sábado, 31 de marzo de 2012

Recordatorio

Hace unos días vi y leí en este periódico un bloque informativo sobre la visita de las primeras autoridades al embalse de As Forcadas en Valdoviño. Se trataba de conmemorar el inicio de las obras de la mencionada presa, acto que incluyó un agasajo a los operarios que intervinieron en aquellos trabajos. Como mandan los cánones de la política, no faltó la foto que perpetuará la efeméride. Lo que eché en falta fue la mención a una personalidad, fallecida hizo tres años el día 4 de este mes que termina. Era alcalde a la sazón y bajo su mandato se abordó precisamente dicho proyecto. Me refiero a José María López Ramón del que guardo un magnífico recuerdo como militar ilustrado, como hombre que, a pesar de su pasado vinculado al franquismo, supo renovar su pensamiento y evolucionar de manera natural al ritmo de los nuevos aires democráticos. Yo lo admiraba también por su talla humana. Este hombre estuvo a lo largo de buena parte de su vida muy ligado a los medios de comunicación, a la radio, pero también a la prensa escrita, habiendo sido delegado de El Correo Gallego en nuestra ciudad. En los últimos años de su vida fue asimismo un brillante columnista del Diario de Ferrol y su experiencia mediática fue condensada en el libro Memorias periodísticas del Ferrol de los cincuenta (Edicións Embora/2002), que publicó unos años antes de fallecer. Sólo quería recordar a este compostelano de nacimiento y ferrolano de adopción que impulsó el embalse de As Forcadas.
Pie de foto.-En la instantánea, el equipo de Radio Ferrol REM-15 (Red de Emisoras del Movimiento) en la que aparece José María López Ramón. Es el cuarto por la izquierda de la fila de atrás.

viernes, 30 de marzo de 2012

Hitos


Hace más de treinta años que los periodistas locales recuperamos la figura de Ricardo Carvalho Calero, del que estos días de atrás se conmemoró el vigésimo segundo aniversario de su fallecimiento. Era un momento en el que la memoria colectiva, arrastrando tal vez la inercia de los vetos de la dictadura franquista que lo había represaliado, tenía relegado al ilustre polígrafo, estudioso del reintegracionismo. Los informadores, reunidos en una cena anual coincidiendo con las fiestas navideñas, le otorgamos el nombramiento de Ferrolano del Año, cuyo presente le fue entregado en el curso de un acto celebrado en el Parador de Turismo. Añadiré que la marca de Ferrolano del Año, que actualmente patrimonializa el Concello es, precisamente, una iniciativa de los profesionales de la prensa y radio de la época, que concedieron la primera de las distinciones a Gonzalo Torrente Ballester, cuya producción literaria tampoco había saltado aún a la popularidad. Por aquellas fechas del siglo pasado, el periódico Ferrol Diario también llevó al profesor y galleguista a ser jurado de un premio periodístico que promovía el rotativo local con el patrocinio del entonces Banco de Bilbao. A riesgo de incurrir en cierta petulancia, tengo interés -al César lo que es del César- en volver sobre este hito histórico que obra en las hemerotecas, pero que se ignora habitualmente a la hora de elaborar biografías y tratados sobre la vida y obra de Ricardo Carvalho Calero.
Pie de foto.-Maite López, de la COPE, entrega el premio de Ferrolano del Año (1978) a Ricardo Carvalho Calero

jueves, 29 de marzo de 2012

Beldades

La imagen que en el siglo pasado se tenía de las mujeres ferrolanas -acabamos de celebrar las Pepitas-  siempre me ha llamado la atención e incluso llegué a indagar en periódicos de la época y publicaciones varias pensando en producir algún documento al respecto porque me parecía, cuando menos, digno de observación. No olvide el lector/a que estamos hablando de una cultura que hoy definiríamos como machista y que necesariamente hay que contextualizar en las pertinentes circunstancias históricas. Veamos algunas perlas. La mujer ferrolana es uno de los ejemplares femeninos más originales y seductores de la humanidad escribe José Luis Bugallal en el ABC de 11-10-1962. Desarrolla el autor la teoría de que a través del mar se había fomentado la mezcla de la belleza y el donaire de la Andalucía tartesia con la gallardía y la ternura de la Galicia ártabra. Si retrocedemos en el tiempo, año 1905, Manuel de Mendivil escribía en Alrededor del Mundo, bajo la etiqueta de "recuerdos personales": ..¿Ignoráis, acaso,  que Ferrol es en el mundo el pueblo donde más abundan las mujeres guapas?...Los ojos de las ferrolanas hicieron más estragos que los cañones de Nelson bombardeando Copenhague. ¿Qué tal?  Al margen de la figura hiperbólica que envuelve estas afirmaciones y a la espera de que alguien describa con el mismo tono encendido el perfil de los galanes ferrolanos, parece evidente que la leyenda de ellas no nace en vano.

miércoles, 28 de marzo de 2012

Segura

A Ricardo Segura Torrella lo conocí cuando yo trabajaba en el Ferrol Diario. El pintor solía visitarnos ya que tenía en la Redacción muy buenos amigos. Sin embargo, mi relación con él se estrechó en la etapa en la que yo, trabajando en La Voz, desarrollaba labores informativas en el Concello. Nos veíamos de vez en cuando, tomábamos café juntos y hablábamos de lo divino y lo humano. Curiosa y lamentablemente, perdí su proximidad a raíz de una crónica municipal por mi firmada en la que abordaba con cierto sesgo crítico el tema del museo municipal de cuyo patronato formaban parte, entre otros,  él y Mario Couceiro.  Ricardo no volvió a tomar café conmigo. Muchas veces  reflexiono sobre los límites que el periodista ha de imponerse para que la proximidad con las personas, fenómeno muy frecuente con políticos, artistas y dirigentes de todo tipo, no repercuta en la pretendida imparcialidad, regla de oro de nuestro trabajo y no despierte, por otro lado, ese sentimiento de traición en las personas. Lógicamente, como todo humano, también los periodistas nos equivocamos. Uno puede creer que hizo lo que debía, pero ante este tipo de reacciones le asalta la sospecha de una desafortunada actuación o de una farragosa exposición que haya podido herir susceptibilidades. La figura de Segura Torrella, traída a la memoria estos días en el aniversario de su muerte, me suscita, inevitablemente, un recuerdo espinoso.

martes, 27 de marzo de 2012

Un recado


En alguna ocasión lo califiqué como un gran activista cultural, aunque la definición, más o menos ajustada a su perfil, no retrata la verdadera dimensión del ciudadano al que me refiero. Nuestra particular historia tendrá que recoger y reconocer el hito de que un ferrolano forme parte, desde hace ya algunos años, del Consello da Cultura Galega. Apoyado por personalidades de la talla y prestigio de Ramón Castromil o Maximino Zumalave, alcanza un brillo especial en ese foro al descubrir la obra de Pepito Arriola como compositor, un hallazgo que los expertos no dudan en valorar como fenómeno de carácter internacional, ya que hasta ahora aquel niño prodigio había destacado únicamente en su faceta de gran concertista de piano. Este hombre, al que no he identificado aún, es un trabajador de la antigua Empresa Nacional Bazán, condición de la que suele presumir, y debe ser la única de la que hace gala, ya que lleva muy interiorizado el sentido de la humildad y la discreción. No es el momento de recordar minuciosamente su trayectoria y su compromiso con la cultura, canalizado en las últimas décadas a través del Club de Prensa de Ferrol. Si lo aludo es porque, como mucha gente sabe, su salud se quebró en los últimos tiempos y precisamente estos días se recupera, muy satisfactoriamente, por cierto, de una delicada intervención quirúrgica. Este es un recado de aliento y ánimo para el amigo y leal colaborador, Luis Mera.

lunes, 26 de marzo de 2012

Relevo


Relevar a Vicente Araguas (aunque sea eventualmente), casi nada. Esta columna tiene el listón muy alto. Con el paso del tiempo se ha convertido en un espacio emblemático: el talento creativo, el bagaje erudito, la cultura del hombre leído, la "vis" del crítico literario, la sensibilidad del poeta "e bótalle fio ao papaventos" de un perfil repetidas veces laureado, la última recientemente en Moaña... ¿Quién da más? "Regresar" a Diario de Ferrol y que las necesidades del momento impongan este reto hizo que súbitamente palideciese el airoso impulso que traía, tras un año y medio sabático, que siguió a mi jubilación laboral. Vicente Araguas fue una feliz adquisición. Habíamos dado en el clavo. Estábamos todos contentos, sobre todo después de que abrazó las nuevas tecnologías y abandonó la Olivetti, algo que alteraba el biorritmo del periodista que se veía obligado a "picar" los textos. Al final, logróse que el hombre abandonase las cavernas. Y así llevábamos un largo tramo recorrido. De todas maneras, Vicente Araguas seguirá con nosotros, aunque su presencia pueda perder cierta intensidad. De los males, el menor. Compensaré la cualificada ausencia con voluntad y la cultura del esfuerzo. Tenía interés en que esta salutación inicial quedase envuelta en la admiración y afecto que profeso al escritor y poeta. A tal señor, tal honor. Por lo demás, mañana es otro día. Nos vemos.
Nota.-Con esta aportación inicio hoy en Diario de Ferrol mi nueva etapa como columnista.

domingo, 25 de marzo de 2012

Retorno

Cuando mis compañeras y compañeros de Diario de Ferrol me agasajaron con un acto de despedida a raíz de mi jubilación laboral, ojo a este último matiz, (los periodistas nunca nos retiramos) les anuncié que estaría de vuelta como articulista en tres meses. Sucedía esto en septiembre de 2010. El plazo fue superado con creces. Estamos a un año y medio de aquel emotivo acontecimiento. Pero, al fin, he decidido romper el estado de gracia y a partir de mañana lunes mis "acotaciones" saldrán por los dos canales, el blog y el periódico, también en su versión digital. Renuevo, pues, ilusiones. Mi vocación fue desde muy joven la prensa escrita. Quería arreglar el mundo, sentar cátedra, luchar contra las injusticias, contribuir al progreso, decirle al alcalde de mi pueblo como tenía que gestionar lo público y al presidente del Gobierno marcarle la senda para recobrar la grandeza y la libertad de un país. Eran sueños de la adolescencia o de primera juventud. Luego me instalé en la realidad, abandoné la fantasía pero nunca la utopía, que se mantuvo y se mantiene. Resistir es vencer. Confieso que a mi regreso estoy como un niño con zapatos nuevos, o como aquel joven que cuando le regalan el primer reloj de pulsera (años de la postguerra) hace todos los esfuerzos por estirar el brazo, asiéndose a lo alto de una pared para provocar que la manga de la chaqueta se deslice y deje al descubierto su gran alhaja. Eso haré yo con mi columna, aunque sin tanto disimulo. Quiero que me vean y me lean, claro. Recuerdo a un compañero que cuando firmó su primer reportaje, ese día, al acudir a una cafetería vio el periódico en la barra y lo abrió por la página en la que él hacía sus primeros pinitos. Mientras tomaba la consumición se recreaba en su obra y al marcharse le indicó al camarero que, por favor, no cerrase el diario, que lo dejase abierto por aquella página en la que aparecían su nombre y apellidos. En fin, batallitas. Lunes, 26, de nuevo en casa, de nuevo en lo mío.