jueves, 27 de febrero de 2014

De un mal rayo a las emociones de una jornada

De izquierda a derecha, Xosé Manuel Pereiro, decano del Colexio Profesional de Xornalistas de Galicia, Miguel de
Santiago, diputado provincial, María Ares, presidenta del Club de Prensa de Ferrol y Germán Castro,
presidente de honor de la citada entidad, en la presentación de las publicaciones FerrolAnalisis.
En esto que, sin previo aviso -las tormentas suelen llevar un orden ascendente de la lejanía a la proximidad y te da tiempo a adoptar precauciones- se produce un gran estruendo, saltan los diferenciales y oigo un latigazo en el equipo. A partir del incidente meteorológico llamadas al 1004 y así hasta hoy que me ha sido repuesto el "router". Por cierto, en la zona que vivo y aledaños, todo el mundo con el mismo problema. La chispa eléctrica pilló desprevenido a todo quisque. El mensajero que me trajo la pieza dijo que llevaba otros siete u ocho para convecinos míos. Mal de muchos...Es verdad que queda el recurso del teléfono móvil, pero yo no estoy acostumbrado, ni quiero acostumbrarme, primero porque mi condición de jubilado me permite las pertinentes estancias en el ordenador y desde ahí salgo al exterior, y segundo porque tampoco quiero llevar más allá mi dependencia de internet, las redes sociales, el blog, el correo, etc. Y además, tengo los dedos muy grandes y torpes para los teclados digitales y al final de un tuit corro el riesgo de que me salga un exabrupto en lugar de un mensaje cordial, que es de lo que se trata. En mi eventual ausencia de las redes sociales- forzado silencio que solo rompí para dejar escrito en twitter, a través del celular, que "las tormentas me traen atormentado"- se ha producido la presentación de la revista FerrolAnalisis y el "Cuaderno" que siempre le acompaña, en esta ocasión con la "Historia Gráfica del Club de Prensa de Ferrol, 1987-2012", con motivo del 25 aniversario. Como he tenido algo que ver con la fundación del Club, también con la elaboración del "Cuaderno" y, además, soy presidente de honor del club de los periodistas ferrolanos, he sido llamado a ocupar la tribuna en el centro sociocultural de la Fundación Novacaixagalicia. Aunque allí no lo dije -se me iba a notar el cabreo- me falló, por razones no atribuibles al dispositivo de la entidad financiera que nos acogía sino por la impericia del que suscribe, una película que yo mismo había montado, alternando la imagen fija con la de movimiento, en la que se hacía balance de las actividades del Club de Prensa a lo largo de este cuarto de siglo. Mi pretensión era introducir brevemente el "pase" y, recurriendo al tópico de que una imagen vale mil palabras, darle al botón y el trabajo estaba hecho. Pero ante el fracaso de mi iniciativa -lecciones para moverse en el mundo de la informática- improvisé la palabra y lo que me salió fue un gemido nostálgico, un sollozo emocional, un "revival" con nudo en la garganta. Pensar que el Club de Prensa de Ferrol ha logrado sobrevivir veinticinco años, ahora ya camino de los veintisiete, que FerrolAnalisis alcanza el nº 28, el Cuaderno el 27, el Galicia en Foco la 22 edición, el Curso Gurméndez de Pensamiento Contemporáneo, dieciséis años en el candelero...y otras muchas vivencias en primera persona, pero la mayoría compartidas, el recuerdo me abrumó.

domingo, 23 de febrero de 2014

Ucha Piñeiro, impulsor en España de un innovador sistema de fabricación de bloques triangulares

Un anuncio de los años veinte insertado por
la compañía de la que era fundador y gerente,
entre otros, el arquitecto ferrolano
Como los ferrolanos saben, pero tal vez mis amables lectores de otros puntos de la geografía e incluso de allende las fronteras desconozcan, Rodolfo Ucha Piñeiro (1882-1981), vigués afincado en Ferrol,  fue un arquitecto que dejó una singular obra modernista, la mayor parte materializada en el centro urbano de esta ciudad. Pero de lo que me voy a ocupar hoy es de una actividad, al menos para mi, absolutamente desconocida de este brillante técnico y es que fue impulsor en España de un innovador sistema de fabricación de bloques triangulares. Reza el refranero popular que el que guarda siempre tiene (papeles, documentos que, muchos de los cuales, con el paso del tiempo cobran el valor de lo histórico) y yo añadiría, además, que el que busca siempre encuentra y, ahora, con las bibliotecas digitales las oportunidades, para los curiosos como el que suscribe, se multiplican. En una publicación antigua que, casualmente,, llevaba la cabecera de La construcción moderna, a la que estaba suscrito Ucha Piñeiro, hallo una referencia a la fabricación de bloques triangulares y bloques tabiques y a la máquina Trianco inventada para fabricar este tipo de material. "Con cuatro aprendices haciendo la mezcla y atendiendo a la máquina se puede llegar a hacer más de 500 bloques-tabiques por jornada, pero siendo buenos trabajadores -enfatiza el articulista X.X.- se excede siempre de 700 bloques diarios". Y es aquí en donde añade "Para la aplicación en España del sistema triangular se ha constituido en El Ferrol la Sociedad "Construcción Triangular Española, Sociedad Limitada, de la que son gerentes D. Rodolfo Ucha y D. Guillermo Martín, y presidente y secretario del Consejo de Administración, D. Matías Antón y D. Guillermo Martín, respectivamente". Agrela La construcción moderna que esta compañía "que recientemente ha emprendido una gestión de ocho días en Sevilla, acaba de contratar el pabellón de maquinaria de la Exposición y está para cerrar un contrato de 120.000 metros cuadrados de pared con la Sociedad Urbanización y Construcciones S.A." Y agrega un matiz periodístico "la prensa de Sevilla ha prestado su atención a este importante nuevo sistema de construcción". La nota va fechada en el 30-09-1927 y obviamente cuando habla de la exposición de Sevilla debe estar refiriéndose a la Exposición Iberoamericana de 1929.

viernes, 21 de febrero de 2014

El Santo Hospital de Caridad ya tiene su libro



Del viejo Hospital de caridad a las modernas instalaciones levantadas en el polígono de Caranza, en vista aérea
El Santo Hospital de Caridad ya tiene su libro. Es una obra (375 páginas) de la autoría de Alberto Lens Tuero, Hermano Mayor de la institución desde el año 2009, marino en situación de reserva, autor de "Mitología del mar" (Colección Navantia 2008) y colaborador habitual de la Revista General de Marina. Diligentemente he ido a adquirir el volumen, entre otras razones, porque el Hospital de Caridad está estrechamente relacionado con la historia solidaria pero también de las emociones y los sentimientos de la sociedad ferrolana, ya que ha combinado el papel de centro benéfico con la prestación de servicios asistenciales a la ciudadanía. Allí nació mi primera hija, por ejemplo. Es una trabajo minucioso, de gran rigor como lo suscribe el prologuista, erudito historiador y divulgador del patrimonio militar, Juan Antonio Rodríguez-Villasante Prieto, que sitúa el establecimiento en plena Ilustración dieciochesca, argumentando su evolución. Hoy, el Santo Hospital de Caridad ha dado lugar al Hospital Juan Cardona de Caranza, concertado con el Sergas, adaptado a los nuevos tiempos, pero manteniendo el tradicional criterio de gobierno representado en el Cabildo de la entidad y su Hermano Mayor, en funciones de responsable primero. En cuanto a contenido, discurre desde la beneficencia del siglo XVIII pasando por el Hospital de peregrinos, el de Canido y el actual de Caranza. El viejo inmueble ha sido recuperado por la ciudadanía y es hoy el Centro Cultural Torrente Ballester. Además de haber sido usuario de su atención y facultativos, como queda dicho, a lo largo de mi modesta trayectoria he vuelto en innumerables ocasiones al "hospital de Canido" con ocasión de las diversas actividades que el Club de Prensa ha desarrollado en el centro. El Hospital de Caridad pertenece a nuestro patrimonio, forma parte de la historia de Ferrol. Hizo bien Lens Tuero -lo felicitamos- poner en orden los legajos y materiales de archivo para brindárnoslos en forma de libro "Historia del Santo Hospital de Caridad de Ferrol", bajo el mecenazgo de la Diputación Provincial de A Coruña.

miércoles, 19 de febrero de 2014

Guitiriz con Díaz Castro


De esquerda a dereita, Alcalde Guitiriz, Xosé Mª Teixido,
presidente da RAG, Xesús Alonso Montero e conselleiro
de Educación, Cultura e Ordenación Universitaria,
 Jesús Vázquez, nos actos do centenario do
poeta Díaz Castro celebrados onte
en Guitiriz
Guitiriz convérteuse onte nun punto de referencia, nun lugar de encontro. Estamos  no centenario do gran poeta Xosé María Díaz Castro, que un 19 de febreiro de 1914 nacía nos Vilares de Parga. E os guitiricenses, como non podía ser doutra maneira, non quixeron que pasase desapercibida a efeméride. Agora, co vate do Vilariño elevado ó cumio das Letras Galegas, a "litúrxia" do aniversario adquire, sen dúbida, un sentido de celebración máis excelso, máis de culto e máis de acción de grazas. Onte, en Guitiriz foi un día de festa grande na que participaron desde os máis novos ata os maiores, homes e mulleres, paisanos, amigos e familiares, cultivadores do intelecto, artesáns do verbo florido. Alí, en Guitiriz, onde o silencio, bálsamo para a mente e o espírito, é roto únicamente polo rumoreo das mansas augas que regan, sen axotar as troitas nin as alas dormidas, a campiña chairega, augas que antano moveron os mil muíños, ríos que pasan pola miña alma cheos de Deus. Alí, en Guitiriz, onde a plasticidade natural, o cromatismo da paisaxe é unha regalía para os cinco sentidos, onde a maxia do bucólico debuxa fértiles paraxes cuxa beleza cantou con tanto lirismo e amor o homenaxeado poeta. Alí, en Guitiriz onde unha herba pequerrechiña alcanza a categoría universal, onde a primavera agroma con tons especiais, as estrelas son de ouro e as noites semellan días, e o sol segue o seu rego deica o mesmo cadullo. Alí, en Guitiriz, onde o poeta estableceu o seu miradoiro con nimbos de lus e lúa chea, onde escribeu: quero morrer de música nunha tarde de pinos/ sen sentir o martelo dun recordo no sangue/ e caer amodiño na sombra como a lúa/ enterra as súas cornas tras de Arxán... vintecatro anos despois do seu pasamento e un século máis tarde en que ¡outro home veu ó mundo!  xuntabamonos para cantar e recoñecer a grandeza da humildade dun veciño dos Vilares de Parga que pensou que os seus poemas non eran poemas nin cimentos de poemas siquera. Son fragmentos de min mesmo perdidos, coma ventos fuxidos por antigos camiños esquencidos...












lunes, 17 de febrero de 2014

Ricardo Carballo Calero (02-10-1927): "Decir "racinguista" es jugar al balompié con el castellano"

Ricardo Carballo Calero recibe el premio de "Ferrolano
del año" ( 1977) instituido por los periodistas locales.
En la foto, muestra la placa Maite López, compañera
de Radio Popular (COPE)
Hoy, que, al ser lunes, los deportes suelen ocupar tradicionalmente singular espacio en los periódicos, se me ocurrió rescatar de mi "cajón de sastre" un artículo que firmaba el ilustre polígrafo ferrolano Ricardo Carballo Calero en El Correo Gallego, el 2 de octubre de 1927 (tenía entonces 17 años y cursaba primero de Derecho), rechazando el uso de la palabra "racinguista". De hecho, el corrector automático me la acaba de subrayar como desconocida y aun hoy el propio diccionario de la Real Academia Española no la reconoce. Decía Carballo Calero "A los partidarios o jugadores de un equipo "Racing", sea de Madrid, de Ferrol o de Pekín, se le llama generalmente "racinguista" y este neologismo, para los que conozcan el castellano, es realmente insufrible". Argumentaba que para indicar cosa perteneciente a otra, referente a ella, o dependiente de la misma, la lengua castellana emplea el procedimiento de añadir  a la palabra que expresa esta última un sufijo, frecuentemente "ista". Y cuando la palabra en cuestión termina en una vocal que formaría con la inicial del sufijo un hiato en pugna con la esencia de la lengua castellana, se suprime aquella vocal. Así de "Celta", "celtista" o de "Deportivo", "deportivista". "Pues según esto -escribe-de "Racing" debe decirse "racingista" y no "racinguista", puesto que la palabra está comprendida en la anterior regla y no en la citada excepción". El jovencísimo articulista reproducía las objeciones que supuestamente haría un lector y decía: el pueblo pronuncia "Racin" y no "Racing" con una "n" seguida de una "g" final de sílaba porque repugna a la lengua castellana, entonces debe decirse "racinista" y no "racinguista".  Más adelante en su alegato ironiza críticamente. "El ilustre cronista X.Y. escribe "racinguista". Enhorabuena; el señor X.Y. es una autoridad en materia técnica deportiva, pero su opinión no pesa nada en una cuestión como esta, puramente gramatical. Para fallar en esta cuestión es preciso conocer el castellano, no el "fútbol". Por último a otra supuesta objeción en el sentido de que "Racing" es una palabra inglesa y al inglés se debe atender para formar sus derivados, Carballo Calero replica "es una proposición errónea. Desde el momento en que la palabra "Racing" se usa en castellano, se debe elaborar, transformar y utilizar -y esto nadie que sepa gramática ha de negarlo-según los procedimientos lexicográficos de la lengua de Pereda". Abunda que, además, en inglés tampoco se llama "racinguista". Termina el columnista sentenciando "decir "racinguista" es jugar al balompié con el castellano".

NOTA.-Hecha la consulta a Fundéu (EFE: Fundación del Español Urgente) esta noche pasada, tenía por la mañana esta respuesta
"De hecho, ambas formaciones son válidas, ahora y hace un siglo. La mayoritaria y preferible es la que preserva el sonido: racinguista".
No obstante, la respuesta es bastante lacónica. Se supone que la otra formación válida es "racingista", pero no la concreta ni tampoco razona su posicionamiento. Además, no se entiende que siendo válida, el diccionario de la RAE no la registre, aunque puede ocurrir. Esto es motivo de controversias.

sábado, 15 de febrero de 2014

Ferrol Diario, escuela de periodistas: Rafael Permuy

Arriba, encima de la foto actual, se puede ver a un jovencito
Rafael Permuy, block en ristre, tomando declaraciones de un
interlocutor vecinal. A la izquierda, parte superior, en recuadro,
la firma del reportero.
Rafael Permuy es un ferrolano, vinculado al periodismo militar, director de publicaciones de la editorial Galland Books, diplomado especialista militar en comunicación social, fue adjunto a la dirección de la Revista Española de Historia Militar, es comandante de artillería en la reserva, escribió más de 20 libros, es, con el que suscribe, columnista de Mundiario.com...y para qué seguir. Brillantísimo curriculum, para aburrir, de seguir desmenuzándolo. Pero me voy a detener en sus orígenes, porque el amigo y colega es producto de la escuela de Ferrol Diario, como también los somos otros, aunque con una trayectoria más modesta. Se ha hablado muchas veces, con polémica servida en su tiempo, de la escuela de pintores ferrolanos, de la escuela de actores ferrolanos, etc., a la que, sin duda, hay que añadir la escuela de periodistas ferrolanos, que nos desbravamos en aquel entrañable y añorado Ferrol Diario de los Jovalo (José Varela Losada), Mario Couceiro, Vicentón, Arturo Lezcano, Bieito Rubido, José Manuel Orriols, Manuel Torrente, Manuel Beceiro, Andrés París, Carlos Agulló, Cristobo Ramírez, Xoán Barro, Chisco, Coque Bruquetas, Antonio Martínez Barcón (Ambar), etc. Como hoy se puede hacer teniendo como referencia el Diario de Ferrol. A Rafael Permuy hay que ubicarlo en los primeros años de la década de los setenta, despachando páginas y páginas del FD, luciendo, ya de jovencito, raza, llamada vocacional y recursos y habilidades para hacer frente a cualquiera de los géneros. Lo que se dice un "todoterreno". El reportaje era uno de los géneros apetecidos, muy gratificante. Una doble página, bien ilustrada gráficamente, con foto y firma en recuadro del periodista "oficiante", era un trabajo que lucía, estimulaba el coraje profesional, alimentaba la autoestima. Aunque, en un periódico pequeño y en aquellas circunstancias acababa uno haciendo de todo, afortunadamente, porque fue un provechoso rodaje que sentó los cimientos para muchos profesionales que luego cobraron prestigio y nombre. Yo, compaginando entonces estudios y periodismo amateur, seguía a Rafael Permuy, lo leía con fruición, tomaba nota de aquellos magníficos despliegues y, cómo no, anhelaba seguir su estela productiva. Curiosamente, se puede decir que en el año 1974 le tomé el relevo. También yo viviría a partir de entonces la emoción de un periodismo de calle, entregado, sin condiciones, ni horarios, ni cortapisas. Nos faltaba, eso sí, la libertad, deshacernos de la dictadura. Objetivo que también se lograría. Rafael Permuy, un periodista como la copa de un pino, un amigo de siempre.

jueves, 13 de febrero de 2014

"Gente bien", "artesano", "pichonero" y "sportman", estratos sociales ferrolanos de matiz decimonónico

Un baile de carnaval de gente bien, de principios del
siglo pasado.
Ferrolano: ¿tú qué eres, "gente bien", "artesano", "pichonero" o "sportman"? Pues estas eran las clases sociales del siglo XIX. El primer estrato se entiende por si solo. Hablamos de la clase alta. El "artesano" es la antítesis, o sea, el estrato más humilde, el "pichonero" era una especie de integrante de una quinta columna social, admitida de mala gana por los dos "estratos históricos". Pero, ojo, porque hubo "pichoneros" que alcanzaron gran relieve en la época. Contaba el poeta, escritor, más tarde Cronista oficial de la Ciudad, Mario Couceiro, en un trabajo publicado en Ferrol Diario en el año 1974 sobre "Los carnavales de nuestro abuelos", que algunos "pichoneros habían conseguido aparecer en la prensa local con motivo de alguna boda o tuvieron el honor de que los gacetilleros de entonces registrasen sus nombres a causa de un veraneo, con chacha y niñera". Una especie de subclase era la de los "sportmans", que pertenecía al género masculino. No jugaba al fútbol ni intentaba batir ningún récord deportivo. Entre sus actividades estaba la de no realizar trabajos manuales o intelectuales que requirieran un gran esfuerzo. Mario Couceiro señalaba que había conocido a uno de estos "sportman". Relata que usaba pantalones franela color guinda, jersey de pico con dibujos egipcios ("influencia del reciente descubrimiento de la tumba de Tutankamon") y un bello junquillo de procedencia ultramarina. Hablaba poco y en voz muy bajita, pero a cambio sonreía mucho. "Su máquina de pensar se hallaba como detenida milagrosamente lo que le añadía a la expresión de sus ojos un velo poético". Dice Couceiro que un día una tía suya se detuvo con ese "sportman" a comentar algunas cosas sobre la benignidad  del tiempo y al terminar la conversación, Mario le dijo a su tía "¿ese señor es tonto?" y la tía se indignó mucho. "Ese señor es un "sportman", no lo olvides" le replicó el familiar. Yendo al grano, los carnavales, al parecer cada estrato celebraba a Momo, pero ningún "bien" se permitía la bajeza de mezclar su alegría particular con un "artesano". El martes de antroido, la calle Real se convertía en un maremagnum de mascaritas que se interpelaban y acaso se insultaban con voz aflautada y se arrojaban peladillos. Ironizaba Mario Couceiro, refiriéndose a los carnavales de sus antepasados, que "el martes, los ferrolanos que no habían leído a Freud ni conocían a Adler, usaban la jornada para descargar un año de autorrepresión".