en A Coruña el año 1923, además de acudir a exposiciones celebradas en Santiago y Vigo, y enviar obra a exposiciones de Madrid, Buenos Aires y Montevideo. 
           
Homenaje al paisaje gallego

            Obra importante de Bello Piñeiro fue la decoración de la Sala de Conversaciones (llamada la "Pecera") del Casino Ferrolano con unas simbólicas pinturas murales modernistas, únicas en su género en Galicia, realizadas en varias etapas, desde el año 1925 hasta el año 1936. Se trata de un homenaje al paisaje gallego. En una esquina del mural figura esta dedicatoria: “a un nombre de mujer que no diré nunca”. Su última exposición en Ferrol fue la celebrada en el Casino Ferrolano en mayo de 1950. 
            Felipe Bello Piñeiro fue nombrado miembro correspondiente de la Real Academia Gallega en diciembre de 1928 y académico de número de la Real de Nuestra Señora del Rosario en febrero de 1942. 
En su discurso de ingreso en la Academia de Bellas Artes coruñesa trató de la historia y características de la pintura gallega, y en abril de 1951 cedió a la citada Academia su archivo personal de documentos relacionados con su obra pictórica.
Falleció donde nació, en O Seixo, el 9 de Diciembre de 1952, cuando contaba 65 años de edad. Una calle de Ferrol lleva su nombre.
           

Uno de los entendidos de la obra de Bello Piñeiro era el intelectual y también pintor ferrolano José Leyra Domínguez. Este publicó en la revista de poesía Aturuxo (1952-1960) un hermoso texto obituario: "Nuestro amigo fue un artista puro y sincero, un carácter noble, un hombre bueno, muy bueno, de bondad angélica. Aquel desolador aforismo de Gogol "entraña una gran tristeza no ver el bien en el bien" falla ante él", remarca Leyra, y añade, refiriéndose a su talento "nadie como él, en toda Galicia, sabía pintar los pinos recortados en la última linde de las crestas finales".
           
Escuela de pintores ferrolanos

            José María López Ramón, militar ilustrado y periodista, amigo de Bello Piñeiro, al que entrevistó en varias ocasiones, también hablaba del "aspecto bondadoso que se desprendía de toda su personalidad". El autor de "Memorias periodísticas del Ferrol de los cincuenta" reproduce declaraciones que le hizo el pintor mugardés reafirmándose en la escuela de pintura local y lo hizo en el curso de una colectiva de artistas plásticos ferrolanos, que se llevó a cabo en el Casino de la ciudad a favor de  las cofradías de Dolores. Felipe Bello dijo:
            "En esta exposición hay una coincidencia en el espíritu, la temática y hasta, sorprendentemente, en el estilo...después cada uno irá dejando en la ejecución más o menos acertada, la impronta de su personalidad...la técnica es la impresionista: plasmar en la tela la visión emocionada de la tierra natal....en otras ciudades no se ha logrado como aquí la formación de un homogéneo núcleo de pintores que coincidan en la misma inspiración, en idéntico ideal....me recuerda las escuelas paisajísticas inglesas de finales del siglo XVIII y principios del XIX".

            En el curso de de este diálogo con López Ramón, el maestro Bello Piñeiro recordó también "la antigua escuela con nombres tan gloriosos como Juan Alonso, Jenaro Pérez Villaamil, Vicente Díaz, Máximo Ramos, Álvarez de Sotomayor...           

domingo, 27 de marzo de 2016

Lunes de Pascua, romeros a Chamorro


En el pórtico de la ermita de Chamorro hay o había una lápida ilegible (1881) que en el primer renglón dice "31 de octubre de 1691", que podría pasar por la fecha de su edificación si no fuera que Montero Aróstegui señaló en su Historia de Ferrol que ya en 1666 los vecinos de Serantes acudieron al obispo de Mondoñedo pidiendo permiso para fundar una cofradía a favor de aquel solitario santuario. Precisamente, en la súplica aducían que había "largos tiempos" que concurrían muchas gentes a visitar la imagen. Vemos, pues, que los orígenes del santuario de Chamorro hay que ir a buscarlos mucho más atrás en el tiempo a 1666. Rodrigo Sanz en el Anuario de 1903  baraja la hipótesis del siglo XVI.

Cabe añadir que en épocas de sequía o temporales que afectaban a las cosechas, las corporaciones, acompañadas del clero, acudían a implorar la intercesión de la Virgen de Chamorro, también conocida como Nosa Señora do Nordés. Así lo hizo la antigua villa en 1628 y así lo volvió a ejecutar en el 1859, llevando la imagen el 22 de junio a la iglesia de San Julián, donde se celebró un novenario, sacándola, con las demás imágenes, en la procesión del Corpus Christi, para devolverla el 3 de julio al santuario.

De la imagen, el historiador ferrolano dice que es una escultura muy descuidada y tosca, síntoma de su antigüedad. "No se le ven los brazos y parece que sale de su pecho la imagen de Jesús. La cabeza está adornada con peluca y un rostrillo de plata sobre el que luce una corona del mismo metal".

Por lo que respecta  al nombre, Montero Aróstegui pregunta como Sarmiento si Chamorro provendrá de "Clamore" o estarán más en lo cierto los historiadores que derivan el nombre de la virgen del que ha llevado siempre el monte (que se alza 174 metros sobre el nivel del mar) en que se asienta la iglesia. Hay otras teorías de menor consistencia como la que reza que un día un pescador, con el bote a punto de hundirse bajo el mar embravecido, implora ayuda a la Virgen del Nordés y angustiado, exclama: "Xa morro". La Virgen lo salva y desde entonces se denomina al lugar, la ermita de Chamorro". Lo que todos sabemos -escribe José Novo y García-  es que en la fecha probable de su construcción, Ferrol contaba menos de 400 vecinos y pertenecía al señorío de Lemos.

En el aspecto anecdótico, desde tiempo inmemorial los grafiteros han dejado su huella y sus mensajes en las paredes de la capilla. José Novo y García escribió "tengo para mi que esto debe ser complemento de la devoción...Los franceses tendrían allí un álbum y harían pagar por escribir". Uno de los grafitis, según un trabajo publicado en el Anuario de 1903, firmado por Rodrigo Sanz, dice lo siguiente:

Si non veño a Chamorro
de mal de amores morro
eu veño ofrecido
pra que ela me cumpla.
o seu prometido.

Otra inscripción muy curiosa dice:

Año de 1880.
A.R.J.C.
Una promesa cumplida
y en concluyendo, a comer.

Novo y García señala con mucha gracia "no sé cuando, pero sé que en Chamorro se armó la gorda; se armó de lo primero que hubo a mano y escribió en la pared":

No es pequeño sacrificio
el que una gorda aquí llegue;
agradézcalo la Virgen
si estas cosas agradece.


Tradicionalmente, con tiempo favorable, los alrededores de la capilla se convertían y convierten, aunque ahora menos, en un comedor campestre en donde numerosas pandillas de familias y amigos confraternizaban degustando las típicas viandas: empanadas, tortillas, ensaladilla rusa, bistés panados...todo ello regado de un buen vino guardado en bota para la ocasión. Como no podía ser de otra manera, a las postres se organizaban coros espontáneos que daban rienda suelta a sus eufóricos registros acompañados de alguna guitarra, acordeón o gaita...y así hasta la hora del regreso a casa al anochecer.
 
Obviamente, desde primeras horas de la mañana se ofician misas para los devotos, con salida de procesión solemne hasta una fuente que existe en las inmediaciones y retorno. Los romeros acceden al santuario por dos itinerarios: por el lado orientado hacia el sur, monte arriba (en algunos casos de rodillas, con enorme sacrificio dado lo agreste de la zona) y por el lado norte en ascenso a pie por el asfaltado partiendo de la carretera Ferrol-Covas. En las proximidades de la capilla suelen asentarse puestos de venta de rosquillas y otros productos artesanos así como exvotos, que representan desde cabezas humanas hasta brazos, pechos y piernas, o velas para cumplir la promesa alumbrando a la Virgen. La Policía Local suele articular un dispositivo especial para regular el tráfico.


Otros datos: La carretera data de los años 50
Hasta principios de los años cincuenta del siglo pasado, el acceso a la ermita se hacía por un camino abrupto, pero en el verano de 1951, con motivo de las visitas que hacía el dictador Francisco Franco se inauguró la carretera que hoy conocemos. Así lo narraba El Correo Gallego:

Cierto día de un mes del verano pasado -esto se escribe con fecha 2 febrero de 1952- una pequeña expedición automovilística penetró en Ferrol por la Puerta Nueva, subió sin detenerse por la carretera que sale a Serantes, tomó la cuesta que alcanza a Serantellos y por la nueva vía abierta recientemente llegó y se detuvo ante la ermita de Nuestra Señora de Chamorro. Pocas personas formaban la comitiva y menos la aguardaban. Bajaron del coche Su Excelencia el Generalísimo y su esposa, entraron en la Iglesia, oraron, salieron a contemplar desde la altura el paisaje [...] Pocos instantes después, los automóviles partían de nuevo para su lugar de procedencia. Así, de este modo tan sencillo quedaba inaugurada con solemnidad extraordinaria, valga la paradoja, la nueva carretera a Chamorro.

Estaciones del Vía Crucis

¿Y los monolitos colocados sobre la cuesta? También de El Correo Gallego entresacamos:

Los primeros tienen grabados sobre tres de sus caras, uno de los misteriores del santo Rosario, tres inscripciones correspondientes a los gloriosos, gozosos y dolorosos.
Las estaciones llevan un número romano, el de orden, y una pequeña placa dice a intención de quien fue construido. 
Misterios
I, a intención de la Marina
II, a la de don Pablo Martín Alonso
III, a la del Ayuntamiento de El Ferrol del Caudillo
IV, a la de don Juan A. Suanzes
V, a la del Ejército.
Estaciones del Vía Crucis

I, a intención del Arzobispo Quiroga,  
II, a intención de la Marina española, 
III, a la de la familia Vierna, 
IV, a la de la familia Rivas, 
V a la de don Ramón Díez de Rivera, 
VI a la de la familia Sola, 
VII a la de la familia Regalado, 
VIII a la de Don Alfonso Molina, 
IX ,a la del Ayuntamiento de Puentedeume, 
X, a la de la familia Nores, 
XI, a la de la familia Moreno Aznar, 
XII, a las de la parroquia de Serantes, Diputación Provincial y Falange Española Tradicionalista y de las Jons, 
XIII, a la de la familia Uriarte, 
XIV a la de la familia García Amor. 
Estos monumentos fueron construidos en un proyecto del ingeniero don Francisco Dopico, a indicación de la comisión encargada de llevar a cabo esta obra. Buscó para ello un estilo románico-gallego que entonase con el paisaje sobre el cual se asientan y que realizó Don Manuel Barros, siguiendo para las letras y números de las inscripciones, los dibujos de la época que trazó Don Gabino Rico, la piedra de ahí el tono oscuro acorde con el color de la tierra circundante. ¿Es la misma que desde sabe Dios cuántos años se encuentra en el monte?








martes, 22 de marzo de 2016

Espectacular salto de la Semana Santa ferrolana: ha pasado de ser la mejor del Norte de España de los años 80 a la actual Fiesta de Interés Internacional

"Semana Santa ferrolana 1987"
De una Semana Santa vacía de los años 50 a una Semana Santa declarada Fiesta de Interés Turístico Internacional de nuestros días va un largo trecho, que cuenta como hitos principales la catalogación en los años ochenta como la mejor del Norte, la declaración en 1995 como Fiesta de Interés Turístico Nacional y en el 2014, Fiesta de Interés Turístico Internacional. Cuentan las crónicas de la época, mediados del siglo pasado, que los actos de la Semana Santa hasta entonces se reducían exclusivamente a las funciones litúrgicas señaladas en el Ritual Romano para todas las iglesias católicas.

Fray Ricardo Sanlés, mercedario, relata que los misales para los fieles aún no estaban extendidos, aunque ya el Lefebre comenzaba a propagarse, de suerte que las funciones de iglesia no se vivían "ni saboreaban" como, sin embargo, comenzó a suceder, superada la segunda mitad del siglo XX. Las personas pudientes abandonaban la ciudad y se dirigían al Sur para contemplar la Semana Santa andaluza en todo su esplendor. Otras preferían las solemnidades de las grandes abadías y monasterios donde estas funciones litúrgicas alcanzaban un espíritu y una vida que solo los monjes podían comunicar con sus voces, sus ceremonias, su unción y su espíritu, a la vista de las cuales "toda alma, sea cristiana o pagana, era arrebatada en éxtasis, con ansias de lo infinito", escribe Sanlés.

El resto de las personas que se quedaban en la ciudad, que era casi la totalidad de la población no podían darse a otra cosa, además de las funciones de culto, que el barroquismo de los monumentos del Jueves Santo, la oficialísima procesión del Santo Entierro y "la siempre muy devota de "Os Caladiños".

Ya sería a partir de los años 50 cuando empieza a cobrar relevancia la Semana Santa ferrolana con unos programas que se van ampliando y que poco a poco van enriqueciendo los procesionarios, al tiempo que las cofradías multiplican sus esfuerzos organizativos. En el año 1958, por ejemplo, se cubrían los siete días de la semana, aunque el calendario estaba hegemonizado mayoritariamente por los cultos religiosos y pocas procesiones todavía, entre las que destacaban el Cristo de los Navegantes, Santo Entierro y "Os Caladiños".

No pretendo hacer un recorrido exhaustivo por todos los años que median hasta la actualidad, que sería prolijo y aburrido, simplemente hacer referencia a tramos de tiempo para ver la evolución de este fenómeno. En el año 1987 firmaba un servidor un cuadernillo especial de La Voz de Galicia, integrado por 16 páginas y que estaba dedicado a la Semana Santa. Conservo el documento porque creo recordar que era uno de los primeros de su género que se hacían en la delegación de Ferrol. Abría este especial con unos titulares que contabilizaban trece procesiones. En un antetítulo indicaba que  la Semana Santa movilizaba a unas cien mil personas. En tres décadas se había dado un salto de gigante y las nuevas corporaciones democráticas afrontaban la programación con ayudas económicas en la medida de las posibilidades que permitían los presupuestos municipales y dispuestos a remar todos en la misma dirección teniendo en cuenta, por encima de credos, que era un acontecimiento que podía dejar sus buenas divisas sobre todo al gremio de la hostelería. Añadiré que a esas alturas ya se consideraba la mejor Semana Santa del Norte de España. Pues bien, de las trece procesiones del año 1987 hemos pasado actualmente a veinticinco, organizadas por cinco cofradías, según obra en la web de la Junta General de las Cofradías.


A la vista está el espectacular salto que, sobre todo, de los años ochenta del siglo pasado a esta parte, ha dado a Semana Santa local que ha alcanzado ya el mayor grado de reconocimiento oficial. Un fenómeno cultural y religioso, que se ha convertido, a tenor de las cifras multitudinarias de visitantes, en una importante fuente de ingresos, con gran animación en las calles y plazas, pujanza que valoran en su justa medida tanto creyentes como agnósticos.