jueves, 26 de junio de 2014

El primero y único atentado mortal del Exército Guerrilheiro do Pobo Galego Ceibe, 25 años después

De izquierda a derecha y de arriba abajo, guardias civiles y vecinos rastrean el monte, tras el
asesinato del agente Ruzo; el revólver que había sido robado a un guarda jurado y Sánchez
Presedo, a la derecha, presidente en funciones de la Xunta, a la salida de los funerales, acompañado
del conselleiro de Transportes y Turismo, Suárez Vence.

Las fotos son de José Mauriz
En el pasado mes de febrero se cumplieron 25 años del asesinato de un guardia civil en la carretera de Irixoa. Era y es el primero y el único atentado mortal que consta en la corta historia del Exército Gerrilheiro do Pobo Galego Ceibe (EGPGC). Hasta entonces no había cometido ningún delito de sangre y su actividad se orientara a atacar a los que consideraba sus enemigos principales, Unión Fenosa y la banca. Conste que un año antes del dramático suceso de Irixoa había puesto una bomba en el chalé de Manuel Fraga en Perbes, causando serios destrozos. La sentencia dictada en su día consideraba probado que Manuel Quintáns López, Ramón Piñeiro, Juan Carlos Deibe, Francisco Javier Filgueira, Josefa Rodríguez y Alexandra Queirós decidieron apoderarse de los uniformes, armas y material de los miembros de la Guardia Civil que patrullaban por Irixoa. Tras vigilar a los agentes, comprobaron que cambiaban continuamente de itinerario por lo que plantearon simular un accidente para atraerlos. Alquilaron un vehículo y el 1 de febrero de 1989 secuestraron a un vigilante jurado, le arrebataron el revólver y lo abandonaron en Pastoriza, donde permaneció atado y amordazado durante una hora, hasta que fue liberado. Los terroristas se dirigieron al lugar convenido en la carretera de Irixoa a Monfero y desde allí llamaron a la Guardia Civil para comunicar que se había producido un accidente. A la una de la madrugada del 2 de febrero, cuando los agentes Benedicto García Ruzo y Antonio Pérez Freire llegaron al lugar, vieron a un miembro del comando tendido en el suelo simulando estar herido, mientras otros fingían atenderle. Cuando los agentes bajaron del vehículo, Quintáns atacó a Pérez Freire disparándole con el revólver que le habían robado al guarda jurado, quedando aquel herido, mientras el resto del comando asesinaba a García Ruzo. Quintáns y Piñeiro fueron detenidos horas después en un barranco próximo a la carretera, donde se intervino la pistola del vigilante jurado y la del guardia civil muerto. Quintáns, que había quedado en libertad desapareció de España y fue localizado en julio de 1998 en la ciudad mexicana de Morella, donde trabajaba en un periódico local y en 1999 México concedió su extradición, siendo condenado a 72 años de cárcel en sentencia dictada por la Audiencia Nacional hace ahora once años, en el 2003. El Exército Guerrilheiro do Pobo Galego Ceibe nace en el año 1986 y fue desarticulado prácticamente entre 1989 y 1990. Antón Arias Curto, originario de Monforte de Lemos, fue su ideólogo principal y cumplió condena hasta 1995.

lunes, 23 de junio de 2014

Las fiestas de mi pueblo

Las "voladoras" inmortalizadas por la fotógrafa
estadounidense Ruth Mathilda Anderson en un
viaje que hizo por Galicia en los años 20
Mi parroquia natal está de fiesta. Es el patrón San Juan. Dice la comisión de la asociación vecinal que nadie recuerda en la localidad que dejaran de celebrarse estos festejos. Existen dudas sobre el período de la Guerra Civil, pero tampoco certezas en un sentido u otro. Estas fiestas están asociadas a mi infancia. Se celebraban en la carretera de acceso a la iglesia, A Carreira, naturalmente empedrada, por la que apenas transitaban coches. Por aquel entonces -sucede con todos los recuerdos de la niñez que tienden a agigantar los escenarios, las personas, etc- me parecía que era una explanada enorme. Como enorme era el gentío que allí se congregaba. Hoy cuando paso por la zona me parece mentira que en aquel espacio tan exiguo se  montara todo el dispositivo festero y, desde luego, descarto que se reuniese una cantidad ingente de personas. Recuerdo las "voladoras", especie de norias que se pueden ver en la foto que ilustra este post; las "lanchas" en las que para el balanceo se sumaban las fuerzas de los dos ocupantes que tiraban de respectivas cuerdas. Y un tinglado que constaba de unos raíles, que descansaban sobre unos pilares en el suelo,  y un avión que portaba un petardo en el morro. El aparato había que asirlo por su popa y subirlo por una fuerte pendiente de aquella infraestructura hasta llegar a un tope en el que explosionaba el diminuto paquete de pólvora. Era una prueba de fuerza para los adultos. La pirotecnia se lanzaba toda a mano y los chavales corríamos detrás de las varillas, afición no exenta de cierto riesgo. Guardo también un especial recuerdo del repique de campanas en la procesión. Incluso mantengo el nombre en la memoria, Eliseo, un vecino que manejaba muy bien los badajos haciendo una combinación "gloriosa" entre la campana más aguda y la más grave. Era como una composición musical. Iniciaba en ritmo "lento" para continuar "in crescendo" hasta alcanzar una gran apoteosis, no exenta de ritmo, cadencia y singulares matices. Todo un lenguaje que otros con más sensibilidad y recursos que el que suscribe han sabido narrar y describir con categoría literaria.Yo admiraba al campanero, como admiraba al pirotécnico y no digamos a los divos de las orquestas, que solían ser los llamados vocalistas. En ocasiones, cuando el presupuesto lo permitía, se traía a dos formaciones musicales, que rivalizaban sobre aquellos escenarios levantados con tablas de pino y adornados con ramas y espadañas. La energía eléctrica la suministraba un motor que movía una dinamo, cuyo ruido se mezclaba con la megafonía de la orquesta. Recuerdo igualmente las peleas entre bandas de parroquias vecinas que rivalizaban. En algunos casos, acababan con agresiones graves. Los músicos compartían el almuerzo extraordinario en casas de vecinos del lugar. Entonces funcionaba la hospitalidad como una actitud natural en días tan señalados. No me olvido, por otro lado, de los estrenos de calzados y ropa. Se esperaba al patrón para hacer un dispendio, no muy ostensible. Eran años de la posguerra, años de hambre y de muchas necesidades. La liturgia está también muy presente en los recuerdos. Ese día se celebraba "la misa de función", amenizada por algunos miembros de las orquestas que luego se lucirían en las verbenas. En fin, y tantas otras vivencias y experiencias que harían interminable esta "acotación". Queden cuando menos algunas de las que han ido saliendo según los dedos "repicaban" el teclado de mi ordenador.

jueves, 19 de junio de 2014

Hace 40 años, la piqueta iniciaba las obras de demolición parcial del barrio de Esteiro

En las fotos de arriba, el inicio de la demolición y la franja de terreno liberada. En las de abajo, los albergues
que alojaron a familias en espera de piso en el nuevo polígono de Caranza y ,finalmente, un aspecto
de la avenida del nuevo Esteiro.
(Fotos del archivo gráfico de Ferrol Diario)
Se cumplen cuarenta años del inicio del derribo parcial del barrio de Esteiro. Cuenta la crónica de Ferrol Diario que el Ministerio de Vivienda invertiría mil millones de pesetas en la urbanización y que construiría 3.000 viviendas y añade que con motivo de los primeros trabajos de la piqueta fueron numerosas las personas que no han querido perderse el momento histórico. Comenzaba el derribo del barrio obrero, primer asentamiento urbano datado en el siglo XVIII, levantado antes del barrio de la Magdalena. En plan pinceladas históricas habrá que señalar que de 1740 a 1751 se erige toda un área de expansión urbana con el fin de albergar a la población trabajadora, atraída por los astilleros. Pablo Rey Martínez "Caderno 17 FerrolAnalisis dice que "es el primer proceso especulativo que se da en Ferrol ya que resulta lucrativo para los constructores y su escasa calidad es causa de su degradación y derribo". El barrio fue concebido con un trazado geométrico sin alcanzar la regularidad de la Magdalena, que vendría después, interponiéndose entre Ferrol Vello y Esteiro. Del original barrio solo quedan algunas casas de poca altura, en mal estado de conservación en torno a la calle San Carlos (Carlos III), "mientras que la tipología dominante en la actualidad es la de edificios de viviendas en altura", precisa Pablo Rey. En un documental editado por el Club de Prensa de Ferrol con el "Caderno" antes citado, el escritor y dibujante-caricaturista Siro López, nacido en Esteiro, calle Fernando VI, recordaba que los niños estaban todo el día en la calle y en el campo de Batallones, que no tenía nada que ver con la masa de hormigón que es hoy. "Entonces era un vergel al que iban las mujeres a poner la ropa a clareo y los niños a jugar". Dice también Siro en ese reportaje (que muestra el antes y el después de Esteiro) que los adultos se reunían en los "muchos bares" que había en el barrio "El chollo", "Entra y verás", "La somozana" etc, a jugar al dominó y a las cartas. Los mayores acudían también a presenciar aquellos históricos encuentros en los que el Esteiro rivalizaba con el Ánimas, Ferrándiez, Canido, Portuarios, Libunca..."enfrentamientos que proporcionalmente llevaban más gente al campo que lleva hoy el Racing". Evoca, asimismo, las romerías "Cuando llegaban las fiestas señaladas muchas familias de Esteiro marchábamos a pasar el día a O Seixo, O Cadaval, Entrerríos... con una empanada, carne asada y garrafas de vino. Cantábamos a lo largo de todo el día canciones como esta que empieza así "allá en el río de la sardina una columna yo vi acampar, los socios eran del Club del Croio que al soto iban a merendar..." Tras la demolición parcial del viejo barrio surgió una nueva urbanización con la avenida de Esteiro como eje principal para permitir la expansión de la ciudad y dar continuidad a su trazado. Actualmente, el tejido urbano está llegando a unir Esteiro con Caranza. Desde el punto de vista social, la demolición originó en los años setenta un trasvase de familias al nuevo polígono de Caranza, hoy el más populoso de la ciudad, llegando a construirse una serie de albergues para aquellas familias que tuvieron que esperar a que terminasen las obras.

martes, 17 de junio de 2014

Histórico enfrentamiento de los curas ferrolanos con la autoridad militar en el Corpus Christi del año 68

En la foto, el prelado Araúxo Iglesias, años ochenta, bendice
la ciudad desde las escaleras del edificio consistorial, en
el día del Corpus. A la izquierda se aprecia una represen-
tación militar de la Armada española.

Pasado mañana es la festividad del Corpus. Tres jueves hay en el año que relucen más que el sol, Jueves Santo, Corpus Christi y el día de la Ascensión, reza el refranero popular. A mi memoria vienen aquellas procesiones solemnes y fastuosas de los años sesenta, que no se sabía muy bien si eran desfiles militares o rituales litúrgicos. Tal que así deberían de verlos los curas de la época, que quisieron dar un golpe timón y desproveer la festividad de tanto boato, pero al final la cosa acabó sin cumplir el objetivo y con algunos castigos a los sacerdotes, además de un toque de atención dado al entonces obispo de la diócesis, monseñor Argaya Goycoechea. Fue precisamente en el año 1968 cuando el Consejo Presbiteral decidió el cambio litúrgico de la procesión del Corpus, reduciendo al mínimo el aspecto procesional limitando toda una celebración de la eucaristía a un acto en la plaza pública "para quitarle a la procesión su aspecto escandaloso de mero espectáculo", escribió en su día el teólogo Xosé Chao Rego, a la cura de la parroquia de Santa Mariña cuando ocurría este percance, hoy y desde hace muchos años, secularizado. Aquella toma de posición constituía, sin duda, un explosivo en una ciudad en la que radicaba una importante plaza militar. Se quería suprimir la escolta de soldados y marineros, la tradicional bendición del mar desde Capitanía General y un desfile procesional de unas autoridades, civiles y militares, que tendrían que asistir como simples fieles "si tal era su devoción", subrayaba Chao Rego en FerrolAnalisis nº 2, de julio de 1991, publicación que edita el Club de Prensa, entonces bajo la dirección del que esto escribe. Pues bien, fue suficiente que un representante del clero castrense en el Consejo Presbiteral fuese al Capitán General para informarle de que aquellas eran artimañas de curas comunistas para que la más alta autoridad, "con fama de ver comunistas debajo de su cama" pusiese en marcha una operación de caza de brujas "de la que varios ingenuos entusiastas de la reforma litúrgica salimos heridos y el bueno del obispo, desprestigiado", remarca Xosé Chao. El prelado hubo de retratarse y el cura Fernando Porta de la Encina, responsable de la ceremonia, en tanto experto en liturgia, resultó depuesto de su curato de la parroquia de San Julián en la que llevaba escasas semanas de ejercicio pastoral. Chao Rego confiesa en el trabajo al que hice referencia que no hubo intencionalidad política alguna, solamente interés pastoral "lo que puedo suscribir como secretario del Consejo Presbiteral, lo que me llevó a enfrentarme con mi querido obispo, defender a Fernando Porta y protestar por la injerencia de la autoridad militar". Ya Jacinto Argaya Goicoechea se había marchado destinado a San Sebastián "y en una emotiva reconciliación, acabamos los dos de rodillas pidiéndonos perdón mutuamente", concluye Chao Rego su relato.

domingo, 15 de junio de 2014

A propósito de la "Ruta Torrentiana"

Mario Couceiro con Gonzalo Torrente Ballester
en el acto de presentación del ciclo de
conferencias con el que se inauguraban
las actividades del Club de Prensa en
el año 1987
Ayer, un grupo de ferrolanos y escritores llegados de fuera recreábamos una ruta por escenarios y entidades que estuvieron ligados a la figura del escritor y académico Torrente Ballester, en la conmemoración del 25 aniversario del premio de narrativa instituido por la Diputación Provincial de A Coruña. Al término, en un almuerzo colectivo que celebramos allí, en Serantes, al pie de la casa natal del autor de "Los Gozos y las Sombras" salieron a relucir innumerables comentarios y anécdotas por parte de personas que le conocieron y estudiaron. Como ya escribí en otras ocasiones -y en el paseo de ayer lo recordaba el profesor Ponte Far al presentarme en Herrera, en donde leí un fragmento de la obra torrentiana alusiva a ese hermoso mirador- los periodistas ferrolanos rescatamos al "Señor de las palabras" nombrándole "Ferrolano del Año". Fue el primero que recibió este galardón, hoy institucionalizado por el ayuntamiento local. Esto sucedía en el año 1977 y diez años más tarde, en el 1987, abría también el ciclo de conferencias con que el Club de Prensa de Ferrol iniciaba sus actividades, tras la fundación. El escritor fue presentado en aquella ocasión por el periodista y poeta Mario Couceiro, del que me ocupaba, junto con otros, en las "acotaciones" anteriores al abordar el tema del humor en Ferrol. A propósito recuerdo que Marius (pseudónimo) empezaba así, con ese toque humorístico, su intervención en el salón de actos de Caixa Galicia. Tengo la desgracia de ser el socio más carroza del Club de Prensa. De todos modos no voy a negar que me siento muy orgulloso de preceder en la palabra a un ferrolano de la categoría humana e intelectual de Gonzalo Torrente Ballester. Sin embargo creo que en este caso concreto la presentación carece de sentido. Es como si algún desocupado convecino y al mismo tiempo tonto de nacimiento, ambas cosas pueden ir unidas, se esforzase en explicaros, mientras paseáis con él por jardines del Cantón, que aquellos son efectivamente los jardines del Cantón. Si esto llegase a producirse, nadie os reprocharía que mandaseis a la mosca, ya entendéis, con perdón, al informante. Sólo espero que vosotros que sois personas generosas no me enviéis a ese lugar. No me gustaría nada. Tenía también un gesto de distinción para José Antonio Ponte Far, ayer alma mater de la "Ruta Torrentiana". En una pose de humildad que le honraba, Marius decía cualquiera de vosotros podría hacerlo mucho mejor que yo, por ejemplo, Ponte Far, que ha hecho trabajos muy meritorios sobre la obra del escritor Torrente". Otro detalle del sentido del humor del presentador de aquel acontecimiento, en el que Torrente habló del periodismo, queda reflejado en el siguiente fragmento. Hablaba de la obra de GTB y decía "ha escrito también un libro, Don Juan, que quizás sea una novela o que probablemente no lo sea. La critica especializada discute aún acerca de ese arcano. Lo que a mi como lector me importa tres pitos. Según mi opinión, y no soy el único en opinar así, se trata de una de las obras en prosa de más alta categoría calidad que hayan sido escritas en España a lo largo de este siglo. Y terminaba Couceiro de esta guisa como ya os he dicho todo lo que sabíais de antemano, voy a terminar este rollo, recordando que fuimos nosotros, los periodistas de la ciudad, los que un día decidimos elegirle Ferrolano del Año, con lo que deseábamos entonces constatar que él era y es el ferrolano más ilustre no de un año sino de todos, mientras la gente no pierda algo tan consustancial con el hombre como lo es el amor a la lectura. Por eso y por todo lo que he dicho y dejé de decir os ruego que deis la bienvenida con un aplauso a Gonzalo Torrente Ballester, por haberse desplazado desde Salamanca para hacernos el favor de inaugurar el ciclo cultural organizado por el recién nacido Club de Prensa.



viernes, 13 de junio de 2014

Ferrol y el humor, al calor del Curso Gurméndez

De izquierda a derecha y de arriba a abajo, Mario Couceiro, Álvaro Paradela, Armando Salas,
Siro López y Xaquín Marín, algunos de los ferrolanos que cultivaron y cultivan el genero del humor
en sus diversas facetas.
 
El Club de Prensa de Ferrol ha diseñado para el presente año (9, 10 y 11 de julio) un Curso Gurméndez, muy a la medida del propio decano de la entidad, el escritor, dibujante y caricaturista, Siro López. El humor es una cosa muy seria, había dicho Wenceslao Fernández Flórez que, por cierto, si no es ferrolano de nacimiento, sí lo era su padre, mientras que su abuela paterna era natural de Esmelle, condición que también yo ostento orgulloso. Además, Wenceslao a principios del siglo pasado dirigió con 18 años el Diario Ferrolano durante un cuatrienio y aquí ambientó sus dos novelas "La procesión de los días" (tengo un ejemplar original, gentileza del documentalista y director del CGAI, Guillermo Escrigas) e "Historia de un dipsómano". Por cierto, en el diario ABC llegó a tener una sección que se titulaba de manera muy parecida a la que acoge este blog "Acotaciones de un oyente". Como del humor en general se hablará largo y tendido en la presente edición del curso, yo me quedo con el humor de casa, o sea, de los ferrolanos, aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid. Será el propio Siro el que en el número 1 de FerrolAnalisis (1990, director Germán Castro) haga una revisión de este asunto. Recordaba el prestigioso caricaturista aquella canción popular "Es en Ferrol donde reina la alegría, es en Ferrol don reina el buen humor..." También relacionaba la prensa de humor y satírica del último tercio del siglo XIX y principios del XX con cabeceras como El entremés, La tranca, El ayo, Ferrol cómico, La Chispa. Nos presentaba asimismo a autores y actores como Charlón y Hermida, ubicados en los años 20 y 30 y al llegar a la personalidad de Gonzalo Torrente, Siro apuntaba (traducido del gallego) "Un humor mucho más refinado y sutil es el de Torrente Ballester y Wenceslao Fernández Flórez". Citaba también en aquel trabajo al escritor Xavier Alcalá y "su divertidísima obra "A nosa cinza" En la nominación de escritores o periodistas que en sus trabajos recurrían al humor, en este caso satírico, incluyó a Mario Couceiro (Marius) y entorno al médico, escritor y poeta, naronés de adopción, coruñés de nacimiento, Álvaro Paradela, precisaba que exhibía "un humor muy peculiar".  En el apartado del humor gráfico citaba Siro, entre otros, a Armando Salas, pero sobre todos a Xaquín Marín y decía "Los demás seguimos el magisterio de Castelao o nos dejábamos influenciar por La Codorniz, pero el humor de Marín es genuinamente gallego". Para encontrar otro humorista gráfico de la zona como Marín, Siro López se remontaba a los inicios del siglo pasado, con Juan Carlos Alonso, que dirigió en Buenos Aires la revista Caras y Caretas. Alonso había nacido en Ferrol en el 1886. Antes citaba el decano del Club de Prensa a Álvaro Paradela. En "Diálogos con Álvaro Paradela. Ensaio, poesía e xornalismo" (Germán Castro,  Documentos FerrolAnalisis, 2006), el médico e intelectual señalaba "no percibo que en Ferrol haya humorismo...Los humoristas de Ferrol son forasteros de fuera (sic) porque pienso que son sobrinos de La Codorniz", lo que, al menos en parte concuerda con lo que precisaba Siro López. No obstante, Paradela ponía como ejemplo del mejor humorismo ferrolano al periodista y poeta Mario Couceiro.


martes, 10 de junio de 2014

El "nomadismo" de un periódico

Cuando mostraba a alumnos de ESO y a los propios universitarios el museo "Xornalismus", instalado en el bajo del Diario de Ferrol, y como quiera que allí se colgaba un ejemplar de El Correo Gallego, pude deducir que hay mucha gente joven que desconoce que el periódico compostelano había nacido en Ferrol. Al citar este dato, las caras de sorpresa eran visibles, lo que me motivaba para aportar  la mayor información al respecto. Entre otras razones porque, como destaca el escritor Guillermo Llorca en  "Historia da prensa ferrolá" (1845-1992), la sociedad local de los siglos XIX y XX fue impulsora de numerosas cabeceras, hasta 243 diferentes en el período antes citado. El Correo Gallego se fundó en el año 1878 y no fue hasta 1938 que cambió de "residencia", trasladándose a Santiago. "El Correo Gallego fue un caso raro y curioso de nomadismo periodístico" (traducido del gallego) como lo llegó a calificar el historiador antes citado. El nuevo periódico pasó a llamarse El Correo y Eco de Santiago". El rotativo ferrolano fue vendido por 80.000 pesetas a la Editorial Compostela. Llegó a tener en los sesenta años de "personalidad" ferrolana catorce directores. Entre otros, Victorino Novo García, Manuel Comellas Coimbra, Ramón Villar Ponte, Xaime Quintanilla Martínez y Fernando Pérez Barreiro. En el momento de la operación de venta, el director era Rafael Barcón Orta, miembro de la familia propietaria. En la sede de este periódico se reunían escritores, artistas, intelectuales y gente del mundo de la política. Eran sus colaboradores, entre otros, Andrés Avelino Comerma, Saralegui, Montero Aróstegui, Fort Roldán, Pondal, Curros Enríquez, etc. Fue el de mayor tamaño y de los mejores confeccionados de Galicia. Llorca escribe que se enviaba a la ciudad que lo vio nacer a las cuatro de la madrugada en un auto que llegaba justo al tiempo en que los trabajadores, lectores diarios de la publicación, entraban en la factoría naval. Llegaron a tirarse 6.000 ejemplares en el año 1920, solo superados por el Faro de Vigo y La Voz de Galicia. El Correo Gallego mantuvo siempre hasta la actualidad una redacción en Ferrol. El intelectual, escritor, profesor y pintor Leyra Domínguez, que escribió "Ensayo en torno al periodismo ferrolano, 1845-1987", ensayo que no llegó a editarse aunque sí quedaron unos cuantos ejemplares en los talleres en los que se iba a imprimir,  relata "Las polémicas sostenidas por El Correo Gallego en los primeros años de su aparición se barajaban con las campañas y banderías locales sostenidas por otros colegas como La Democracia y La Monarquía. El Correo representaba a la clase media, La Democracia, a la clase obrera y La Monarquía, a las clases conservadoras. Quiere ello decir que Ferrol alimentó finales del siglo XIX a tres periódicos diarios. El hueco dejado por El Correo Gallego al marcharse a Santiago no fue ocupado hasta el año 1969, treinta y un años después, en que se puso en marcha el Ferrol Diario, en el que yo nací  a esta profesión, aunque, como dije y escribí en diversas ocasiones, mi vocación me llevó a practicar desde muy joven un periodismo amateur.