En el pasado mes de febrero se cumplieron 25 años del
asesinato de un guardia civil en la carretera de Irixoa. Era y es el primero y
el único atentado mortal que consta en la corta historia del Exército Gerrilheiro
do Pobo Galego Ceibe (EGPGC). Hasta entonces no había cometido ningún delito de
sangre y su actividad se orientara a atacar a los que consideraba sus enemigos
principales, Unión Fenosa y la banca. Conste que un año antes del dramático
suceso de Irixoa había puesto una bomba en el chalé de Manuel Fraga en Perbes,
causando serios destrozos. La sentencia dictada en su día consideraba probado
que Manuel Quintáns López, Ramón Piñeiro, Juan Carlos Deibe, Francisco Javier
Filgueira, Josefa Rodríguez y Alexandra Queirós decidieron apoderarse de los
uniformes, armas y material de los miembros de la Guardia Civil que patrullaban
por Irixoa. Tras vigilar a los agentes, comprobaron que cambiaban continuamente
de itinerario por lo que plantearon simular un accidente para atraerlos.
Alquilaron un vehículo y el 1 de febrero de 1989 secuestraron a un vigilante
jurado, le arrebataron el revólver y lo abandonaron en Pastoriza, donde
permaneció atado y amordazado durante una hora, hasta que fue liberado. Los
terroristas se dirigieron al lugar convenido en la carretera de Irixoa a
Monfero y desde allí llamaron a la Guardia Civil para comunicar que se había
producido un accidente. A la una de la madrugada del 2 de febrero, cuando los
agentes Benedicto García Ruzo y Antonio Pérez Freire llegaron al lugar, vieron
a un miembro del comando tendido en el suelo simulando estar herido, mientras
otros fingían atenderle. Cuando los agentes bajaron del vehículo, Quintáns atacó
a Pérez Freire disparándole con el revólver que le habían robado al guarda
jurado, quedando aquel herido, mientras el resto del comando asesinaba a García Ruzo. Quintáns y
Piñeiro fueron detenidos horas después en un barranco próximo a la carretera,
donde se intervino la pistola del vigilante jurado y la del guardia civil
muerto. Quintáns, que había quedado en libertad desapareció de España y fue
localizado en julio de 1998 en la ciudad mexicana de Morella, donde trabajaba
en un periódico local y en 1999 México concedió su extradición, siendo
condenado a 72 años de cárcel en sentencia dictada por la Audiencia Nacional
hace ahora once años, en el 2003. El Exército Guerrilheiro do Pobo Galego Ceibe
nace en el año 1986 y fue desarticulado prácticamente entre 1989 y 1990. Antón
Arias Curto, originario de Monforte de Lemos, fue su ideólogo principal y
cumplió condena hasta 1995.
jueves, 26 de junio de 2014
lunes, 23 de junio de 2014
Las fiestas de mi pueblo
Las "voladoras" inmortalizadas por la fotógrafa estadounidense Ruth Mathilda Anderson en un viaje que hizo por Galicia en los años 20 |
Mi parroquia natal está de fiesta. Es el patrón San Juan.
Dice la comisión de la asociación vecinal que nadie recuerda en la localidad
que dejaran de celebrarse estos festejos. Existen dudas sobre el período de la
Guerra Civil, pero tampoco certezas en un sentido u otro. Estas fiestas están
asociadas a mi infancia. Se celebraban en la carretera de acceso a la iglesia, A
Carreira, naturalmente empedrada, por la que apenas transitaban coches. Por
aquel entonces -sucede con todos los recuerdos de la niñez que tienden a
agigantar los escenarios, las personas, etc- me parecía que era una explanada
enorme. Como enorme era el gentío que allí se congregaba. Hoy cuando paso por
la zona me parece mentira que en aquel espacio tan exiguo se montara todo el dispositivo festero y, desde
luego, descarto que se reuniese una cantidad ingente de personas. Recuerdo las
"voladoras", especie de norias que se pueden ver en la foto que ilustra este post; las "lanchas" en las que para el balanceo se
sumaban las fuerzas de los dos ocupantes que tiraban de respectivas cuerdas. Y
un tinglado que constaba de unos raíles, que descansaban sobre unos pilares en
el suelo, y un avión que portaba un
petardo en el morro. El aparato había que asirlo por su popa y subirlo por una
fuerte pendiente de aquella infraestructura hasta llegar a un tope en el que
explosionaba el diminuto paquete de pólvora. Era una prueba de fuerza para los
adultos. La pirotecnia se lanzaba toda a mano y los chavales corríamos detrás
de las varillas, afición no exenta de cierto riesgo. Guardo también un especial
recuerdo del repique de campanas en la procesión. Incluso mantengo el nombre en
la memoria, Eliseo, un vecino que manejaba muy bien los badajos haciendo una
combinación "gloriosa" entre la campana más aguda y la más grave. Era
como una composición musical. Iniciaba en ritmo "lento" para
continuar "in crescendo" hasta alcanzar una gran apoteosis, no exenta
de ritmo, cadencia y singulares matices. Todo un lenguaje que otros con más
sensibilidad y recursos que el que suscribe han sabido narrar y describir con categoría
literaria.Yo admiraba al campanero, como admiraba al pirotécnico y no digamos a
los divos de las orquestas, que solían ser los llamados vocalistas. En
ocasiones, cuando el presupuesto lo permitía, se traía a dos formaciones
musicales, que rivalizaban sobre aquellos escenarios levantados con tablas de
pino y adornados con ramas y espadañas. La energía eléctrica la suministraba un
motor que movía una dinamo, cuyo ruido se mezclaba con la megafonía de la
orquesta. Recuerdo igualmente las peleas entre bandas de parroquias vecinas que
rivalizaban. En algunos casos, acababan con agresiones graves. Los
músicos compartían el almuerzo extraordinario en casas de vecinos del lugar.
Entonces funcionaba la hospitalidad como una actitud natural en días tan
señalados. No me olvido, por otro lado, de los estrenos de calzados y ropa. Se
esperaba al patrón para hacer un dispendio, no muy ostensible.
Eran años de la posguerra, años de hambre y de muchas necesidades. La liturgia
está también muy presente en los recuerdos. Ese día se celebraba "la misa
de función", amenizada por algunos miembros de las orquestas que luego se
lucirían en las verbenas. En fin, y tantas otras vivencias y experiencias que
harían interminable esta "acotación". Queden cuando menos algunas de
las que han ido saliendo según los dedos "repicaban" el teclado de mi ordenador.
jueves, 19 de junio de 2014
Hace 40 años, la piqueta iniciaba las obras de demolición parcial del barrio de Esteiro
Se cumplen cuarenta años del inicio del derribo parcial del barrio
de Esteiro. Cuenta la crónica de Ferrol Diario que el Ministerio de Vivienda
invertiría mil millones de pesetas en la urbanización y que construiría 3.000
viviendas y añade que con motivo de los primeros trabajos de la piqueta fueron numerosas
las personas que no han querido perderse el momento histórico. Comenzaba el
derribo del barrio obrero, primer asentamiento urbano datado en el siglo XVIII,
levantado antes del barrio de la Magdalena. En plan pinceladas históricas habrá que señalar que de 1740 a 1751 se erige toda un
área de expansión urbana con el fin de albergar a la población trabajadora,
atraída por los astilleros. Pablo Rey Martínez "Caderno 17 FerrolAnalisis
dice que "es el primer proceso especulativo que se da en Ferrol ya que
resulta lucrativo para los constructores y su escasa calidad es causa de su
degradación y derribo". El barrio fue concebido con un trazado
geométrico sin alcanzar la regularidad de la Magdalena, que vendría después,
interponiéndose entre Ferrol Vello y Esteiro. Del original barrio solo quedan
algunas casas de poca altura, en mal estado de conservación en torno a la calle
San Carlos (Carlos III), "mientras que la tipología dominante en la
actualidad es la de edificios de viviendas en altura", precisa Pablo Rey.
En un documental editado por el Club de Prensa de Ferrol con el "Caderno" antes
citado, el escritor y dibujante-caricaturista Siro López, nacido en Esteiro, calle Fernando VI, recordaba que los niños estaban todo el día en la calle y
en el campo de Batallones, que no tenía nada que ver con la masa de hormigón
que es hoy. "Entonces era un vergel al que iban las mujeres a poner la
ropa a clareo y los niños a jugar". Dice también Siro en ese reportaje (que muestra el antes y el después de Esteiro) que los adultos se reunían en los "muchos bares" que había en el barrio "El chollo", "Entra y
verás", "La somozana" etc, a jugar al dominó y a las cartas. Los
mayores acudían también a presenciar aquellos históricos encuentros en los que
el Esteiro rivalizaba con el Ánimas, Ferrándiez, Canido, Portuarios,
Libunca..."enfrentamientos que proporcionalmente llevaban más gente al
campo que lleva hoy el Racing". Evoca, asimismo, las romerías
"Cuando llegaban las fiestas señaladas muchas familias de Esteiro
marchábamos a pasar el día a O Seixo, O Cadaval, Entrerríos... con una empanada,
carne asada y garrafas de vino. Cantábamos a lo largo de todo el día canciones como esta que empieza así "allá en el
río de la sardina una columna yo vi acampar, los socios eran del Club del Croio que al soto iban a merendar..." Tras la demolición parcial del viejo barrio
surgió una nueva urbanización con la avenida de Esteiro como eje principal para
permitir la expansión de la ciudad y dar continuidad a su trazado. Actualmente,
el tejido urbano está llegando a unir Esteiro con Caranza. Desde el punto de
vista social, la demolición originó en los años setenta un trasvase de familias al nuevo polígono
de Caranza, hoy el más populoso de la ciudad, llegando a construirse una serie
de albergues para aquellas familias que tuvieron que esperar a que terminasen
las obras.
martes, 17 de junio de 2014
Histórico enfrentamiento de los curas ferrolanos con la autoridad militar en el Corpus Christi del año 68
Pasado mañana es la festividad del Corpus. Tres jueves hay
en el año que relucen más que el sol, Jueves Santo, Corpus Christi y el día de
la Ascensión, reza el refranero popular. A mi memoria vienen aquellas
procesiones solemnes y fastuosas de los años sesenta, que no se sabía muy bien
si eran desfiles militares o rituales litúrgicos. Tal que así deberían de
verlos los curas de la época, que quisieron dar un golpe timón y desproveer la
festividad de tanto boato, pero al final la cosa acabó sin cumplir el objetivo
y con algunos castigos a los sacerdotes, además de un toque de atención dado al
entonces obispo de la diócesis, monseñor Argaya Goycoechea. Fue precisamente en
el año 1968 cuando el Consejo Presbiteral decidió el cambio litúrgico de la
procesión del Corpus, reduciendo al mínimo el aspecto procesional limitando
toda una celebración de la eucaristía a un acto en la plaza pública "para
quitarle a la procesión su aspecto escandaloso de mero espectáculo",
escribió en su día el teólogo Xosé Chao Rego, a la cura de la parroquia de
Santa Mariña cuando ocurría este percance, hoy y desde hace muchos años,
secularizado. Aquella toma de posición constituía, sin duda, un explosivo en
una ciudad en la que radicaba una importante plaza militar. Se quería suprimir
la escolta de soldados y marineros, la tradicional bendición del mar desde
Capitanía General y un desfile procesional de unas autoridades, civiles y
militares, que tendrían que asistir como simples fieles "si tal era su
devoción", subrayaba Chao Rego en FerrolAnalisis
nº 2, de julio de 1991, publicación que edita el Club de Prensa, entonces bajo
la dirección del que esto escribe. Pues bien, fue suficiente que un
representante del clero castrense en el Consejo Presbiteral fuese al Capitán
General para informarle de que aquellas eran artimañas de curas comunistas para
que la más alta autoridad, "con fama de ver comunistas debajo de su
cama" pusiese en marcha una operación de caza de brujas "de la que
varios ingenuos entusiastas de la reforma litúrgica salimos heridos y el bueno
del obispo, desprestigiado", remarca Xosé Chao. El prelado hubo de
retratarse y el cura Fernando Porta de la Encina, responsable de la ceremonia,
en tanto experto en liturgia, resultó depuesto de su curato de la parroquia de
San Julián en la que llevaba escasas semanas de ejercicio pastoral. Chao Rego
confiesa en el trabajo al que hice referencia que no hubo intencionalidad
política alguna, solamente interés pastoral "lo que puedo suscribir como
secretario del Consejo Presbiteral, lo que me llevó a enfrentarme con mi
querido obispo, defender a Fernando Porta y protestar por la injerencia de la
autoridad militar". Ya Jacinto Argaya Goicoechea se había marchado
destinado a San Sebastián "y en una emotiva reconciliación, acabamos los
dos de rodillas pidiéndonos perdón mutuamente", concluye Chao Rego su
relato.
domingo, 15 de junio de 2014
A propósito de la "Ruta Torrentiana"
![]() |
Mario Couceiro con Gonzalo Torrente Ballester en el acto de presentación del ciclo de conferencias con el que se inauguraban las actividades del Club de Prensa en el año 1987 |
Ayer, un
grupo de ferrolanos y escritores llegados de fuera recreábamos una ruta por
escenarios y entidades que estuvieron ligados a la figura del escritor y
académico Torrente Ballester, en la conmemoración del 25 aniversario del premio
de narrativa instituido por la Diputación Provincial de A Coruña. Al término,
en un almuerzo colectivo que celebramos allí, en Serantes, al pie de la casa
natal del autor de "Los Gozos y las Sombras" salieron a relucir
innumerables comentarios y anécdotas por parte de personas que le conocieron y
estudiaron. Como ya escribí en otras ocasiones -y en el paseo de ayer lo
recordaba el profesor Ponte Far al presentarme en Herrera, en donde leí un
fragmento de la obra torrentiana alusiva a ese hermoso mirador- los periodistas
ferrolanos rescatamos al "Señor de las palabras" nombrándole "Ferrolano
del Año". Fue el primero que recibió este galardón, hoy institucionalizado
por el ayuntamiento local. Esto sucedía en el año 1977 y diez años más tarde,
en el 1987, abría también el ciclo de conferencias con que el Club de Prensa de
Ferrol iniciaba sus actividades, tras la fundación. El escritor fue presentado
en aquella ocasión por el periodista y poeta Mario Couceiro, del que me ocupaba,
junto con otros, en las "acotaciones" anteriores al abordar el tema
del humor en Ferrol. A propósito recuerdo que Marius (pseudónimo) empezaba así, con ese toque humorístico, su
intervención en el salón de actos de Caixa Galicia. Tengo
la desgracia de ser el socio más carroza del Club de Prensa. De todos modos no
voy a negar que me siento muy orgulloso de preceder en la palabra a un
ferrolano de la categoría humana e intelectual de Gonzalo Torrente Ballester.
Sin embargo creo que en este caso concreto la presentación carece de sentido.
Es como si algún desocupado convecino y al mismo tiempo tonto de nacimiento,
ambas cosas pueden ir unidas, se esforzase en explicaros, mientras paseáis con
él por jardines del Cantón, que aquellos son efectivamente los jardines del
Cantón. Si esto llegase a producirse, nadie os reprocharía que mandaseis a la
mosca, ya entendéis, con perdón, al informante. Sólo espero que vosotros que
sois personas generosas no me enviéis a ese lugar. No me gustaría nada. Tenía también un gesto de
distinción para José Antonio Ponte Far, ayer alma mater de la "Ruta Torrentiana". En una pose de humildad que le honraba, Marius decía cualquiera de
vosotros podría hacerlo mucho mejor que yo, por ejemplo, Ponte Far, que ha
hecho trabajos muy meritorios sobre la obra del escritor Torrente". Otro detalle del sentido del
humor del presentador de aquel acontecimiento, en el que Torrente habló del
periodismo, queda reflejado en el siguiente fragmento. Hablaba de la obra de
GTB y decía "ha escrito también un
libro, Don Juan, que quizás sea una novela o que probablemente no lo sea. La
critica especializada discute aún acerca de ese arcano. Lo que a mi como lector
me importa tres pitos. Según mi opinión, y no soy el único en opinar así, se
trata de una de las obras en prosa de más alta categoría calidad que hayan sido
escritas en España a lo largo de este siglo. Y terminaba Couceiro de esta guisa como ya os he dicho todo lo que sabíais de antemano,
voy a terminar este rollo, recordando que fuimos nosotros, los periodistas de
la ciudad, los que un día decidimos elegirle Ferrolano del Año, con lo que
deseábamos entonces constatar que él era y es el ferrolano más ilustre no de un
año sino de todos, mientras la gente no pierda algo tan consustancial con el
hombre como lo es el amor a la lectura. Por eso y por todo lo que he dicho y
dejé de decir os ruego que deis la bienvenida con un aplauso a Gonzalo Torrente
Ballester, por haberse desplazado desde Salamanca para hacernos el favor de
inaugurar el ciclo cultural organizado por el recién nacido Club de Prensa.
viernes, 13 de junio de 2014
Ferrol y el humor, al calor del Curso Gurméndez
El Club de Prensa de Ferrol ha diseñado para el presente año (9, 10 y 11 de julio) un Curso Gurméndez, muy a la medida del propio decano de la entidad, el
escritor, dibujante y caricaturista, Siro
López. El humor es una cosa muy seria, había dicho Wenceslao Fernández Flórez que, por cierto, si no es ferrolano de
nacimiento, sí lo era su padre, mientras que su abuela paterna era natural de
Esmelle, condición que también yo ostento orgulloso. Además, Wenceslao a principios del siglo pasado dirigió con 18 años el Diario Ferrolano durante un cuatrienio y aquí ambientó sus dos novelas
"La procesión de los días" (tengo un ejemplar original, gentileza del documentalista y director del CGAI, Guillermo Escrigas) e "Historia de un dipsómano". Por cierto, en el diario ABC llegó a tener una sección que se titulaba de manera muy parecida a la que acoge este blog "Acotaciones de un oyente". Como del humor en general se hablará largo y tendido en la presente edición del
curso, yo me quedo con el humor de casa, o sea, de los ferrolanos, aprovechando
que el Pisuerga pasa por Valladolid. Será el propio Siro el que en el número 1
de FerrolAnalisis (1990, director
Germán Castro) haga una revisión de este asunto. Recordaba el prestigioso
caricaturista aquella canción popular "Es en Ferrol donde reina la
alegría, es en Ferrol don reina el buen humor..." También relacionaba la
prensa de humor y satírica del último tercio del siglo XIX y principios del XX
con cabeceras como El entremés, La tranca, El ayo, Ferrol cómico, La Chispa. Nos presentaba asimismo a
autores y actores como Charlón y Hermida, ubicados en los años 20 y 30 y
al llegar a la personalidad de Gonzalo
Torrente, Siro apuntaba (traducido del gallego) "Un humor mucho más
refinado y sutil es el de Torrente Ballester y Wenceslao Fernández
Flórez". Citaba también en aquel trabajo al escritor Xavier Alcalá y "su divertidísima obra "A nosa
cinza" En la nominación de escritores o periodistas que en sus trabajos
recurrían al humor, en este caso satírico, incluyó a Mario Couceiro (Marius) y entorno al médico, escritor y poeta,
naronés de adopción, coruñés de nacimiento, Álvaro Paradela, precisaba que exhibía "un humor muy
peculiar". En el apartado del humor
gráfico citaba Siro, entre otros, a Armando
Salas, pero sobre todos a Xaquín
Marín y decía "Los demás seguimos el magisterio de Castelao o nos
dejábamos influenciar por La Codorniz,
pero el humor de Marín es genuinamente gallego". Para encontrar otro
humorista gráfico de la zona como Marín, Siro López se remontaba a los inicios
del siglo pasado, con Juan Carlos Alonso,
que dirigió en Buenos Aires la revista Caras
y Caretas. Alonso había nacido en Ferrol en el 1886. Antes citaba el decano
del Club de Prensa a Álvaro Paradela. En "Diálogos con Álvaro Paradela.
Ensaio, poesía e xornalismo" (Germán Castro, Documentos
FerrolAnalisis, 2006), el médico e intelectual señalaba "no percibo
que en Ferrol haya humorismo...Los humoristas de Ferrol son forasteros de fuera
(sic) porque pienso que son sobrinos de La
Codorniz", lo que, al menos en parte concuerda con lo que precisaba
Siro López. No obstante, Paradela ponía como ejemplo del mejor humorismo
ferrolano al periodista y poeta Mario Couceiro.
martes, 10 de junio de 2014
El "nomadismo" de un periódico
Cuando mostraba a alumnos de ESO y a los propios
universitarios el museo "Xornalismus", instalado en el bajo del Diario de Ferrol, y como quiera que allí
se colgaba un ejemplar de El Correo
Gallego, pude deducir que hay mucha gente joven que desconoce que el
periódico compostelano había nacido en Ferrol. Al citar este dato, las caras de
sorpresa eran visibles, lo que me motivaba para aportar la mayor información al respecto. Entre otras
razones porque, como destaca el escritor Guillermo Llorca en "Historia da prensa ferrolá" (1845-1992),
la sociedad local de los siglos XIX y XX fue impulsora de numerosas cabeceras,
hasta 243 diferentes en el período antes citado. El Correo Gallego se fundó en el año 1878 y no fue hasta 1938 que
cambió de "residencia", trasladándose a Santiago. "El Correo
Gallego fue un caso raro y curioso de nomadismo periodístico" (traducido
del gallego) como lo llegó a calificar el historiador antes citado. El nuevo
periódico pasó a llamarse El Correo y Eco
de Santiago". El rotativo ferrolano fue vendido por 80.000 pesetas a
la Editorial Compostela. Llegó a tener en los sesenta años de
"personalidad" ferrolana catorce directores. Entre otros, Victorino
Novo García, Manuel Comellas Coimbra, Ramón Villar Ponte, Xaime Quintanilla
Martínez y Fernando Pérez Barreiro. En el momento de la operación de venta, el
director era Rafael Barcón Orta, miembro de la familia propietaria. En la sede
de este periódico se reunían escritores, artistas, intelectuales y gente del
mundo de la política. Eran sus colaboradores, entre otros, Andrés Avelino
Comerma, Saralegui, Montero Aróstegui, Fort Roldán, Pondal, Curros Enríquez,
etc. Fue el de mayor tamaño y de los mejores confeccionados de Galicia. Llorca
escribe que se enviaba a la ciudad que lo vio nacer a las cuatro de la
madrugada en un auto que llegaba justo al tiempo en que los trabajadores,
lectores diarios de la publicación, entraban en la factoría naval. Llegaron a
tirarse 6.000 ejemplares en el año 1920, solo superados por el Faro de Vigo y La Voz de Galicia. El Correo
Gallego mantuvo siempre hasta la actualidad una redacción en Ferrol. El
intelectual, escritor, profesor y pintor Leyra Domínguez, que escribió
"Ensayo en torno al periodismo ferrolano, 1845-1987", ensayo que no
llegó a editarse aunque sí quedaron unos cuantos ejemplares en los talleres en
los que se iba a imprimir, relata
"Las polémicas sostenidas por El
Correo Gallego en los primeros años de su aparición se barajaban con las
campañas y banderías locales sostenidas por otros colegas como La Democracia y La Monarquía. El Correo representaba a la clase media,
La Democracia, a la clase obrera y La Monarquía, a las clases
conservadoras. Quiere ello decir que Ferrol alimentó finales del siglo XIX a
tres periódicos diarios. El hueco dejado por El Correo Gallego al marcharse a
Santiago no fue ocupado hasta el año 1969, treinta y un años después, en que se
puso en marcha el Ferrol Diario, en
el que yo nací a esta profesión, aunque,
como dije y escribí en diversas ocasiones, mi vocación me llevó a practicar
desde muy joven un periodismo amateur.
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