sábado, 5 de diciembre de 2015

Los ateneos, pequeñas universidades del saber

Imagen retrospectiva de una actividad ateneística
en la que aparecen al centro el orador invitado, el abogado
José Seoane, y a los lados los directivos Luis Mera (fallecido)
y Roberto Casteleiro (derecha)
 Vivimos las ventajas de la era del conocimiento y de la comunicación, pero a lomos de un vértigo con innumerables riesgos, entre ellos la frivolización o banalización de determinados valores de signo ético y moral que nos abocan a la mediocridad. Una mediocridad que se manifiesta en las formas de vida, esto es, costumbres, códigos de conducta, rituales, religiones, etc, todos ellos elementos, junto con otros, que conforman el croquis cultural de una sociedad. Adentrándonos un poco más, se advierten síntomas de cierto ostracismo y abdicación por parte de sectores tales como los intelectuales que, por su condición, debieran de actuar como actores críticos ante tanta chabacanería, perversión y corrupción como la que nos envuelve.

Es por eso que siempre ha de alfombrarse el camino a iniciativas que sacudan la inercia colectiva, que sitúen al sujeto ante la realidad cantante y sonante, que nos lleven, en definitiva, aunque sea por momentos, a la reflexión y al manejo del diálogo y del debate como instrumentos de comunicación y enriquecimiento cultural.

Uno, que, además de periodista también es vocacionalmente ateneista (socio y colaborador en la refundación del Ateneo Ferrolán)  no puede menos que reconocer el esfuerzo y el tesón de quienes abanderan estas pequeñas universidades del saber que son, por tradición, los ateneos. Y hago especial hincapié en esto porque no siempre la sociedad y las propias instituciones son capaces de valorar el papel de estas personas que llevan su compromiso de manera silente, entregando su tiempo y renunciando a sus cosas.

Con frecuencia se incurre en la necedad de etiquetar a estas sociedades convirtiéndolas en arma arrojadiza en el discurso político. Craso error en el que por cierto incurrió la corporación anterior y aún hoy se están pagando las consecuencias. A lo largo de su historia, los ateneos han pasado por diferentes etapas que las propias circunstancias políticas, sociales y culturales han ido modelando coyunturalmente con mayor o menor peso de las corrientes políticas al uso. La cultura no es patrimonio de unas siglas por eso debiera siempre respetarse y apoyar este tipo de iniciativas que en muchas ciudades son instituciones de solera y prestigio.

Lo bueno sería que los ateneos fuesen autosuficientes, porque la dependencia siempre condiciona y coarta la libertad de movimientos, pero orillemos la utopía para poner los pies en el suelo. Este tipo de sociedades culturales generalmente requieren el apoyo de las administraciones para alcanzar lo que no pueden con sus recursos naturales: programas ambiciosos, publicaciones interesantes, premios y certámenes de prestigio, infraestructuras dignas en las que desenvolver sus actividades, etc. Es ahí en donde las instituciones deben/deberían de dar el do de pecho porque al fin y a la postre, en este caso los ateneos, están dando respuesta a déficits de las propias administraciones.

No quiero terminar, sin antes felicitar al actual equipo del Ateneo Ferrolán, que preside Eliseo Fernández por el dinamismo y pujanza que vienen imprimiendo en los variados programas de actividades, manteniendo la esperanza de que los actuales gobernantes locales deshagan el entuerto heredado de los anteriores y podamos pronto disfrutar de los fondos: hemeroteca, biblioteca, etc que tan eficaz servicio prestan a los estudiosos e investigadores.



                                               

jueves, 19 de noviembre de 2015

I. Viqueira: "ácrata de derechas" (autodefinición), escritor y periodista con sentido del humor (y II)

V. M. Iglesias Viqueira
Recientemente me ocupaba de este periodista al que había reencontrado no sin antes hacer una prospección vía internet, llamada a un ayuntamiento en el que lo habían premiado, etc. Está contado en el post anterior. Pues bien, le pedí a este colega que me refrescara un poco la memoria y que me pusiera al corriente de la evolución de su trayectoria en estos años de distancia, entre 1984 y nuestros días. Él me envió unas líneas que yo comento y traslado.
Víctor Manuel Iglesias Viqueira (Vigo, 1947). Trabajó en Faro de Vigo desde 1966 hasta 2008. Durante cinco años corresponsal de El Caso, colaborador de Sábado Gráfico, de Can sen dono y Xo! y varias "publicaciones volanderas". Fue corresponsal de varios periódicos y firma esporádica en "publicaciones de una vez". Colaboró en varias emisoras de radio. Tiene diez títulos publicados y otros veinte inéditos. En su larga trayectoria profesional estima (qué curioso el dato) que ha escrito unos 100.000 folios: reportajes, entrevistas, crónicas, opinión, crítica literaria.
Su humor va de lo poético hasta lo vitriólico, del mero disparate a la sorprendente agudeza mental. Dice que lo suyo no son greguerías precisamente, "aunque tengan mucho de ellas", sino que, aduce,  "exprimo los recursos para, mansamente alcanzar un resultado demoledor" y pone un ejemplo: "Pensar, lo que se dice pensar, la gente piensa menos de lo que piensa".
Practica la novela, el cuento (de humor negro y para niños) y afirma que aplica la estricta seriedad, cuando esta es requerida, a su criterio.
También me traslada que es feliz porque se lo trabaja y capaz de soportar una conversación tediosa por extraer conclusiones. Está en posesión del "Julio Camba", apartado de reportajes, por un texto enjundioso sobre Cela, el Nobel paisano: "Jodido, pero contento". Empezó con Cunqueiro, admiró a Torrente y sintoniza con la literatura en general, "particularmente con los innominados". Añade que si volviese a nacer se repetiría a sí mismo, "valga la redundancia". Uno de sus libros está en la Universidad de Mindanao (él, asegura que no lo envió) y se considera bastante popular en su parroquia.
Trabajador de fondo y forma, estuvo a pie de calle en las manifestaciones primeras "y sucesivos botes de humo y esquivó porras (hechas de goma de pegar)". Está convencido de que siempre ha hecho lo que fue menester en actitud beligerante adaptada a las circunstancias. Se manejó con soltura en la finta de esgrima. Nos deja otra "perla": "Todos los políticos son iguales y algunos incluso, peores". Añade que un futbolista meta un gol por el ángulo se le antoja un espectáculo (reality show) y que una marisconada es una dieta de patatas y verduras.
Termina "Podría hablar largo y tendido en el sofá, de mi mismo, que los demás interpretan de oídas, no de leídas". Y una última señal de identidad de este amigo cuando remata su epístola de esta guisa: "Votes o no, te van a follar".

jueves, 5 de noviembre de 2015

Las vueltas que da la vida: en 1997 reivindicaba un periódico y dos años después nacía Diario de Ferrol

Escuela de Turismo Dafonte (08-05-1997). En primer plano, el director
José Mª López Dafonte presentando al conferenciante
Ojeaba yo estos días una charla que había impartido  el 8 de mayo de 1997, hace 18 años, en la Escuela de Turismo Dafonte, cuyo director, José Mª López Dafonte, gentilmente me había invitado. Prestaba mis servicios entonces en la delegación ferrolana de La Voz de Galicia. La conferencia la titulé "Ferrol, una imagen estereotipada". Pero no me voy a ocupar del contenido de aquella comparecencia sino solo de uno de los aspectos tratados. Ya escribí en alguna ocasión como un día me llamó el ya desaparecido periodista Juan Ramón Díaz, exdirector de La Voz, posteriormente director general del Grupo La Capital, y me soltó por teléfono aquello:
¿"Tú no andabas diciendo que Ferrol necesitaba tener voz propia? Vente que vamos a hablar de ello".
Pues bien, en esa charla ante el alumnado de Turismo, un servidor exponía:
...."Y como  no tenemos que olvidar que estamos en una Escuela de Turismo, digamos que también en ese marco de coraje y vigorosidad (valores a los que acababa de apelar) hay que situar la dinamización y desarrollo de nuestros recursos naturales y paisajísticos. Y como además de estar en una Escuela de Turismo el que habla es periodista resulta inevitable subrayar que en el desarrollo y progreso de los pueblos juegan un papel fundamental los medios de comunicación. No tenemos más que invocar nuestra rica historia de publicaciones y cabeceras periodísticas para caer en la cuenta de que siempre es estimulante alzarse con voz propia para forjar un porvenir ilusionante y ambicioso. Casi diría yo que un proyecto de desarrollo y expansión turística tendría que tener como uno de los pilares básicos un medio de comunicación propio y este encaja perfectamente en nuestra manera de ser, responde a nuestras peculiares señas de identidad y forma parte de nuestra intrahistoria".

En este contexto de la conferencia incluso sugerí opciones para ese medio de comunicación.
..."Podría responder a la prensa sectorializada o, mejor que mejor, al modelo de prensa diaria que es el que pide, naturalmente, un gran proyecto como es en la actualidad Ferrol y su área de influencia. Puede incluso que estemos en el mejor momento para emprender una aventura de este género..."

Quién lo iba a decir. Algo había oído Juan Ramón Díaz cuando me recordó que yo me había convertido en un publicista o pregonero de una necesidad vital como la de dotar a Ferrol y su comarca de un periódico. La semilla estaba sembrada y pronto germinaría. Solo dos años después, 1999, nacería Diario de Ferrol. Y lo hizo con buena estrella, pero tristemente hoy su llama se extingue, su vida parece estar sentenciada. Ya nada volverá a ser lo que fue, pase lo que pase. ¡Qué pena! Lo que son las cosas, las vueltas que da la vida.

sábado, 31 de octubre de 2015

Tres décadas después, feliz reencuentro con el vigués Víctor M. Iglesias Viqueira, escritor y periodista

Algunos de los títulos publicados en los años ochenta por el escritor y periodista vigués
Víctor M. Iglesias Viqueira, en
foto retrospectiva
A punto estuve de recurrir al colega Paco Lobatón. Últimamente buscaba pistas por doquier. Lo daba por "desaparecido" desde hace muchos años, desde los ochenta, más o menos. Lo había conocido en mi etapa de delegado del Faro de Vigo en Ferrol. Los frecuentes viajes a Chapela, sede el periódico vigués, me permitieron acercarme a un periodista con una curiosa personalidad. Un tipo entrañable, inquieto, reivindicativo, cargado de humor-irónico en su análisis y visión de la vida y de la realidad más próxima. Es un escritor que utiliza el patrón de las greguerías de Gómez de la Serna para dejar caer su agudo pensamiento crítico sobre todo aquello que no le gusta. Pero en medio incluye abstracciones personales, definiciones divertidas, humoradas casuales. En algunos aspectos, me hace recordar a mi querido Álvaro Paradela, que también practicaba, entre otros, dicho género y como el médico, escritor y poeta coruñés-naronés, recurría a la edición de autor y enviaba su obra a los amigos.
            Hurgando por Internet vi que había ganado recientemente en el Ayuntamiento de Nigrán un concurso de cartas de amor, con motivo del San Valentín, leí también que solía participar -él reside en Sabaris, cerca de Baiona- de las tertulias de verano con Torrente Ballester y Carlos Casares, entre otros. Otra periodista, Nélida Pillado, a la que le llegó el recado que yo remití al Concello de Nigrán, obró el "milagro". Nélida está en facebook y me pasó diligentemente, gesto que mucho le agradecí, el teléfono móvil de Víctor Manuel Iglesias Viqueira (Vigo, 1947) al que no tardé en llamar.
            Primeras palabras de alborozo con la vista puesta en el pasado, treinta años atrás, e intercambio de informaciones acerca de nuestras respectivas situaciones personales. Jubilados los dos, claro. Ya había observado que no estaba en las redes, pero es que tampoco tiene, porque no quiere, correo electrónico. Es de los que se aferran a un pretérito romántico en el que la herramienta de trabajo era la máquina de escribir y el canal de comunicación, el correo postal. Menos mal que aceptó el uso del móvil.
           
Poco más de 48 horas por medio desde nuestro reencuentro telefónico, ayer, viernes, tenía ya en el buzón de casa la última de sus obras (2007) "La muñeca que fue a la escuela" y un folio, mecanografiado, con sus "Pensamientos de Mi-au" antaño y hogaño "Mono sapiens" que publica en el digital Xornal do Val Miñor. El opúsculo venía con la siguiente dedicatoria: "Para Germán Castro, por lo vivido, por lo que nos queda, polas nosas inquedanzas". Tengo guardados como oro en paño "Pensamientos de Mi-au" (1 y 2 de los años 1981 y 1984) "Retorno a Panolilandia" (1980), "Inédito-2" (1982). En una de estas obras recojo otra dedicatoria: " Para que Germán pueda sobrellevar la tarea. Si le queda tiempo, tras los 26 folios diarios de duro currele. Vigo, 16-11-1981". Se refiere, naturalmente, al trabajo que un servidor, junto con un dinámico y voluntarioso equipo,  rendía a la sazón para el Faro de Vigo.

            Nada más, por el momento. Iglesias Viqueira y yo hemos renovado nuestros viejos lazos de amistad. En mis tuits he recordado en los últimos tiempos sus "Pensamientos de Mi-au". Ahora lo haré también en facebook. Es una manera de reconocer el talento de este periodista, escritor y celeste amigo. El no lo verá porque dice que no le seduce este tipo de "modernidades", (las redes sociales), pero queda advertido de que sus "greguerías" o sentencias volarán "De Ferrol para el mundo". 

miércoles, 28 de octubre de 2015

La abnegada tarea de los correctores de textos


El pasado 27 se celebró el "día del corrector", establecido por la Fundación LITTERAE. Y quién es esta fundación? Es una institución dedicada a la lengua española. La difunde y promueve su estudio mediante la formación de correctores internacionales de textos para el trabajo editorial y en empresas, y el perfeccionamiento de su uso en la labor de los traductores de distintas especialidades. Empecemos por distinguir que una cosa es leer por placer y otra bien diferente leer para corregir. En definitiva, una cosa es leer por divertimento y otra que la lectura se convierta en un trabajo. Yo lo he comprobado en primera persona.

Cuando me incorporé al desaparecido Ferrol Diario, en el año 1974, el director en ese momento, el burgalés David Corral Bravo, me pidió que asumiese la tarea de corrector de pruebas del periódico toda vez que la persona que venía desempeñando este papel se había marchado de la empresa. La eventualidad estaba marcada por el tiempo que se tardase en buscar el relevo. No solo acepté de buen grado la encomienda sino que me vino al pelo para familiarizarme con algunos aspectos de la producción relacionados con el funcionamiento de los talleres: linotipistas, cajistas, el plomo, la rotoplana, etc, y con el propio lenguaje periodístico, aunque este ya lo venía practicando desde unos diez años antes, en mi época de periodista amateur, es decir, cuando mi modus vivendi era otro. Fue una prueba de fuego porque tenía que atender no solo a la típica gazapería sino a cuestiones de estilo. Pero una experiencia muy fructífera. 

La enseñanza fue que una vez visualizadas un buen número de pruebas o galeradas, la vista empezaba a fallar, empezaba a leer mecánicamente, el grado de concentración se resentía, lo que obligaba a hacer un alto en el camino, que yo aprovechaba para subir (porque estaba en la planta alta) a la Redacción y relajarme, pero a veces las prisas, casi siempre inevitables, impedían el tempus de recreo, que diríamos en el lenguaje escolar, y había que tirar para adelante, pese a las rutinas y otros vicios. Siempre recordaré algunas de las erratas que se me colaron, fallos que me cabreaban mucho cuando al abrir el periódico al día siguiente lo primero que me saltaba a la vista era la falta de ortografía, o la palabra repetida, o una mala concordancia...Un buen corrector de textos es como un jardinero que lucha contra las malas hierbas, las ramas superfluas, las hojas muertas. Felicito, pues, a los correctores ortotipográficos y les transmito todo mi aliento en su compleja tarea, por eso, porque más o menos la conozco y sé lo que se sufre cuando los despistes te juegan una mala pasada.

domingo, 25 de octubre de 2015

Nova cita nos Vilares de Guitiriz

Pastora Veres
Hoxe marcharei pola tarde aos Vilares de Guitiriz. Alí, na Casa Habanera, vai ter lugar unha especie de revisión de galeradas, e dicir, dos textos de todos os entrevistados por Pastora Veres para a obra "Os Vilares, lareira de soños". Eu tamén ando entre os elixidos, porque así o quixo a autora, enterada dos meus lazos de sangue coa terra chairega. A miña nai era  -van cumprirse dez anos do seu pasamento- dos "Camuza" de Lea e o meu pai -falecido en decembro do 1979- procedía do lugar dos Manchás, ambos espazos territoriais pertencentes á parroquia dos Vilares. O tema foi motivo dunha conversa que mantivemos nunha visita que tivo a xentileza de facerme, hai xa algún tempo, Pastora Veres, que viña na compaña da súa filla, Clara e de Antón de Guizán. Aquí, en Papoi, quixo que lle contara algo da rama mancharenga. Naturalmente, ao falar dos Manchás saiu a figura do esgrevio poeta Díaz Castro. Agora quere que lle demos un repaso, en sesión comunitaria, antes de que o material pase definitivamente ao prelo. Pastora, ten alma de xornalista, houbera sido xornalista, pero as circunstancias da vida levaronna por outros vieiros. Estou convencido de que destacaría en calquera dos xéneros, aínda que probablemente na area da investigación e do reporteirismo brillaría especialmente, labor que estaría presidido polo seu marcado activismo e compromiso social. Pois mira por onde, está a facer un traballo de recuperación con varias frontes abertas: antropolóxica, etnográfica, social, patrimonio material e inmaterial, a través dos testemuños de vilaregos de aquí e de acolá, xa que en máis dun caso tivo que desprazarse para valeirar a memoria histórica de xentes maiores que atesouran vivencias, experiencias, anecdotario. "Os Vilares, lareira de soños" ten asegurado o éxito antes de sair da imprenta. Foron moitas as familias coas que estableceu contacto a autora, familias que agora estan expectantes e desexando ver o produto do traballo e inxente esforzo de Pastora Veres. Hoxe, paso decisivo.

jueves, 17 de septiembre de 2015

Recordando a Eugenio Peña, periodista radiofónico de los años 60, en el 45 aniversario de su óbito

Eugenio Peña, a la izquierda, con Luis Porta de la Encina, en las instalaciones de La Voz de Ferrol, luego COPE
No llegué a tener una gran relación con  él, pero la imagen que me quedó grabada de las ocasiones que conversé con Eugenio Peña es la de una gran persona, divertida, campechana y muy cordial. Veraneaba en Covas, en donde nos hemos visto muchas veces . Era uno de los periodistas de radio, dedicado fundamentalmente al género deportivo. Hablo de los años sesenta. Junto con Benito Vázquez, Panchete (Teodosio Ramírez), Pita da Veiga, que firmaba la sección "Ferrol de noche" en La Voz de Ferrol, luego COPE, eran, entre otras, de las personas que yo, entonces practicando el periodismo amateur, admiraba por su quehacer radiofonista, por la soltura, los recursos y las tablas para desenvolverse ante los micrófonos.
          Mañana, día 18, se cumplen cuarenta y cinco años que falleció. Fue enterrado en el cementerio de Catabois el día 19 de septiembre de 1970. En el obituario publicado en el Ferrol Diario (1969-1981) se decía "Como radiofonista lo dio todo, locutor de estudio, presentador, locutor deportivo y jefe de programas de la emisora. Como hombre deja entre los que fuimos sus amigos y compañeros una estela de cordialidad y de buena amistad". Sus trabajos radiofónicos los alternó con la prensa.
          Fue crítico deportivo de El Ideal Gallego y hasta su fallecimiento fue locutor deportivo del programa Domingo Deportivo Español de la cadena REM (Red de Emisoras del Movimiento). "Vicentón", compañero en las tareas de información deportiva de Ferrol Diario, autor de la necrológica,  subrayaba " el último domingo estuvo en el estadio (Manuel Rivera) y dio con puntualidad y objetividad la crónica del Racing-Castellón".

Peña retransmite un encuentro del Racing
desde Lugo el 17-10-1965
          Eugenio Peña Díaz era el secretario técnico de la Delegación de la Juventud y unos meses ante de su muerte, el mando nacional había premiado sus méritos con la concesión de la Medalla de la Juventud. He tenido la oportunidad de conocer a su nieta Eugenia Rodríguez Peña, que  perteneció a la plantilla fundadora de Diario de Ferrol, en cuya área de recepción trabajó, en mi etapa como director del periódico ferrolano. Eugenia, me facilitó unas valiosas fotografías de su abuelo enmarcadas en ambientes de la radio y de la prensa deportiva, dos de las cuales ilustran este post. Cuarenta y cinco años después, Eugenio Peña en la memoria.